Pueblos iguales sin privilegios

Rosetón de la Catedral de León con un pendón y una bandera de León.

Estamos en la recta final de estas elecciones generales. Necesitamos claridad de ideas. También perspectiva histórica y fidelidad constitucional en un momento clave para España y para la representación de la Región Leonesa en el próximo parlamento. Es un buen momento para la reflexión; en ella, nos puede ayudar bastante el testimonio de Claudio Sánchez Albornoz, historiador y político.

A la intervención de don Claudio en las Cortes Constituyentes, el 30 de mayo de 1933, se debe que “las provincias de Valladolid y Palencia figuren en la región de Castilla la Vieja y no en la de León”. Su argumentación es meridiana:

“Palencia y Valladolid han sido siempre Castilla a través de la Historia. (…) No he sabido nunca por qué razón en las Geografías modernas se ha hecho ese trueque de estas provincias y se han incluido en el reino de León, porque, a través de la Historia, las dos han pertenecido a Castilla. No encuentro tampoco razón para que hoy no deshagamos ese error geográfico, que perdura en los manuales, pero que alguna vez habrá de desaparecer.”

El criterio de Sánchez Albornoz contó con 90 votos favorables y 19 en contra, con lo cual, quedó configurada la región de “León (provincias de León. Salamanca y Zamora)”, que poco después elegiría como representante en el Tribunal de Garantías Constitucionales al jurista ponferradino Francisco Alcón Robles, y al zamorano Vicente Tomé Prieto como suplente.

Ya en el exilio, Don Claudio publicó en 1956 una de sus obras más alabadas: España, un enigma histórico, en la que afirma con rotundidad:

“No hay varias Españas en la altiva roca situada en el extremo sur occidental de Europa. Hay un problema de España que es preciso resolver de una vez, conforme a la situación histórica de hoy, que es imposible forzar y que implica además una pluralidad y por ende una riqueza de proyecciones espirituales, y no solo en las regiones con habla peculiar, sino en todas; que todas tienen una vivaz tradición cultural y humana. Hay un problema de España que habrá de resolverse ―el hoy es siempre un parpadeo entre la historia y el futuro; sólo aquélla y éste me interesan al meditar aquí sobre mi patria lejana― mediante una articulación perdurable y para todos los españoles placentera. Hay un problema de España que habrá de resolverse, no entre diversas nacionalidades que nunca han existido, sino entre las numerosas comunidades históricas ―Galicia, Asturias, León, Castilla, Euzkadi, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, Murcia, etc.― que integran España desde el cabo de Creus al de Finisterre, desde Irún a Gibraltar y desde Lisboa a Valencia. Sólo si se logra hallar la fórmula precisa de esa articulación, sin que surjan pueblos privilegiados, iguales en los derechos y desiguales frente a las cargas, podrá Hispania recobrar su camino en la historia.”

Reconoce que hay un problema de España que exige una solución definitiva, que permita a la totalidad de las comunidades históricas que la integran articularse mediante una fórmula sin que surjan pueblos privilegiados, sino iguales en derechos, entre ellos el Pueblo Leonés y la Región Leonesa. Ese reto estuvo presente en la Transición y sigue de actualidad a día de hoy, de modo sangrante en la Región Leonesa, la única a la que se ha impedido el acceso a la autonomía en igualdad con el resto de regiones y pueblos españoles. Tal anomalía requiere una solución, que precisa la denuncia permanente en todas las instituciones, en especial, en las representativas, Congreso y Senado, invocando la igualdad y la justicia como valores superiores del ordenamiento jurídico, de modo que desencadene por fin una reacción de solidaridad. 

Ni el Pueblo Leonés ni la triprovincial Región Leonesa, ni España misma, pueden admitir semejante discriminación. Leoneses, hagamos oír nuestra voz el 23 de julio.

Miguel Ángel Diego Núñez es autor del libro Regionalismo y regionalistas leoneses del siglo XX (una antología).

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