“Es paradójico llamar paralítica cerebral a alguien cuyo cerebro funciona tan bien”. Así define el profesor César García Álvarez a Camino Jiménez Martínez, de 30 años, que se ha convertido en la primera española, si no europea, con circunstancias motoras severas en sacar adelante un Trabajo Fin de Grado de la Carrera de Historia del Arte.
El evento ocurrió el pasado martes en el Aula de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, cuando la estudiante afrontó, con los nervios propios de la situación, al tribunal que daría el visto bueno definitivo a sus esfuerzos por superar la carrera de Historia del Arte. Y no con un tema fácil. Expuso sus conclusiones sobre la 'Forma y símbolo en las representaciones del Cosmos en el Renacimiento italiano'.
El trabajo de Camino Jiménez, como no podía ser de otra forma tal y como hizo durante los ocho años que le ha costado terminar el Grado (de cuatro cursos), afrontaba un reto difícil. Tanto, que en un principio —cuando eligió el tema debido a su fascinación que siempre ha sentido por la astronomía y la observación del cielo estrellado—, hubo profesores que le recomendaron un trabajo más adecuado a sus limitaciones. Pero ella no quiso hacerlo y se empeñó en llevarlo adelante.
En un momento que pone de los nervios a cualquier alumno, la defensa de su proyecto, pasó de todo. Esos colmos universitarios y de la vida. Las condiciones físicas de la alumna hicieron que en la presentación de su trabajo cada diapositiva tuviera un archivo de sonido con la voz de otra alumna, Ana García García, que por circunstancias de la vida no pudo acudir; otra amiga, María Pérez estudiante de Veterinaria (y de la localidad valenciana de Cheste), la apoyó allí mismo. Mientras su padre Luis se encargó, dificultosamente, de pasar las láminas con el ordenador; que dio problemas, para variar, y que ella misma detectó rapidísimamente cuando una de las grabaciones no llegó a escucharse entera y quiso que se repitiera al final de la exposición.
Su madre, Delia, mientras tanto, observaba desde el público; en el que estaba también emocionado su tutor, el profesor César García Álvarez, un estudioso del arte conocido en todo León por su colaboración con Onda Cero todos los miércoles explicando los entresijos de la creación humana.
Camino Jiménez escogió varios ejemplos para explicar la simbología del Neoplatonismo que surgió en el Renacimiento en las representaciones de una disciplina, la Astronomía, íntimamente relacionada entonces con la Astrología (aunque hoy no sean lo mismo, siendo la primera una ciencia y la segunda un conocimiento inútil para la vida real, en Historia del Arte el significado de los símbolos sí quiere decir algo), que el propio Tribunal valoró como algo a destacar: “Casi siempre se toman tres y usted ha buscado cinco, lo cual es muy loable”.
Quien diga que eligió algo fácil se equivocaba, la contemplación de la exposición, la forma de presentar y resumir tan intrincados conceptos simbológicos imbricados en una época en que ciencia y mito todavía no estaban separados, mas la actitud de los tres miembros del tribunal, dejaban a las claras que se estaba ante un momento histórico y de alto nivel intelectual.
Simbología artística, poder y política de diez
La alumna afrontó nada menos que la explicación del fresco del mes de abril de la Sala de los Meses del Palacio de Schifanoia en Ferrara, de Francesco del Cossa (mitad del siglo XV), la de la bóveda celeste de la cúpula de Brunelleschi de la Sacristía Vieja de la Iglesia de San Lorenzo en Florencia, la de la Sala del Triunfo de Galatea de la espectacularísima Villa Farnesina de Roma y la representación celeste de la Sala del Mapamundi del impresionante palacio Farnese en Caprarola.
Todo relacionado con la simbología cosmológica de aquella época, y obras de arte complejas de las que hay que investigar mucho para comprender su esencia y su significado, sobre todo político ya que es evidente que los Farnesio son protagonistas de esta pasión por la bóveda celeste y en el mecenazgo artístico del renacer del arte en Italia. El poder se mostraba en aquellos tiempos, al igual que ahora, con la posesión del mejor arte y el más avanzado diseño arquitectónico.
La Historia del Arte es una disciplina muy valorada por el mercado de las antigüedades y las piezas de afamados artistas mundiales, ya que un experto puede fechar con precisión una pieza, descartando las falsas. Incluso hoy en día son profesionales reclamadísimos por el sector de los Videojuegos, para mostrar precisión absoluta en la recreación de los ambientes históricos.
Historia del Arte no es una carrera fácil porque implica el conocimiento de muchas disciplinas, incluso científicas, y tampoco tiene tan pocas salidas como se cree si se tiene validez para este oficio de la interpretación de lo creativo. Es más, Camino Jiménez pudo defender ante el tribunal de qué año concreto era una de las obras de arte que incluyó en su exposición por la disposición de las estrellas que aparecieron en una restauración y la ayuda de programas informáticos para localizarlas en la misma posición en el cielo.
Y Camino Jiménez Martínez la tiene. El resultado no pudo ser mejor. Los tres miembros del tribunal dejaron bien claro su mérito. “Enhorabuena por este trabajo valiente y arreisgado por la superación que has demostrado en este tramo final de la carrera”, coincidieron en decirle uno por uno para felicitarla por lo conseguido. Nada menos que un 9,4 sobre diez.
Su preceptor en este proyecto asegura que no es baladí lo conseguido: “Es un tema muy complejo, porque obliga a interrelacionar aspectos artísticos formales, iconográficos, simbólicos, historia de la ciencia, conceptos astrológicos, históricos, y otras tantas consideraciones. Es un tema que conozco muy bien porque lo he estudiado desde que elaboré mi tesis doctoral, y es de gran dificultad”. “Pocos alumnos podrían superarlo, ya quisieran bastantes ser como ella en este aspecto”, aclara.
“Era un proyecto idóneo para sus altas capacidades intelectuales”
El tutor de este trabajo fin de carrera, César García Álvarez, no podía mostrar más orgullo. Posiblemente en sus más de veinte años en la Universidad de León no se le haya visto tan pleno. Para él, “la fascinación que siempre ha sentido Camino por la astronomía, por la observación del cielo estrellado, combinado por su pasión por el arte, convirtió la idea en un proyecto idóneo para ella”. “Aunque algunos opinaban que habría sido más adecuado un trabajo adaptado a sus limitaciones, yo defendí siempre que lo que necesitaba era uno desafiante, complejo, adecuado a sus altas capacidades intelectuales”.
Lo curioso es que tanta pasión le puso la alumna a la Historia del Arte, al tema elegido, que lo terminó con una celeridad sobresaliente, lo que no es común. “Camino ha ido elaborando el trabajo durante un año y medio, enviándome cada poco el estado de su labor. Me han enviado vídeos, a petición mía, sobre su modo de trabajo. Ella puede escribir directamente a ordenador, pero controla un ratón especial con el mentón, y sus extremas limitaciones físicas obligan a que el proceso sea sumamente lento, y muy fatigoso”, comenta el experto profesor.
El proceso de estudio de Camino Jiménez no es el común de cualquier otro estudiante. Es evidente por sus limitaciones físicas, pero ni mucho menos por la capacidad mental que posee. No puede tomar apuntes, pero graba las clases y luego sus padres le leen los libros físicos. Su forma de estudiar es la de los antiguos, con la memoria, ya que no tiene la posibilidad de tomar apuntes como cualquier otro alumno; aunque sí puede apuntar notas en el ordenador con un ratón especial que utiliza con el mentón y consultar los artículos en Internet. Un proceso muy laborioso y costoso, pero que le permite estudiar su pasión.
Y sí, certificado queda que sabe de qué habla. Ningún profesor puede dudarlo. Aquí no hay trampa ni cartón. Durante los ocho años de carrera se le han ido realizando exámenes adaptados, con lo que hasta la propia Universidad de León ha ido aprendiendo con ella. Los realizados mediante tests dejan claro que Camino Jiménez sabe de qué habla. “En las tutorías que hemos mantenido durante este tiempo para el Trabajo Fin de Grado, ella respondía a través de su padre a mis preguntas de modo certero, y durante mismo quedó patente su dominio del trabajo cuando intervino para hacer notar que no se había completado el enunciado de una imagen del Powerpoint”, recuerda su tutor.
Una alumna excepcional
César García apunta sin tapujos su enorme capacidad, asegurando que en la primera asignatura que tuvo con él acertó todas las preguntas, en forma de test, y con gran rapidez. “Para las siguientes fui endureciendo algunas preguntas, y aunque hablo de memoria, creo que tuvo sobresaliente en todas. Todo el profesorado ha valorado a Camino y su familia de modo acorde a su excepcionalidad y esfuerzo. La principal adaptación se ha producido en la elaboración de los exámenes, consistentes, al menos en mis asignaturas, en baterías de tests con múltiples opciones de respuesta, que ella respondía con su mentón”.
Camino Jiménez Martínez puede parecer a primera vista una persona a la cual le pudiera ser imposible terminar una carrera universitaria, sobre todo enclaustrada en una silla de ruedas. Pero no es así ni mucho menos. “En clase siempre respondía a mis frecuentes comentarios irónicos de modo rápido, casi fulgurante. Tiene una mente rápida y precisa, muy buena memoria, y además es un cielo. Yo la trato con mucho humor e ironía, lo cual siempre ha agradecido”, reconoce.
Y no es para menos. Porque lo que ha hecho esta increíble mujer es, en boca de todos, compañeros, profesores y amigos “una hazaña”. Para un sabio reconocido por todos como César García Álvarez ella es “un alma bella y una mente brillante atrapadas en un cuerpo descontrolado. Ha sido un honor, un placer y un privilegio acompañarla en este momento tan importante de su vida, y de la de todos en la Facultad”.
En las conclusiones de su exposición, Camino Jiménez aseguraba en la última diapositiva: “A mí personalmente lo que más me ha llamado la atención después de todo lo que he leído y pensado durante la realización del trabajo es la contradicción entre los intentos hacia un nuevo modo de pensar y del ser humano y la persistencia de formas antiguas de ver su relación con la naturaleza y el universo natural como son la magia y en general las llamadas ciencias ocultas”. Para a continuación afirmar que le gustaría en un futuro “estudiar la magia y la astrología populares”.
Sus padres tenían razón al sentirse más que orgullosos este martes 18 de diciembre. Y ahora es momento de que ella misma busque la manera de generar más trabajos de gran valor explicando el mundo de las obras de arte, quizás quien sabe si llegar a ser la primera en su condición en escribir un libro de esta disciplina. Capacidad tiene, según todo el mundo, más que de sobra. Y de lo que es esforzarse conoce más que nadie.
Camino Jiménez Martínez ha conseguido una de esas proezas increíbles e imborrables que los renacentistas hubieran considerado más que digna para simbolizar sus mejores obras de arte.
Y las que le quedan. De 'hacer magia' sabe un rato largo.