‘Negro sobre Negro’, la función que pone el foco en el carbón y el luto por las últimas muertes en la minería

La intrahistoria de la obra de teatro Negro sobre Negro podría contarse en tres actos. El primero se ambientaría en una infancia y adolescencia marcadas por el peculiar ecosistema de una cuenca minera; el segundo constaría del volcado al plano artístico ya en la madurez de aquellos recuerdos; y el tercero, a modo de epílogo, trataría de cómo un accidente lleva al presente lo que parecía pasado. La función, otra más del puñado de representaciones que en los últimos años han usado la mina como filón teatral en la provincia de León, servirá este sábado 12 de julio en el Auditorio Municipal de Guardo (Palencia) para cerrar una gala por el cincuentenario del Monumento al Minero y Hogar del Pensionista de la localidad a partir de las 20.00 horas.

La artífice de Negro sobre Negro es Lourdes Ferreras, nacida y criada en Cistierna y con familiares vinculados laboralmente a Hulleras de Sabero, cuyo cierre en 1991 precipitó la reconversión en esta cuenca minera de la Montaña Oriental Leonesa. Crecer en ese ambiente “marca”, señala la autora, que vivió en Cistierna hasta los 16 años para luego completar los estudios preuniversitarios en León capital y cursar Pedagogía en Salamanca. “Las cuencas mineras tienen connotaciones que no tienen otras zonas”, añade para citar factores como la llegada de gentes de distintas procedencias o el papel preponderante de empresas cuyo radio de acción se extendía de los tajos a la vivienda, el colegio o el economato. “Allí”, sentencia, “te casabas con la mina”.

Orientadora educativa de profesión, Lourdes Ferreras encontró hace quince años en el teatro amateur una forma de evasión que acabó canalizando a través del colectivo La CoLeTe Teatro. La compañía estrenó su repertorio con la comedia La noche de San Juan. Fue a continuación cuando Ferreras propuso volcar su bagaje minero en una obra alusiva. La idea, que llevaba mucho tiempo rondando en su cabeza, comenzó a tomar forma durante la pandemia del coronavirus. Y lo hizo a modo de monólogo, en el que la propia autora interpreta a varios personajes con la adaptación teatral a cargo de Ángeles Rodríguez, que también asume la dirección junto a Martín Castaño.

La tecnología ha avanzado muchísimo. Pero los mineros siguen muriendo en 2025 como lo hacían en el siglo XIX

La obra, que se ha representado ya en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Sabero, el Teatro El Albéitar de León capital, la Feria Carbontur en Toreno y Azadinos (Sariegos), se pone este sábado en escena por segunda vez en Guardo, ahora con una dimensión añadida tras el accidente que a finales del pasado mes de marzo se cobró la vida de cuatro mineros lacianiegos y uno berciano en una explotación de Cerredo (Asturias). La circunstancia no sólo obliga a modificar el guion, ahora actualizado para incluir estas como las últimas muertes laborales en el sector. Cambia también el espíritu con el que la autora y protagonista afronta la función. “Fue un mazazo increíble. Parece que esto no se acaba nunca. La tecnología ha avanzado muchísimo. Pero los mineros siguen muriendo en 2025 como lo hacían en el siglo XIX”, enfatiza. Negro sobre Negro añade otro luto al del carbón.

Retirada ya de su profesión, Ferreras encontró tiempo para desarrollar su “idea” de “hacer un homenaje al mundo minero”. Se lo tomó como “un deber” y halló “el empuje y la ilusión” necesarios para llevarlo a cabo. Lo primero fue determinar la perspectiva. “Yo empecé a escribir desde el punto de vista de una hija. Quería hacer un homenaje a mi familia y, por extensión, a todo ese mundo”, relata. Hubo un momento en el que se hizo un listado de las cuestiones “imprescindibles” que debía abordar para retratar aquella atmósfera. Fue anotando ítems como la dureza del trabajo, la presencia de la muerte, el papel de las mujeres (“no entraban a la mina, pero sí eran la columna vertebral de la familia y la sociedad”, precisa) o la relación entre los propios mineros. Y ahí afloran más particularidades: “Podía ocurrir que hubiera mineros que no se hablaran por la calle. Pero, en caso de accidente, uno iba a buscar al otro. Ahí iban todos a una”.

Su listado parece resultar adecuado. “No te has dejado nada en el tintero”, le confirmó tras la función en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Sabero el director del complejo, Roberto Fernández, a Ferreras, que interpreta el monólogo convertida por momentos en una reportera, en mujeres de tres edades diferentes (a través de un filandón) y en un minero. La reacción más característica del público es la emoción, incluso en aquellos sin vínculos con la minería del carbón, tal y como le han confesado a la autora, a la que también le han sugerido llevar la obra por institutos ahora que ya hay una nueva generación de chavales que se crían en las cuencas al margen del sector que lo invadía todo. “Y la minería”, recalca, “forma parte del ADN de nuestra historia”.

“No sólo era un trabajo; era una forma de vida”, abunda Lourdes Ferreras al avalar el potencial narrativo de un sector que es el protagonista de al menos casi una decena de obras teatro en León, donde a finales de 2023 también se rodó la película Camino Negro, ambientada en las revueltas mineras en pleno franquismo en Laciana y El Bierzo, y donde se estrenó este 2025 el documental Cicatrices negras, en torno al duelo en esas mismas cuencas. La mayor parte de estos trabajos se alumbraron ya con las minas cerradas desde finales de 2018 en una provincia cuya economía carburó durante décadas al compás de la producción de carbón y su consumo en las centrales térmicas. Ahora la mina se ha convertido en un filón para el teatro. Guardo levantará este sábado al telón a Negro sobre Negro, que llevará a la cuenca palentina el luto por el carbón y por las últimas muertes en la minería.