'Lo invisible', el nuevo libro de la escritora y editora leonesa, Marina Díez, con ilustraciones de Lolo

Marina Díez firmando un ejemplar de 'Lo invisible'

Sara Lombas

Marina Díez habla con unos conocidos que se han acercado a la caseta de su editorial, Mariposa, en la Feria del Libro de León. Comenta los muchos libros que se ven en el mostrador de la caseta, todos ellos escritos y editados por ella en su editorial que desde 2019 ya ha publicado más de 40 obras, en las que también han participado ilustradores, maquetadores, editores...

La escritora y editora procede de Sopeña de Curueño y ya desde muy pequeña desarrolló una clara vocación literaria: “Escribo desde pequeña, cuando ya colaboraba en la revista del pueblo. No me recuerdo sin escribir”, rememora Marina.

El más reciente de sus libros, 'Lo invisible', recopila decenas de relatos que esta escritora leonesa describe como “una mezcla entre 'exotéricos' y esotéricos” y que se acompañan de ilustraciones hechas por el famoso dibujante Lolo. Las historias que nacen de la memoria de sus conocidos y de las suyas propias, reflejan eso que no se ve a simple vista: “aquello que se deja entrever, que te cuesta creer”, define Marina.

El esoterismo en el matriarcado leonés

Muchas de ellas tienen tres aspectos en común; la mujer, el misticismo y la vida rural, siempre enmarcada en la provincia de León: “Soy de Sopeña de Curueño, de la montaña de León, y aunque hablamos siempre de patriarcado, allí somos un matriarcado. La mayoría de las historias en 'Lo invisible' tienen protagonista femenino porque en los filandones, al menos en mi experiencia, las mujeres parecen estar en un segundo plano, y no debería ser así, hay historias en las que son protagonistas, algunas son historias de barbaridades hacia las mujeres, que también está bien mostrarlas, aunque las hay también bonitas, ¿por qué no contarlas?”, reflexiona.

Los relatos tienen su origen en la gente cercana a Marina y Lolo, incluso en sus propias vivencias. Historias que les han contado y que ahora han dejado escritas, en un esfuerzo por visibilizar lo invisible que conforma la mitología y cultura de las gentes leonesas: “Hemos querido dejarlos escritos, añadiendo algunas florituras de la literatura, porque son historias que están ocultas pero que suceden”, cuenta, “Podríamos decir que son inventadas, pero son homenajes a personas que se han atrevido a contarnos cosas que han vivido. ¿Cuánto de los relatos es ficción y cuánto realidad? Eso nunca lo sabremos”.

En un suspiro de mayo

'Lo invisible' está repleto de guiños que rinden homenajes a varios aspectos de la vida de Marina: “Todas las historias tienen su pista escondida. Por ejemplo, el primer relato, Noceda 29, lo titulé así porque es la sede de la editorial en León, en la Avenida Noceda número 29. No es que la historia transcurra en ese piso, aunque ahora que lo pienso igual coloco el hilo que sale en el relato para que la gente se pregunte cosas...”, bromea la autora.

Lo mismo sucede con los nombres de las mujeres protagonistas de los relatos: “Son mujeres que he conocido o sobre las que he leído. Y son mis pequeños homenajes hacia ellas”.

No se olvida la autora de la provincia de León. De hecho, el cierre del libro es otra honra a las ya desaparecidas torres de la central térmica de La Robla, esta vez en forma de ilustración de Lolo: “Fue pura coincidencia, mandamos el libro a publicar el mismo viernes que se derribaron las torres. Hablé con Lolo, le pregunté si no tendría ilustraciones y me mandó estas. 'Lo invisible' se terminó de escribir en un suspiro de mayo, pero en ese mismo suspiro nos quitaron esa parte de la historia que yo he visto desde que nací. Esta es mi pequeña reivindicación y homenaje a ese paisaje que nunca más volveremos a ver en La Robla”.

Marina Díez, autora: 'Lo invisible' se terminó de escribir en un suspiro de mayo, pero en ese mismo suspiro nos quitaron esa parte de la historia que yo he visto desde que nací. Esta es mi pequeña reivindicación y homenaje a ese paisaje que nunca más volveremos a ver en La Robla

Marina se lamenta por lo poco que queda de lo tradicional de León, que en algunos casos parece no haber perdurado en la memoria de las generaciones más recientes: “Cuando sacamos el libro 'Filandonas' la gente no sabía que había filandones en León, pensaban que era cosa de Asturias. Hemos crecido con muchas tradiciones que ¿por qué se tienen que perder? Cosas como 'Lo invisible' hacen que, aparte de dejar de ser invisibles, perduren de alguna forma”.

Nuestra cultura nos hará visibles

Sobre el futuro de la provincia de León, Marina Díez asegura que hay mucho trabajo que hacer para frenar el declive: “Me estoy acordando de ese cartel que se expuso en el Musac hace años en el que se leía 'Soria existe'. Me horroriza pensar que algún día, en un museo de Burgos o de cualquier sitio, haya un cartel de 'León existe'”.

Me horroriza pensar que algún día, en un museo de Burgos o de cualquier sitio, haya un cartel de 'León existe', asegura Marina.

En su opinión, León necesita aprovechar su cultura y patrimonio con un nuevo planteamiento para el turismo rural: “Tenemos una provincia con una cultura literaria y artística increíble, con un patrimonio con el que podríamos vivir del turismo, bien encauzado, y actualizándonos. Igual tendríamos que plantearnos un turismo rural más accesible, unos 'hostels' que sean más baratos que las casas rurales de la provincia. Creo que se tiene que dar potencial cultural a nuestra provincia para que lo invisible nos haga mucho más visibles. Queda mucho por pelear y crecer”.

Nuevos proyectos y una reivindicación de Llionés

La autora tiene también muchos planes de futuro para sus proyectos. A corto plazo celebrará el Premio Anual de Poesía Coronio el 15 de agosto en Sopeña.

También organiza el premio de novela 'Lliere', donde intentan fomentar las palabras leonesas, de nuevo, como un esfuerzo para evitar que se pierdan: “Tenemos que volver a inculcar la cultura de la montaña, conozco muchas palabras en leonés, pero porque me las ha contado mi abuelo, y ellos las utilizaban con miedo y solo en casa porque no se podía hacer, estaba mal visto”.

“En Asturias hay autores escribiendo en su dialecto y no pasa nada, eso aquí es impensable. Yo estoy escribiendo un poema en llionés y lo he tenido que poner al lado en castellano porque, si no, no lo entiende nadie. ¿Por qué se está perdiendo y no lo podemos utilizar?”, se pregunta.

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