“A nadie le sorprende que a Alfonso Fernández Mañueco le parezca mejor lo que diga Vox que lo que diga Pedro Sánchez; lo que sorprende es que a Sánchez le parezca mejor lo que dice Alberto Núñez Feijóo sobre los derechos de las mujeres que lo que diga Irene Montero”, puso de relieve hoy la secretaria de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam, al tiempo que advirtió que “los derechos de las mujeres están en riesgo”, así como que “el debate sobre las penas de la nueva Ley de Libertad Sexual no es sobre las penas, sino que solo molesta a quien disfruta de los privilegios de que no exista”.
Así lo apuntó hoy en León durante la parada que hizo en la ciudad la ruta nacional ‘La Fuerza Que Transforma’, en la que estuvo acompañada por varias decenas de militantes, así como del secretario tercero de la Mesa del Congreso de los Diputados, Javier Sánchez, y el secretario general de Podemos en Castilla y León, Pablo Fernández, que quisieron arropar a los candidatos a las Alcaldías de León y Ponferrada, Nael Blanco y Lorena González.
Rodríguez Pam hizo un llamamiento a “hacer memoria feminista” porque “hay formaciones que están haciendo todo lo posible para poner trabas en los avances” en un momento en el que “la fuerza que transforma también es feminista” y en el que el Gobierno de coalición “tomó como mandato las reivindicaciones de las mujeres en las calles”, entre los que destacó la violencia de género o la justicia patriarcal.
“Necesitaban un Gobierno que crea en las mujeres y este Gobierno tiene que serlo”, afirmó la secretaria de Estado, quien recordó, “con el estómago revuelto”, lo que ocurrió con La Manada como “única manera de comprender lo que está ocurriendo”. “A la chavala de La Manada la llevaron cinco tíos a un portal, la penetraron diez veces en un lugar solitario sin salida, donde se quedó quieta y paralizada. Ante esto, el primer juez que evaluó dijo que era abuso y que se podía apreciar jolgorio”, relató Pam, para quien detrás de esa decisión judicial “no importaba lo que la víctima quisiera en ese momento, sino que hubiera podido demostrar con su violencia que no quisiera que se siguiera con esa agresión sexual”.
Sin embargo, el Supremo consideró que “difícilmente lo ocurrido era indicativo de una juerga pactada y la víctima no tiene que demostrar una actitud heroica”, por lo que elevó la pena a 15 años por agresión sexual y “abrió un debate gracias a que el movimiento feminista salió a la calle”. Un debate que “hizo sentar jurisprudencia sobre elementos relevantes” a pesar de que “haya enemigos entre quienes escriben los titulares y cuentan lo que está pasando con la Ley de Libertad Sexual”.
En este sentido, secretaria de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género puntualizó que “la Ley no solamente garantiza la protección frente a las agresiones, sino que garantiza la libertad sexual, específicamente la de las mujeres que es la que está permanentemente violentada”. De acuerdo con los datos que aportó, solo el ocho por ciento de las mujeres agredidas denuncian, de manera que “hay un 92 por ciento de agresores no han pisado nunca un juzgado”, mientras que “en un 85 por ciento de las agresiones sexuales no hay violencia porque simplemente te vas a dejar porque no eres capaz de hacer otra cosa”.
“Por eso nuestra ley reforma el código penal y habla de la educación sexual para educar desde niños que un cuerpo hay que tocarlo con consentimiento”, aunque “los jueces están haciendo una mala interpretación de la norma” que da a entender que “no denuncies si te violan, porque nadie te va a creer si no presentas un brazo roto”.
Así, detalló que la propuesta presentada por el Partido Socialista “obliga a que las mujeres demuestren primero la existencia de violencia que si diste tu consentimiento”, pero explicó que “no solo el PSOE recibe presiones para volver a la anterior norma”, sino que “las mujeres feministas también las reciben”, aunque “se manifiestan de manera diferente” con “insultos sobre la vida privada o aspecto físico” para hacerlas recordar que “sigue existiendo la necesidad de defender la libertad sexual entre los jueces, medios de comunicación, partidos políticos y un Partido Socialista que parece que no tiene claro cuál fue la fuerza progresista que le llevó hasta aquí”.