Bosch: “Los jueces perseguimos en bici a corruptos en Mercedes”

El magistrado valenciano Joaquim Bosch.

Carlos J. Domínguez

Responde al teléfono pocos minutos después de haber aparecido, una vez más, en una entrevista de un conocido programa de televisión generalista. Esta vez en Cuatro pero otras en La Sexta u otras. Estas apariciones ya le han afianzado como un rostro mediático dentro del no siempre muy conocido mundo de la Justicia y, en particular, como un portavoz del ala progresista de la magistratura.

Pero su perfil, además de con el ejercicio de su profesión en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Moncada (Valencia), se nutre también de no pocas publicaciones en forma de libro. Después de participar en 'El secuestro de la justicia', ahora ha publicado en solitario 'La patria en la cartera', que presenta este jueves 9 de junio en el Instituto Leonés de Cultura de León y el viernes 10 en el Museo del Bierzo en Ponferrada.

Más que un libro es una historia resumida y fiel de nuestra tradición tendente a la corrupción sobre todo política en España, un estudio exhaustivo de sus causas, una explicación de nuestras vergüenzas más íntimas y escandalosas y un compendio de reflexiones hacia posibles soluciones estructurales para impedir que el nombre de nuestro país siga asociado a este tipo de podredumbre. Pero mejor lo explica personalmente el propio Joaquim Bosch:

¿Qué se podrá encontrar el lector en 'La patria en la cartera', detrás de esa elocuente portada de una menina asomando de una billetera?

Si a la muerte de Franco hubiéramos acabado con sus prácticas corruptas, España tendría la renta per cápita muy superior a la media europea y superior a Finlandia

El libro pretende sensibilidad a la ciudadanía, pero también a las fuerzas políticas, del grave daño que causa la corrupción a la sociedad y de cuáles son las medidas adecuadas para poder resolver este grave problema del que a menudo no se conoce bien su impacto. Los economistas expertos en la materia nos dicen que la corrupción nos cuesta más de 40.000 millones de euros al año y los estudios estiman que si a la muerte de Franco hubiéramos acabado con sus prácticas corruptas, ahora España tendría una renta per cápita muy superior a la media europea y cercana a la de Finlandia. Porque la corrupción es una rémora muy importante para el desarrollo económico de nuestro país.

¿Y qué claves esenciales explican que España sea ese 'paraíso' de corrupción? ¿Hay razones geográficas, por ejemplo que afecten más al sur de Europa? ¿O es más algo mucho más nuestro, que por ejemplo beba de la picaresca?

Yo descarto en el libro de manera categórica que haya un 'gen hispánico' que predisponga para corrupción o cualquier o cualquier razón de tipo biologicista. Porque está demostrado con datos empíricos que la corrupción se deriva del mal funcionamiento de las instituciones. Y aquellos países en los que han podido desarrollarse de manera adecuada, como Dinamarca, Alemania, Suiza o Nueva Zelanda, tienen niveles bajos de corrupción, incluso cuando en el pasado estaba en los mismos niveles que España. Dentro de esos problemas de configuración institucional, yo remarco otros datos. Por ejemplo, documento casos de corrupción en España desde la Edad Media, o sea, que el problema viene de antiguo, pero la etapa que explica el problema es la dictadura franquista, porque es nuestro sistema político inmediatamente precedente. Necesariamente tiene más influencia.

La dictadura duró muchísimo tiempo, tuvo una corrupción muy instalada en todos los rincones del régimen, como documento en el libro, y provocó efectos muy importantes hacia el futuro. Luego, en los primeros años de Democracia pudo haberse cortado con aquello pero, además de la herencia recibida, hubo dinámicas del sistema de partidos que se configuró en la Transición que favorecieron estructuras más jerarquizadas, muy opacas. Y de hecho, una parte muy importante de la corrupción de este país ha estado muy ligada a la financiación ilegal de los principales partidos políticos que han tenido responsabilidades de Gobierno. Ahí están las sentencias para demostrarlo. Así seguimos hasta hoy, porque siguen sin abordarse las reformas necesarias para imposibilitar las prácticas corruptas.

¿Observa en la cabeza de los españoles una predisposición a admitir hasta cierto punto la corrupción? ¿Quizá incluso más comprensión u otra vara de medir hacia la que puedan ejercer posiciones ideológicas o partidos más de derechas? ¿O no tiene nada que ver?

Quienes han tenido responsabilidad de gobernar muchos años, a nivel estatal o autonómico, han estado implicados en grandes casos de corrupción

Yo no me atrevo a asignar la corrupción a una fuerza política concreta ni tampoco a una ideología concreta. Las sentencias están ahí y nos dicen que quienes han tenido la responsabilidad de gobernar durante muchos años, a nivel estatal o autonómico, han estado implicados en grandes casos de corrupción. Por supuesto, no todos los partidos exactamente la misma. Ni tampoco la respuesta de las diferentes fuerzas políticas han sido las mismas. Puede haber diferencia pero yo insisto mucho en el libro que no quiero orientar el voto de nadie: los ciudadanos son adultos para decidir qué fuerzas políticas les convencen más en su respuesta ante la corrupción. Porque la patología es muy general pero no significa que todos los partidos sean iguales.

Al mismo tiempo es verdad que hay cierta aceptación de la corrupción de carácter sociológica y eso también es un efecto de la dictadura. En los años 80 en las Comunidad Económica Europea se sorprendían de que España era el único país europeo que no ponía en las encuestas la honradez como primera virtud de los políticos. La gente estaba acostumbrada a que formaba parte del cargo poder robar y aprovecharse y no se valoraba la honestidad como una virtud. Bueno, hemos mejorado. En las encuestas del CIS la corrupción siempre está ya en los puestos de cabeza como un problema importante del país, pero no cabe duda que todavía hay prácticas corruptas que son aceptadas, justificadas e incluso aplaudidas.

Y una vez analizado el origen y la persistencia del problema, ¿qué cree necesario reformar del actual sistema para ponerle freno a la corrupción? ¿Se necesitaría una reforma estructural, incluso constitucional, bastaría con endurecer el Código Penal...?

En nuestro país tenemos más políticos condenados, en prisión provisional o encausados (...) que ni en Nápoles o Sicilia

El problema es muy grave. No se arregla con reformas menores. Una grave hemorragia no se para con una tirita. En nuestro país tenemos condenados, en prisión provisional o encausados en casi todos los territorios, presidentes y consejeros autonómicos, presidentes de diputaciones, alcaldes, concejales de las principales ciudades del país... A unos niveles que en cuanto a impacto judicial no tienen equivalentes en ningún país europeo democrático. Vamos, ni en Nápoles ni en Sicilia: me he molestado en comprobarlo. En otros países, como en Centroamérica tenemos una corrupción sistémica y afecta no sólo a políticos sino a todo el ámbito público. Funcionarios, jueces, policías, militares... La gran singularidad española que llama la atención a los expertos internacionales es que la corrupción es sobre todo política. En el sur de Italia puede haber más corrupción funcionarial o policial pero en España la política se aproxima peligrosamente a los de Guatemala, por ejemplo, que he estudiado en diversos seminarios con expertos internacionales.

Por eso, hacen falta medidas de choque con medidas estructurales en materia de prevención, persecución y castigo. Y creo que en algunos aspectos harían falta reformas constitucionales, sobre todo en la configuración del sistema electoral y de partidos que facilita la corrupción. También corregir el funcionamiento de los órganos que regulan la separación de poderes o los mecanismos de control del poder político. Y hace falta una reforma muy amplia de la legislación en materia de contratación pública.

Porque entonces lo que los políticos hacen con la contratación pública, o lo que es lo mismo, con nuestro dinero, es la puerta de entrada básica de la corrupción.

A precio de mercado no puede haber corrupción, el sobrecoste es lo que se reparten el político y la empresa corrupta. Y por metro cuadrado las autopistas españolas han costado el doble que las alemanas

Sí. Es que a precio de mercado no puede haber corrupción. Tiene que haber un sobrecoste para que se lo puedan repartir el político corrupto y la empresa corrupta. El Tribunal de Cuentas Europeo detectó que en igualdad de condiciones, por metro cuadrado, las autopistas españolas habían costado el doble que las alemanas. Eso no puede tener una explicación razonable y se atribuye a los mecanismos de contratación de España. Y lo mismo con multitud de obras públicas, despilfarro que a menudo se cree que son actos negligentes, caprichosos o irresponsables. Pero a poco que nos fijemos en casi todos los casos de corrupción vemos esos enormes sobrecostes y ahí hay que activar los mecanismos de control.

¿Y de qué modo reeducamos o amenazamos, entre comillas, a los políticos para que dejen de pensar en entrar en política para sacar partido personal o enriquecerse?

Es cierto que en nuestro país parece rentable ser corrupto. Porque es muy difícil la detección, la persecución y la condena de estos delitos. Cuando uno accede a las escuchas a políticos implicados en corrupción se ve la tranquilidad y la percepción de impunidad que tienen. Pero lo más importante no es tanto un problema con las penas en nuestro país, tras las últimas reformas, sino que llegan pocos asuntos a los juzgados y hay pocos instrumentos de persecución y también, muy importante, de prevención: evitar que se produzca el delito. Porque cuando el delito ya se ha producido, el dinero está escondido a buen recaudo en paraísos fiscales.

Entonces, ¿es el ritmo de la Justicia una parte importante del problema? ¿Acaso los medios con los que los jueces cuentan? ¿El constante intento de control político del Poder Judicial forma parte de la ecuación de la corrupción?

En la Justicia hay dos niveles de respuesta a la corrupción. En primer lugar, el funcionamiento de las estructuras judiciales. El Grupo Anticorrupción Greco del Consejo de Europa nos reprocha constantemente la situación (de bloqueo político de la renovación) del Consejo General del Poder Judicial en España. Por las enormes injerencias partidistas que existen y explican esta situación tan lamentable de un bloqueo que dura más de tres años y medio y provoca que fuera de nuestro país se nos empiece a calificar de democracia defectuosa. Esta situación es una grave rémora en la lucha contra la corrupción.

Estamos a la cola europea en número de jueves y a la cabeza en número de políticos corruptos

En segundo lugar, en la base, en los juzgados tenemos enormes insuficiencia por falta de recursos en contraste con lo que debería ser una Justicia moderna, desarrollada y eficiente. Estamos a la cola europea en número de jueces y a la cabeza en el número de políticos corruptos. Perseguimos los jueces en bici a corruptos que huyen en Mercedes. Es una batalla desigual. En las tramas corruptas son delitos muy complejos y tienen más instrumentos para eludir la acción de la Justicia de los que tenemos para perseguirlas.

A bocajarro, objetivamente, con las sentencias en la mano: ¿Cuál ha sido el Gobierno menos corrupto de nuestra Democracia? Le admito descartar a priori al actual de Pedro Sánchez porque se entiende que todos requieren un tiempo amplio para ver lo que aparece al levantar sus alfombras y abrir sus cajones.

Uffff, pregunta complicada.

Me refiero por pura estadística, por condenados de las diferentes administraciones y gobiernos. Que al fin y al cabo ha habido hasta ministros entre rejas...

El 40% de los ministros de la Democracia han pasado a ocupar cargos en grandes empresas sin ninguna experiencia profesional que lo justifique

Pues no me atrevería a decir datos porque a menudo la corrupción tarda en conocerse. Es un tipo de delitos que no se perpetran ante notario ni ante los periodistas. Hay casos que surgen ahora de hace dos años pero también de hace 15. Es una comparación complicada. Pero sí se ven dinámicas que no desaparecen, que son la antesala de la corrupción. Por ejemplo, las puertas giratorias. El 40% de los ministros de la Democracia han pasado a ocupar cargos en grandes empresas del país sin ninguna experiencia previa profesional que lo justifique. Sin excepciones ni diferencias: todos los gobiernos han contado con personas que después han pasado a espacios donde se pueden articular actuaciones en perjuicio de los intereses públicos y beneficio de los privados, dinámicas que pueden desembocar en corrupción. Muy peligrosas para la ejemplaridad de las instituciones.

Conste que no lo preguntaba buscando que su respuesta fuera que el menos corrupto fue el de José Luis Rodríguez Zapatero, por ser precisamente de León...

(Risas)

... pero sí me viene al hilo de que un relevante ministro suyo, también leonés, José Antonio Alonso, fuera juez como usted y diera el paso a la alta política para después regresar a su actividad judicial.

Los jueces que se implican en política, como Toño Alonso, pueden realizar aportaciones relevantes pero es importante salvaguardar que a su vuelta no haya dudas de contaminación partidista. A él no le pasó

Toño Alonso fue, además, portavoz de Jueces para la Democracia, ¿verdad? Pues sí tuvo la circunstancia de que en su vuelta a la Judicatura no tuvo que implicarse en casos que hicieran dudar de su apariencia de imparcialidad. Los jueces que se implican en política pueden sin duda realizar aportaciones relevantes pero es importante salvaguardar que a su vuelta no haya dudas de contaminación partidista. Porque ha habido bastantes casos en los que ha ocurrido todo lo contrario y a Toño Alonso no le pasó. Es algo que podría haber empañado sus importantes aportaciones políticas.

Parece haber pocos jueces condenados por corrupción pero ¿qué impacto cree usted que causan esos casos?

Al contrario que en Centroamérica, donde hay elevados niveles de corrupción judicial, no existe un problema en España más allá de casos puntuales y que han tenido condenas bastante proporcionadas. Casos como Luis Pascual Estevill, condenado precisamente por extorsión a empresarios para que le pagaran sobornos a cambio de una actuación benigna hacia ellos; en el Caso Marbella otro caso en la etapa de Jesús Gil condenado por corrupción, (Francisco Javier de) Urquía; o el caso de Salvador Alba en Las Palmas por la persecución fraudulenta que siguió contra Victoria Rosell, por un uso abusivo del poder público para favorecer beneficios privados. Es decir, no conozco sentencias de tribunales que hayan absuelto a jueces implicados en corrupción. Ha habido pocos casos y además sentencias y condenas adecuadas. No como en el ámbito político, con archivos, casos que se dilatan mucho tiempo... y la ciudadanía acaba desconfiando.

En León, la Operación Púnica suma 8 años sin juzgarse con varios políticos y funcionarios imputados; o la Enredadera se ha archivado ya en lo mucho que afectó a varios ayuntamientos y empresarios de León sin que ni siquiera se llegara a llamar a declarar a los imputados. ¿Aumenta todo esto una sensación de impunidad, de desconfianza, hacia la lucha judicial contra la corrupción?

Yo en el libro sigo el criterio de emplear sólo casos con hechos probados por sentencia, para que no se me pueda acusar de nada. Por eso prefiero no pronunciarme sobre casos como Enredadera o Púnica en León. Pero como regla general, una Justicia con pocos medios favorece que pueda existir impunidad. Las dilaciones en las causas hacen que a menudo lleguen indicios contra los cabecillas políticos de las tramas cuando ya han prescrito. Eso pasa con frecuencia. Al mismo tiempo, también es más difícil conseguir pruebas o que los testigos tengan la memoria suficiente después de 14 o 15 años de instrucción. La falta de medios y la lentitud acaba beneficiando a los corruptos.

¿Quizá también haya un efecto de la proximidad, de vinculaciones entre jueces y políticos en lugares pequeños, como pueda ser León? Por ejemplo, Enredadera desde Badalona tuvo una instrucción minuciosa y exhaustiva pero una vez repartida entre los juzgados de la provincia de León ese ritmo de instrucción decayó hasta su archivo.

En líneas generales, ha habido cientos de causas abiertas y muchas de ellas que acabaron en condenas, impulsadas por jueces de instrucción locales, con gran esfuerzo, a menudo con pocos medios. Se requieren muchísimas diligencias, desde comisiones rogatorias a países extranjeros hasta expertos en materia contable o informática, y con los medios que puede haber en territorios como Castilla y León todo se dificulta.

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