Las mujeres Del Monte de Tabuyo se jubilan y buscan relevo para mantener abierto el comedor

Las mujeres Del Monte de Tabuyo se jubilan y buscan relevo para mantener abierto el comedor.

Astorga Redacción

Las mujeres de la Cooperativa Del Monte de Tabuyo buscan relevo generacional para continuar con el ‘Comedor del Monte’, el restaurante y la industria creados hace 20 años. Les ha llegado el momento de la jubilación pero no quieren que cierre las puertas, de manera definitiva, lo que nació como un proyecto de desarrollo sostenible para seguir viviendo y creando riqueza en este enclave rural al pie del monte Teleno.

Hace poco más de una semana, el 3 de marzo, las propietarias pusieron ‘el punto y seguido’ al ‘Comedor del Monte’, reuniendo a clientes, amigos y vecinos al calor de los fogones de los que han salido miles de menús cocinados con productos cultivados y recolectados por ellas mismas. Quienes se acercaron a la despedida formaban parte de la lista de esos entre 10.000 y 12.000 comensales que cada año, cuando estaba a pleno rendimiento, degustaban los platos cocinados en este restaurante situado entre pinares, muy cerca de la Presa de Valtabuyo, rodeado de recursos naturales como la resina o las setas y con posibilidades de desarrollo del sector turístico con los bungalós propiedad de la Junta Vecinal y el Centro Micológico.

Las cinco cooperativistas: Visitación Ares Astorgano, Carmen Ares Dios, Encarnación Ares Fernández, Lucinda Abajo Lera y Marisa Rodríguez Rodríguez, pusieron en marcha el establecimiento hostelero transformación agroalimentaria y de cultivo de hongos sacropofitos con la filosofía de la economía social y apostando por su pueblo, y 20 años después dejan, para quienes quieran recoger el testigo, una empresa con una importante cartera de clientes, amortizada y con unas instalaciones modernas y versátiles, pues, por ejemplo, la cocina y el obrador estarían preparados para desarrollar servicios de catering.

“Queremos devolver lo que hemos recibido a quienes quieran seguir”, con unas condiciones a negociar para vender, traspasar o alquilar las instalaciones, hasta el punto, de que las propietarias están dispuestas a no cobrar el alquiler en un periodo de seis meses a un año, de manera que los o las interesadas sólo tendrían que correr con los gastos de mantenimiento que genera el propio negocio, explica Marisa Rodríguez. “Queremos facilitar la transmisión de saberes y haceres” para allanar “los baches del camino que tuvimos que afrontar nosotras al comienzo”, asegura Marisa.

En el ‘cofre’ de saberes, las cinco mujeres guardan el compromiso adquirido con el entorno en el que viven, con el monte y la tierra que les han proporcionado setas, frambuesas y el resto de productos de cultivo ecológico con los que han elaborado los menús, las mermeladas y conservas, cuyo proceso de elaboración han controlado desde la siembra hasta el plato y el envasado de sus deliciosos puerros en escabeche de frambuesa, los judiones con setas, la mermelada de ruibarbo y el paté de boletus ‘Del Monte de Tabuyo’.

En los haceres aprendidos en estos 20 años al frente del ‘Comedor del Monte’, tampoco ha faltado la utilización de biomasa procedente de la limpieza y el cuidado del monte que les rodea, para abastecerse de una fuente de energía renovable y cerrar un ciclo casi perfecto. El suministro de energía aprovechando los desechos orgánicos de material leñoso y combustible, fue premiado en la Feria de Expobioenergía de Madrid. 

No fue el único premio obtenido en estas dos décadas por la Cooperativa Del Monte de Tabuyo. En 2010 recibía el Premio del Día Mundial del Medio Ambiente a la iniciativa empresarial de la Junta de Castilla y León, en este caso reconocía el objetivo de crear autoempleo aprovechando los recursos locales sin tener que abandonar su pueblo. Un año después, el galardón llegaba de la mano del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino otorgándole el Premio a la Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales. En 2013, la Fundación Macario Asenjo Ponce le concedía el Premio al Desarrollo Rural en la categoría nacional. El último reconocimiento tenía lugar el pasado mes de noviembre con la concesión del Premio Juana Inspiradora 2023, un reconocimiento honorífico que concede la Escuela de Emprendedoras Juana Millán a referentes empresariales del país y que financia el Instituto de las Mujeres.

Todo este caudal de ‘saberes y haceres’ y de reconocimientos comenzaba en 2003 con un proyecto iniciado con fondos europeos, “nosotras hemos demostrado que bien invertidos han permitido a cinco familias quedarnos en Tabuyo, un pueblo donde se acaba la carretera y empieza la vida con mayúscula”, concluye Marisa Rodríguez.

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