Poca gente podrá comprender el hecho de que una región pierda más habitantes en las últimas dos décadas que toda la comunidad autónoma en la que está incluida. En primer lugar, porque en toda España no existe ninguna que esté compuesta por dos más que la de Castilla y León (La Mancha es una comarca) y en segundo porque es difícil explicar que la Región Leonesa perdió 99.085 habitantes, mientras que toda la autonomía lo hizo en 84.200 cuando la mayoría de la gente conoce a las tres provincias del Oeste de la Comunidad con una denominación que la oculta.
Pero el hecho es el que es, y, reconociendo la birregionalidad de esta autonomía –por eso tiene una 'y' copulativa en su nombre oficial–, en las dos últimas décadas las tres provincias leonesas han perdido casi cien mil habitantes (un -10,36%) mientras que las seis castellanas han ganado en conjunto 14.885 (aumentan un 1,03%); y eso con Palencia perdiendo 17.995 habitantes.
De hecho, en la parte de Castilla La Vieja dentro de los límites administrativos autonómicos sólo pierden de forma notable población tres de las seis provincias, dos de ellas colindantes con el Reino de León: Palencia (un -11,22%, de 178.316 a 160.321) y Ávila, que se deja 7.337 habitantes (un -4,65%, de 164.991 a 157.664). Al Este, la depauperada Soria también desciende un -2,28% con 2.208 personas menos (de 90.911 a 88.884) en el Padrón.
Las provincias de Valladolid, Burgos y Segovia ganan. La primera de ellas 24.959 habitantes (un 4,79% de aumento), la que mas de toda la Comunidad pasando de la segunda posición tras León en el año 2000 con 495.690 a la primera con 520.647. La conquista de lo más alto del podio se produjo en 2002. Hace justo veinte años la leonesa tenía 502.155, siete mil quinientas más de diferencia con la provincia del centro geográfico de la autonomía. Hoy la leonesa tiene 64.000 menos que la pucelana, una pérdida anual media de peso demográfico de 3.550 personas respecto a la mal llamada capital autonómica que resulta en un diferencial de 71.000 habitantes (la mayoría producido en el último decenio).
La capital histórica de Castilla, Burgos, aumentó en 10.410 personas más (un 2,91% de incremento pasando de 347.340 a 357.650), y Segovia subió en 6.865 (un 4,47%, de 146.313 a 153.478 habitantes). De esta manera Castilla pasa a tener 14.200 habitantes más en las últimas dos décadas. Es decir, mientras en 2000 tenía 1.423.761, en 2020 alcanzó 1.437.961.
Desplome de las tres provincias leonesas en diez años
Las tres leonesas se desploman claramente. En porcentaje las dos que más han sufrido la pérdida poblacional son Zamora, con casi un 20% de población menos (y 32.811 habitantes pasando de 203.469 a 170.588) y León que pasa de 502.155 a 456.439 con un 10,02% de descenso. Salamanca porcentualmente sólo tiene una caída de un 6,22%, pasando de 349.733 a 329.245 al dejarse 20.488 habitantes. Es decir, si en 2000 tenía 1.055.357 habitantes, en 2020 eran 956.272.
Pero lo peor de todo es que la mayoría de la debacle se ha producido en los últimos diez años, desde 2010. En ese año, cuando comenzará a doblarse la curva en una autonomía en la que sólo la provincia de León y Zamora habían perdido población en esa década, y aún así aumentó del 2000 al 2010 la población autonómica en 80.397 habitantes.
Es decir, que mientras la Región Leonesa se dejaba casi nueve mil personas –6.253 en León y 5.424 en Zamora, a los que sumar un aumento de un 1% en Salamanca con 2.281 personas más–, la castellana ganaba entonces 88.637 habitantes.
El descenso agudizado de la última década es extremo en León en los que la provincia se ha dejado nada menos que 42.845 habitantes, mientras sólo había caído en la primera del siglo 2.871 con lo que se multiplicó por 15 la aceleración de pérdida de población. En Zamora se perdieron 23.626 habitantes (mientras que de 2000 a 2010 fueron 9.255) y en Salamanca se pasa de ganar 3.886 en la primera década del siglo a perder cinco veces más en la segunda, con una bajada total de 20.488 personas en el padrón.
Castilla La Vieja, con La Rioja y Cantabria, gana más de 120.000 habitantes
Si comparáramos las dos regiones constitucionales que existían en 1978 en España, Castilla La Vieja ganaría más habitantes incluso que los que pierde la Región del Reino de León. Las dos provincias de Santander y Logroño, desgajadas en comunidades autónomas provinciales en el proceso autonómico “por razones de Estado” ganaron sensiblemente población, incluso doblando a Valladolid ambas en ganancia. Cantabria pasó de 531.159 a 582.905, ganando 51.739 habitantes (una subida de un 8,88%) y La Rioja ganó un 17,42% pasando de 264.178 a 319.914; es decir, 55.736 más.
De esta manera la región castellana completa habría conseguido ganar 121.676 personas en estos últimos veinte años. De haber conservado la capital en Burgos, considerada la Cabeza de Castilla, esta provincia se habría visto muy beneficiada en aumento de población y, posiblemente, Valladolid al estar pegada al desastre leonés podría estar perdiéndola al no tener los beneficios de aprovecharse de las ocho provincias que la rodean; aunque no tantos como León o Zamora, ya que estas, al tener comunidad autónoma propia habrían conseguido frenar notablemente su desplome con políticas dedicadas para evitarlo y ser parte del Eje de la Ruta de la Plata (cerrado por ferrocarril desde 1984 por decisión estatal).
La Región Leonesa, llamada a posta 'Oeste de la Comunidad' para ocultar oficialmente su existencia, se deja un diferencial de 114.000 habitantes con la castellana desde el año 2000
La cuestión es que después de veinte años el mito de que la despoblación es común en toda Castilla y León se desmonta. La Región Leonesa, llamada a posta 'Oeste de la Comunidad' se deja un diferencial de 114.000 habitantes desde el año 2000. Y, salvo Soria, las únicas provincias que se dejan habitantes en la parte castellana de la comunidad son las pegadas a las tres leonesas, que las arrastran en una debacle que se ha producido en realidad en la última década (ya que sólo León y Zamora llegaron a perder habitantes entre 2000 y 2010).
Pese a los avisos, las previsiones y las protestas de los leoneses, la realidad es que la política de despoblación de la actual autonomía continúa exponiendo que todas las nueve provincias deben tener el mismo trato ante este problema; salvo Soria, que sólo perdió el 2,28% de su población en veinte años, a la que sí apoyan para ser una región económica dedicada NUTS-2 en Europa junto a Cuenca y Teruel (lo mismo que pidió León y se le negó en 2005 tras la pérdida del Objetivo 1 porque Castilla superó por mucho los niveles para las ayudas al desarrollo mientras las tres provincias leonesas se quedaron atrás).
Ni qué decir tiene que la única provincia sobre la actualmente se destinan esfuerzos específicos declarados en público y un régimen especial de ayudas para evitar la despoblación es una de las más históricas de Castilla.