Salamanca es un lugar único en el mundo. Y no sólo en los Lunes de Aguas, celebración popular que precisamente tiene lugar este lunes 8 de abril, cumpliendo con la tradición. Es tan buen momento como cualquier otro para que todo el mundo conozca los tesoros incomparables que esconde la provincia al sur del viejo Reino de León.
Se trata de una provincia cuyo legado se extiende por siglos, que cautiva a sus visitantes con monumentos emblemáticos, que aún siguen albergando secretos que despiertan la curiosidad de propios y extraños. De este modo, el artículo puede ser tomado perfectamente como una guía estupenda para realizar una escapada inolvidable por Salamanca, tanto la capital como la provincia, que no es menos sorprendente.
Una caminata por el casco antiguo
Si algo caracteriza a Salamanca es su color dorado. Se trata de un tono que se consigue gracias a la piedra de Villamayor, una roca arcillosa de fácil corte y talla que ha dado forma a los monumentos más importantes de la ciudad.
Según avanzan las horas del día, el sol va transformando la luminosidad de las calles del centro. Calles que concentran lo esencial del arte, saber y cultura charra en un recorrido muy sencillo de hacer. Luego, en mano del visitante está alargar el tiempo de la visita lo que necesite para quedarse con todos los detalles que pueda.
Plaza Mayor
Para sumergirse en la auténtica vida de Salamanca, la Plaza Mayor es un punto de partida indispensable. Sólo con sentarse a ver la vida pasar, y nunca mejor dicho, porque hay una vida entera pasando en esa cuadrícula irregular. Por eso, sería suficiente para empaparse de su cultura.
Esta plaza porticada, considerada una de las más hermosas de España, late con vitalidad y es un punto de encuentro para todo tipo de actividades culturales y sociales. Como dato curioso para los leoneses, según miras al reloj de la plaza, en los soportales de la izquierda, por el medio más o menos, hay un medallón con un reconocido personaje histórico de León: Alfonso IX.
La Universidad de Salamanca
“Como decíamos ayer…”, parafraseando a Fray Luís de León, tras pasar cuatro años en la cárcel de Valladolid, podríamos añadir “y hoy” que la Universidad de Salamanca, fundada en 1218, es uno de los lugares más icónicos de la ciudad. Y tan icónica, ya que la famosa rana es todo un símbolo representativo de Salamanca.
Sin embargo, se puede desvelar que no es una rana sino un sapo, animal que hacía referencia a las personas que morían por motivos relacionados con la vida de perdición y sexuales, como fue el caso de Juan, el hijo de los reyes católicos. Y si esto sorprende al lector, la recomendación es que no se quedes sólo con localizar la ‘rana’, ya que tanto la fachada como el Patio de Escuelas esconden un sinfín de curiosidades, tan valiosas que descubrirlas te da caché de turista ilustrado.
La Catedral
La Catedral Vieja está dedicada a Santa María de la Sede, construida a lo largo de los siglos XII y XIII, es un ejemplo destacado de arquitectura románica. La Catedral Nueva, erigida entre 1512 y 1733, es la segunda catedral más grande de España, destacando por su imponente campanario.
El terremoto de Lisboa en 1755 también se notó en la Catedral y amenazó su torre; años después, en gratitud por su preservación, el Mariquelo, un personaje mítico, escala la torre hasta La Bola cada 31 de octubre. Pero si no se anda por Salamanca en esa fecha, siempre se puede contemplar su exterior, ya que en la fachada de la Puerta de Ramos se esculpieron un astronauta, en honor a Yuri Gagarin que dijo que en el espacio no había visto Dios; y un dragón comiendo helado, concretamente del Novelty, por la cola de gente que vio el cantero Miguel Romero en 1992.
Un paseo por la provincia
Salir de la ciudad ya vale la pena por poder atravesar hectáreas de dehesas compuestas por encinas, toros bravos y cerdos ibéricos. Y después de recorrer carreteras rodeadas de esos parajes se puede llegar a tres posibles destinos.
La Sierra de Béjar
Los amantes de la naturaleza encontrarán en la Sierra de Béjar un paraíso terrenal. Esta cordillera ofrece paisajes impresionantes durante todo el año. En invierno, se cubre de un manto blanco que atrae a los entusiastas de los deportes de invierno para practicar, por ejemplo, en La Covatilla, mientras que en verano, sus rutas de senderismo revelan cascadas escondidas, lagos serenos y bosques que invitan a la exploración. Algunas de estas zonas son El Catañar, Peña Negra en Llano Alto y Candelario.
La Peña de Francia
En el Parque Natural Las Batuecas se localiza la Peña de Francia, que se presenta como un destino enriquecedor que combina historia, espiritualidad, belleza natural y aventura en la provincia de Salamanca.
Cuenta con catorce senderos a pie y un santuario, un conjunto monumental de gran relevancia histórica. Comprende una iglesia gótica, un convento, una plaza, miradores y una hospedería, todos ellos construidos en el siglo XV bajo la supervisión de los frailes dominicos. Este santuario, declarado monumento artístico en 1956, alberga la iglesia donde se venera a la Virgen de la Peña de Francia, ubicada en el punto más alto de la montaña.
Las Arribes del Duero
Sus cañones, los más profundos y extensos de la Península Ibérica, marcan la frontera con Portugal y ofrecen una belleza agreste. Las cascadas, como el famoso Pozo de los Humos, son testimonios de la acción del río Duero a lo largo de los siglos. El relieve esculpido por los ríos también alberga una rica diversidad de fauna, con aves como el buitre común y águilas.
Un viaje por los sentidos
Para completar el mejor sabor de boca, la gastronomía de Salamanca es otro aspecto que merece ser explorado. La provincia es conocida por sus platos tradicionales, como el hornazo, el farinato y la chanfaina. Y los Lunes de Aguas tienen, de hecho, alguno de estos protagonistas. Pero para abrir, dejamos una recomendación: dejarse caer por ‘El Patio de la Abuela’ en Van Dyck y probar su jeta.
Ya sea explorando monumentos históricos, caminando por senderos naturales o saboreando la gastronomía local, Salamanca ofrece una experiencia digna de reyes. En el sur del Reino.