La familia argentina de un represaliado recibe sus restos 75 años después

Efe

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha entregado hoy en San Esteban de Valdueza (León) los restos de Antonio Fernández, “El Cesterín”, a su familia, llegada a El Bierzo desde Argentina para seguir su exhumación y darle sepultura 75 años después de su muerte.

Los aplausos y la emoción de los familiares, amigos y vecinos de “El Cesterin” han recibido el féretro en el centro cívico de San Esteban de Valdueza, su pueblo natal, donde un centro floral le esperaba con un mensaje en el que podía leerse “Por fin te tenemos aquí”.

En primera fila, siguieron el acto sus hijos, Constantino y Antonio Fernández, y su nieta, Adriana, quienes hace dos semanas llegaron desde Argentina para seguir el proceso de exhumación de este berciano asesinado en 1936 en Villanueva de Valdueza.

La poesía de un voluntario de la ARMH, las palabras emocionadas de la familia berciana de “El Cesterín” y las lágrimas de Constantino, Antonio y Adriana se han entremezclado en un homenaje que se ha extendido a los desaparecidos durante el Franquismo y a todos los que, de forma voluntaria, luchan para devolver sus nombres a la memoria colectiva.

“Es una tranquilidad porque ahora sabemos que está enterrado con su familia, hemos conseguido lo que uno siempre desearía, que la familia esté junta viva o muerta”, han relatado los hijos de “El Cesterín”, que emigraron del Bierzo siendo apenas unos adolescentes y hoy, a sus más de 70 años, han cumplido con el deseo de dar sepultura a su padre en el panteón familiar.

Ninguno de ellos tiene recuerdos de su progenitor porque eran demasiado pequeños cuando fue asesinado, pero lo que sí recuerdan muy bien es dónde estaba ubicada la fosa en la que fue enterrado y de la que fue exhumado el pasado 9 de octubre por un equipo de la ARMH.

“Los vecinos nos señalaban el lugar y podíamos reconocerlo perfectamente porque en la zona se sembraban trigo y patatas y en el sitio en el que estaba enterrado mi padre el trigo se mantenía siempre verde”, han recordado emocionados estos dos hombres que nunca supieron nada más de la historia de su padre porque en aquella época “reinaba el silencio”.

La historia familiar comenzó a ser desenterrada por Adriana Fernández.

“Yo empecé a trabajar por los Derechos Humanos en mi país, hasta que me di cuenta de que en mi propia familia había un represaliado; yo creo que él me guió para pedir justicia primero por la gente de mi país y después por él ”, ha recordado entre lágrimas Adriana.

Para Adriana, haber recuperado los restos de su abuelo “es el comienzo” de una lucha que espera concluir cuando el Gobierno de España “reconozca estos crímenes que son de lesa humanidad”.