Llanto, alegría e indiferencia de un bebé: el día de una moción histórica en la Diputación de León para gatear hacia la autonomía
La sesión del Pleno en el Palacio de los Guzmanes y la concentración en su exterior estuvieron plagados de anécdotas y un tono de debate político de más fango que nunca en decenas de años
Había un bebé en el salón de Plenos del Palacio de los Guzmanes. Estuvo presente casi todo el tiempo. Por un pequeño instante se oyó su llanto. En otros, sus risas y alborozo. Una nueva vida, de apenas unas semanas, que mamó parte del protagonismo y se convirtió en un símbolo este miércoles en el Pleno en el que, sin unir a todos los partidos políticos, se aprobó la moción por la autonomía propia de la Región Leonesa, sin Castilla, la número 18 de España.
No lo entendería pero este casi recién nacido escuchó, como todos los presentes dentro y el poco más de un centenar concentrado fuera, que seguían la sesión a través de altavoces, esta frase: “Todo gran proyecto parte de una idea y todo gran proyecto tienen un momento inicial”.
Contra todo pronóstico, no fue pronunciada por el portavoz de Unión del Pueblo Leonés (UPL), Valentín Martínez, el cual intervino para defender la moción en su mayor parte leyendo y muy entrecortado, atenazado por los nervios, de modo que incluso cosechó pocos aplausos del exterior. La frase la dijo Santiago Dorado, portavoz del PSOE en la institución y alcalde de La Robla, uno de los seis políticos presentes que hoy votaron diferente, justo al contrario, de como lo hicieron en su día en sus respectivos ayuntamientos.
Los argumentos esgrimidos por todos los partidos antes de posicionarse abiertamente -UPL y PSOE a favor de la autonomía de la Región Leonesa, estos últimos con supuesta libertad de voto; y PP y Vox en contra- acabaron convirtiendo la sesión en una especie de Debate sobre el estado León, un debate que formalmente no existe pero que corrió paralelo al del Estado de la Autonomía que tenía lugar esta misma mañana en las Cortes de Valladolid.
Un debate que, para cuando llegó el turno de debatir -y finalmente rechazar con idéntica suma de votos- la moción alternativa del Partido Popular por un “leonesismo útil”, se enfangó hasta unos tonos con mucho menosprecio político y hasta algunos improperios que hacía muchos años que no se veían en el salón del Palacio de los Guzmanes. “Ya vale de tomar el pelo”, reclamaba a la parte socialista del equipo de Gobierno el viceportavoz popular, Javier Santiago Vélez. “Vienen a dividir a los leoneses: prometen sueños y venden humo” con la finalidad de “seguir ordeñando la vaca” y “calentando el sillón”, argumentaba el único diputado de Vox, Fernando Prieto Olite, con un tono chulesco y contestón que hasta hoy no había desplegado.
“Lo que traen no es una moción sino una pataleta de mal gusto con insultos y descalificaciones”, replicaba enfadado el leonesista Martínez, quien atribuía el tono a que con su rechazo a su moción y la presentación de la propia “han quedado fuera de bolos ante los leoneses”. Remataba Dorado lamentando que PP y Vox “han convertido el insulto en el arma del perdedor”. Y le secundaba antes la vicepresidenta socialista Ana Arias poniendo en valor que su partido permitía a todos sus diputados libertad de voto “sin consignas ni cortapisas, sin protagonismos” con el “único objetivo de salvar León”.
Todo este de declaraciones era por momentos jaleado desde el exterior, con multitud de banderas leonesas y pancartas en apoyo de la autonomía leonesa, pero más frialdad de la esperada, tanto cuando intervenían sus defensores como contra quienes se afanaban por argumentar su rechazo. Dentro del salón de Plenos había calor, pero por la temperatura, ya que apenas sólo se rompió el silencio reinante cuando se alzaron las manos y la moción de León sin Castilla finalmente triunfó por 13 votos frente a 11.
Y hasta para eso, por cierto, hubo suspense y nervios, porque cuando ya se había votado, la secretaria advirtió de antes había que votar si rechazar o no la petición del PP de dejar el punto sobre la mesa para otra ocasión, como finalmente no ocurrió. Lo había propuesto el primer portavoz del PP, alcalde de Valverde de La Virgen, exleonesista, fundador como él mismo recordó del Grupo Autonómico Leonés (GAL), David Fernández, que en su municipio que hoy gobierna con el PP fue quien presentó, y apoyó activamente, idéntica moción de León sin Castilla.
Hoy en cambio consideró que apostar por esa misma idea y texto es “llevarnos a una vía muerta” (“va en contra de León, llegó a decir), porque la moción ”no pasará del cerro de Lancia“, camino de Valladolid o Madrid. Y retó a UPL y PSOE no a presentar el texto sino una propuesta firme de apertura del proceso constituyente de la nueva autonomía, basado en informes jurídicos y no en ”marear la perdiz“ con ”fuegos de artificio“.
Fue Fernández, sin duda, quien recibió más abucheos desde la calle, al tiempo que un rapapolvo del portavoz leonesista, cuando le tachó de “kafkiano”, por albergar “en su municipio a la patrona del pueblo de León” (por la Virgen del Camino) y por afear que las provincias de Zamora o Salamanca puedan “elegir en libertad” si desean o no seguir con Castilla, “esa palabra, libertad, que tanto prostituyen”, le espetó a PP y Vox.
En su cochecito por momentos, y a ratos en el brazo de su madre, el bebé ponía casi el único punto de indiferencia en la sala y luego en los pasillos, donde algunos asistentes y cargos públicos hacían corrillo para verle. Al final, se fue de allí con una moción autonomista aprobada, sin saber si tiene eso algo que ver con irse con un pan debajo del brazo, como dice el dicho. O si pudo haber asistido, sin saberlo, al parto de algo que pronto comience a gatear y que le convierta en el futuro en un ciudadano de la autonomía de León en vez de la de Castilla y León.
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