Luis Martínez Campo: “Pararse y escuchar es indispensable. Casi es hasta urgente”

Luis Martínez Campo es escritor y músico.

Manuel Cuenya

“Siempre tuve claro que la experiencia artística tendría un lugar relevante en mi vida”, señala el músico y narrador Luis Martínez Campo, para quien el arte es una forma de estar en el mundo, “así de radical y de sencillo”, apostilla él, que no ve tanta separación entre la vida y el arte. Acaso el arte debiera ser una prolongación de la vida, algo que brota de las entrañas de ésta.

En su caso el arte “es una manera de mirar y de escuchar. A veces lo haces de manera más activa y otras miras cómo lo hacen otros, pero tiene que ver con un diálogo en abierto con el mundo. Y si no se convierte en una experiencia transformadora, puede que sea arte, pero pierde el sentido”, detalla este artista leonés, que, salvo un periodo de tiempo que estuviera fuera de su tierra, ha vivido en León, “el lugar en el que crecí y donde está gran parte de mi familia y amigos. Es el lugar al que volver”, puntualiza el autor de 'Diario para perder el tiempo' (Eolas, 2021), un libro escrito en lugares públicos, en especial en la ciudad de León, aunque su creador reconoce que también caminó por diferentes lugares de la provincia leonesa para escribir su diario, “escrito, principalmente, durante el último año. No tiene principio ni fin, ya que no recordamos el pasado de manera lineal... Recuperé algunas entradas de un antiguo diario de viajes y decidí hacer un diario de viajes caminados por la ciudad. Un cuaderno de escucha de lugares públicos. Una pérdida de tiempo”, escribe en la introducción al mismo.

'Diario para perder el tiempo' es, en su opinión, un diario de derivas, un libro que escribiera sentado en lugares públicos mirando y escuchando, “algo que podría hacer cualquiera y creo que esa es parte de su fuerza”.

Recuerda que, cuando caminas y escribes, pierdes el tiempo de muchas maneras. “Pierdes la noción del tiempo y el tiempo en sí mismo. Empiezas aquí y ahora y acabas aquí pero no ahora”. Por eso, dice que 'Diario para perder el tiempo' es una reivindicación de lo improductivo: caminar, mirar, escuchar. “Leerlo resultará una pérdida de tiempo”, afirma este artista, que comenzó a escribir de un modo creativo (valga la redundancia) durante la adolescencia, aunque reconoce que no fue la escritura la actividad a la que más tiempo le dedicara.

Confiesa que 'Diario para perder el tiempo' no sería el libro que es si no hubiera llegado a sus manos 'Del caminar sobre hielo', “un diario en crudo que Herzog escribe durante una peregrinación épica que realiza desde Múnich a París, con el convencimiento de que simplemente el hecho de caminar salvará la vida a una amiga enferma”, aclara Luis, que durante estos últimos años se ha sentido bastante en sintonía con la obra del cineasta alemán Werner Herzog y su manera de mirar.

En su diario reivindica “caminar en silencio” como un acto revolucionario, algo que también viene a decirnos Sergi Bellver en su novela 'Del silencio', tan necesario el silencio en esta época ruidosa.

Pasear en silencio como acto revolucionario

“Cuando hablamos de silencio es importante entenderlo como una posición y no como una condición física. El silencio lleva inevitablemente a la escucha. Esta no es una idea nueva, por supuesto, pero no por ello deja de tener vigencia”, precisa Martínez Campo, consciente de que vivimos en una época de horarios milimétricos y lógicas hiperproductivas (e hiperconsumistas), con lo cual pasear en silencio puede ser un acto revolucionario o puede no ser nada más que caminar. “Y eso es lo que lo convierte en un acto transformador, la posibilidad de no ser”. Por eso, como “un flâneur a la deriva por la ciudad” anima a todo el mundo a caminar sin expectativa y a pararse a escuchar.

Hablar y crear desde y para un lugar concreto es construir imaginarios reales y localizados que pueden ayudarnos a mirar al futuro

“Y ese tiempo, que no será para nada más que para eso, puede que les cambie la percepción de algo. O puede que no. Lo de escribir ya es algo más relativo, ya que entiendo que puede no ser el medio en el que todo el mundo se sienta cómodo. Pero pararse y escuchar es indispensable. Casi es hasta urgente”, propone Luis, para quien el contexto, en el que uno vive, trabaja y se relaciona, es esencial en los procesos creativos, porque “hablar y crear desde y para un lugar concreto es construir imaginarios reales y localizados que pueden ayudarnos a mirar al futuro”. Y en este sentido se siente a gusto en su tierra leonesa. Y cree que León tiene muchas cosas buenas en las artes en vivo.

“Existen instituciones culturales con una programación regular. Hay interés por la ciudadanía en general y un tejido bastante nutrido de grupos de teatro amateur, asociaciones culturales, grupos de música, escuelas, etc. Los profesionales del arte deberían aspirar a que todo el mundo fuera amateur en algo. Parece que lo amateur tiene ciertas connotaciones negativas, pero lo amateur tiene la potencialidad de llevar a un punto álgido el poder transformador del arte, ya que puede convertirse en algo generalizado y ayudar a construir una ciudadanía crítica. Por otro lado, es verdad que cuando los circuitos profesional y amateur no están definidos, los profesionales salen perjudicados”, comenta Luis, convencido de que está habiendo un cambio, “aunque se hace necesario potenciarlo, de la cultura del evento a la cultura del proyecto”, que, ya siendo un adolescente, tuvo claro que la experiencia artística tendría un lugar relevante en su vida. “Hablar de proyectos a largo plazo es hablar de personas y colectivos que están en el territorio, que se implican y que permanecen. Todo lo que tiene que ver con los eventos esporádicos está hablando en términos de rédito económico y turismo que, aunque pueda ser necesario, creo que no es lo que necesita la mayoría de la ciudadanía de la cultura”, sostiene este director musical, que ha producido espectáculos con Electra Teatro (Salamanca), La Farsa Barro-k (Madrid) y The Spanish Theatre Company (Londres), el cual muestra su agradecimiento a Héctor Escobar, el responsable de la editorial Eolas y también a la periodista y poeta Eloísa Otero.

“Mi experiencia con ambos ha sido muy buena. Conocía el trabajo de los dos antes de publicar el libro. Eloísa es una de esas personas catalizadoras de la actividad cultural en la ciudad, tanto por el trabajo de difusión que hace desde 'Tam-tam Press' como por los proyectos en los que se involucra. Me he sentido muy acompañado en el proceso de escritura y posterior edición. Es una persona que escucha y que te ayuda a reflejar lo que quieres. En el caso de Héctor, se agradece que una ciudad como León cuente con una editorial como Eolas, que pone muchas facilidades y en la que muchos autores pueden publicar su primer libro”, expresa Luis, que se muestra entusiasta con las pequeñas editoriales existentes que, “con un gran nivel de difusión local y proyección nacional” publican a autores leoneses y hacen un trabajo minucioso.

“La clave de estas editoriales es que apuestan muchas veces por hacer menos proyectos aunque más cuidados, dedicando un nivel de atención elevado a cada publicación... En León tenemos desde el año pasado una Feria de Editores Emergentes (FEE) que aglutina propuestas que hablan desde la literatura pero no solo de literatura, en la que no faltan encuentros con autores de diferentes disciplinas”, advierte este artista, que reivindica a un autor de la talla de Bertolt Brecht, tanto sus escritos teóricos sobre teatro como sus obras dramáticas.

Eloísa Otero es una de esas personas catalizadoras de la actividad cultural en la ciudad, tanto por el trabajo de difusión que hace desde 'Tam-tam Press' como por los proyectos en los que se involucra. Me he sentido muy acompañado en el proceso de escritura y posterior edición. Es una persona que escucha y que te ayuda a reflejar lo que quieres. En el caso de Héctor, se agradece que una ciudad como León cuente con una editorial como Eolas, que pone muchas facilidades y en la que muchos autores pueden publicar su primer libro

“La ruptura que propuso de ciertos conceptos a la hora de escribir y hacer teatro, así como la visión del arte como algo que puede y debe transformar la sociedad, me parecen aún hoy vigentes”, concreta este investigador y productor, que en estos momentos está centrado en una propuesta escénica y sonora en torno al texto 'Conferencia sobre nada', de John Cage, que hace poco ha estrenado, con 9V, bajo el título de 'Nada más que nada puede ser dicho (o hecho)'. Y también está reposando 'Diario para perder el tiempo', a partir del cual ha organizado alguna deriva colectiva.

Entrevista breve a Luis Martínez Campo

“Valoro mucho que la gente sepa escuchar. Creo que nos hace falta a todos”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Seda', de AlessandroBaricco.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Isidoro Valcárcel Medina. Aunque no sé si le gustaría que alguien le viera como 'imprescindible'.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

No me viene ahora mismo ninguno a la mente. Aunque los hay.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Definirse a uno mismo me recuerda un poco a los perfiles de las redes sociales para ligar. Luis, 32 años, divertido, idealista, me encantan los atardeceres de otoño. No, definitivamente no funciona.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Valoro mucho que la gente sepa escuchar. Creo que nos hace falta a todos.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Política y sociedad son términos muy amplios. No estoy seguro de si mi opinión general sobre las cosas puede aportar algo.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Depende del día. Y del año.

¿Por qué escribes?

¿Por qué no?

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

La verdad es que no. Aunque tengo alguna, no la utilizo mucho. Veo la utilidad que tiene para muchas cosas, pero recelo de la inmediatez y la simplicidad a la que se tiende en ellas en cuestiones muy complejas.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

En el caso de 'Diario para perder el tiempo' miré y escuché a mi alrededor sentado en lugares públicos. Fue un tipo de descripción de la realidad con cierto nivel de especulación. Tuvo relevancia para mí la obra de Herzog, aunque también la de autores de otras disciplinas, como Cage.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“No tenemos arte, hacemos las cosas lo mejor posible”.

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