El simbolismo del 'sí, quiero'

M.C.

Doce monedas de oro o plata y una de metal que han de bendecirse antes de la velación. La tradición de las arras viene de muy atrás. La palabra procede del latín 'arrea', su equivalente en lengua hebrea, 'arrab', significa prometer. Ya en el Derecho Romano las arras constituían una garantía de cualquier obligación aceptada o convenida. En las bodas celebradas durante la Edad Media, se consolidaba la entrega simbólica del patrimonio con un documento escrito dónde se detallaban las propiedades entregadas, texto denominado Carta de Arras.

Antiguamente era solo el novio quien las ofrecía a su futura mujer, simbolismo mediante el cual quedaba ratificado que le permitía a su esposa compartir sus riquezas. Además, también servía de garantía, como señal o compensación en caso de incumplimiento.

Hoy en día la entrega de las arras simboliza el intercambio de los bienes que los futuros esposos van a compartir. La tradición exige, además, que en vez de comprarlas, sean un regalo de la madrina, prestadas, o pasadas de padres a hijos.

Las alianzas

Más o menos modestos, los anillos se convierten en la culminación del matrimonio, tanto civil como eclesiástico. Es en el momento del 'sí, quiero' cuando los esposos se juran amor eterno e intercambian las alianzas que les unirán, en teoría, para siempre.

En cuanto a su origen, una de las teorías más extendidas hace referencia a la conexión que une el dedo anular al corazón por medio de una vena que los comunica, conocida desde tiempos de los griegos como la vena del amor.

En otras reflexiones encontramos que el origen se remonta a la época del antiguo Egipto, donde el amor eterno se simbolizaba con la forma circular. Otras fuentes consideran que los romanos, adoptando el método trinitario, introducían el anillo por el primer dedo hasta llegar al anular.

Hoy en día los materiales han modificado la tradicional usanza del oro amarillo, por oro blanco y platino en muchas ocasiones. Hay modelos más innovadores en los que, incluso, se incrustan diamantes o piedras preciosas. Lo que no cambia con el paso de los años es el diseño interior de la alianza, donde se debe grabar el nombre de los novios y la fecha de celebración del enlace.