ð Viene de la vigésima parte
El Camino en familia nos aporta algo que no tiene precio en estos días de prisas y rutinas laborales ajustadas: poder compartir un tiempo único con nuestros hijos, una escapada, unas vacaciones diferentes y emocionantes. Además, el contacto constante con la naturaleza también enriquecerá su visión del mundo. Y aprenderán valores tan inherentes al Camino como la solidaridad, la generosidad, la cultura del esfuerzo o la constancia.
Al igual que en el caso de los adultos, también es aconsejable que los niños se preparen y aprendan a conocer mejor los desafíos que se van a encontrar durante el Camino. Para ello es aconsejable compartir rutas de senderismo con ellos en los 2 ó 3 meses anteriores, progresivamente más largas para ir cogiendo forma y con trazados parecidos a los que nos encontraremos. También es una manera de que nosotros comprobemos su capacidad de resistencia y adaptación esfuerzo.
Otro punto importantísimo es el calzado, al utilizarlo en esta preparación previa el niño se irá adaptando a él y evitaremos las siempre temidas ampollas y rozaduras. Y también es valioso que empiecen a transportar su propia mochila desde el principio, evidentemente no tan cargada como la nuestra. Pero el hecho de que aprendan a transportar y cuidar de sus cosas puede ser muy educativo.
¿Qué edad mínima es recomendable para los niños que hacen el Camino?
Si bien siempre decimos que el Camino es una experiencia en la que cabe todo el mundo, en el caso de los niños es recomendable que tengan al menos 3 años de edad, más que nada para que también los padres puedan disfrutar de una forma más plena. Otra recomendación importante para niños menores de 6 años es contar con un carrito infantil de montaña. Puede ser muy útil cuando el niño esté más cansado, algo por otro lado muy normal a su edad, o cuando el terreno sea más complicado.
Caminos de Santiago más recomendables para los niños
Posiblemente sea el Camino Francés el que mejor se adapte a las exigencias que pueden surgir al viajar con niños. Primero y fundamentalmente porque al ser el más transitado es el que cuenta con más servicios y alojamientos. El abanico de posibilidades para descansar o abastecerse de bebidas y alimentos que ofrece esta ruta, especialmente en los últimos 100 kilómetros, es mucho más amplio en comparación a otras rutas. Pero también esta es sería opción muy recomendable debido a que sus perfiles de etapa, excluyendo algunos inevitables puertos de montaña, suelen ser más suaves. Además, al ser compartido por tanta gente no es difícil que los chicos puedan encontrar otras familias con niños de su edad y hacer amigos, algo que hará su viaje más divertido si cabe.
Otras alternativas para caminar acompañados de los más pequeños podrían ser el Camino Portugués, con una orografía bastante accesible para ellos; o el del Norte, con unas temperaturas más suaves en verano y con las tentadoras playas del mar Cantábrico siempre a mano.
Extensión de las etapas
En general, las etapas han de ser más cortas y no deberían de sobrepasar los 15 ó 20 kilómetros de distancia. También es importante tener en cuenta el calor, por lo que lo ideal sería comenzar temprano y tratar de hacer más paradas para descansar, tomar algún alimento reconstituyente e hidratarse con fruta o líquidos.
Mejor época para hacer el Camino con niños
En este caso nos encontramos con un condicionante mayor que es el hecho de las vacaciones escolares. Y aunque la mejor época sería durante la primavera o el otoño por las temperaturas más suaves, es en el verano cuando resulta más fácil compaginar fechas. También Semana Santa puede ser un estupendo momento para cargarse la mochila a la espalda y vivir la experiencia. En cualquier caso, siempre hay que tener en cuenta la meteorología, porque evidentemente el exceso de lluvia puede complicar mucho la aventura.
ð Sigue en la vigésimosegunda parte