El 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Catedrales, una fecha que invita a apreciar la importancia social y religiosa de estos imponentes templos arquitectónicos. En esta ocasión, aprovechamos dicha fecha señalada para explorar las profundidades de la Catedral de León y descubrir siete fascinantes curiosidades que quizás desconocías sobre la Pulchra Leonina, icónica imagen de la provincia.
El origen
La historia de la Catedral de León se remonta al año 916 cuando el rey Ordoño II, tras vencer a los árabes en la batalla de San Esteban de Gormaz, decidió ceder su palacio real para erigir el primer templo catedralicio. Bajo el episcopado de Fruminio II, y con la colaboración del pueblo fiel, se transformaron los espacios en los que antes había termas y otros edificios públicos romanos.
El reposo real
Siguiendo la tradición cristiana de enterrar a las figuras de autoridad en los templos, la Catedral de León alberga los restos del rey Ordoño II, hijo de Alfonso III el Magno y Jimena de Asturias. Su tumba en la girola de la Catedral, labrada en el siglo XIII, testimonia el agradecimiento del pueblo leonés por su generosidad.
El estilo Gótico
La catedral original, de factura románica, dio paso a una nueva construcción de estilo “a lo moderno” que es como llamaban al que hoy llamamos gótico, que buscaba elevar los templos lo más alto posible para acercar a los fieles a Dios, y que en el caso de la Pulchra Leonina se convirtió en un verdadero ejercicio de equilibrio arquitectónico para crear una catedral sin paredes de piedra, sujeta con muros de cristal. Con los años los añadidos barrocos perjudicaron su estabilidad, con una cúpula que casi echa abajo la fábrica gótica, por lo que en 1844 fue declarado por decreto real el primer Monumento Nacional de España.
Inspiración francesa
La Catedral de León se inspiró en la catedral de Reims, Francia. Su geometría, planta, alzados y repertorios decorativos, como las inconfundibles gárgolas, y simbólicos la hacen un auténtico edificio transpirenaico, alejado de la corriente hispánica y perteneciente a la escuela de la Champaña francesa.
Luz y color
Si hay algo que caracteriza a este monumento son sus vidrieras, llegando a ser un símbolo de León. Los muros de la Catedral de León albergan 125 ventanales con 1.800 metros cuadrados de vidrieras policromadas, construidas entre los siglos XIII y XVI.
Estas vidrieras, consideradas de las mejores del mundo en su género, han resistido el paso del tiempo y aún se conservan en su mayoría originales. Y dentro de este mar de luz y color resalta el rosetón central, ubicado en la fachada principal, al que algunos denominan el ‘corazón de León’, aunque en total dispone de tres. En 2019 se elaboró una meticulosa restauración de las 97 piezas que componen los 30 metros cuadrados de vidriera.
La leyenda del topo
Una leyenda curiosa se asocia a la puerta de San Juan en el interior de la catedral. Se cuenta que un topo minaba el subsuelo durante la noche, arruinando el trabajo de los canteros. O esa era la “justificación” que daban los obreros cuando se hundía la Catedral porque el suelo era bastante pantanoso. Cosas de la vida, al cambiar de arquitectos ya no hubo tantos problemas con los cimientos. Quizá la tierra se secó o el trabajo se empezó a hacer mejor. Sin embargo, para callar rumores dijeron que habían cazado al topo que hacía de las suyas por la noche. Para demostrarlo dejaron sus restos expuestos en la puerta como advertencia. Aunque más que un topo parece una tortuga, más concretamente una de Cantabria que trajeron para dar caparazón por pezuña.
La resiliencia ante la adversidad
La Catedral de León ha enfrentado desafíos a lo largo de los siglos, como el terremoto de Lisboa en 1755 y un devastador incendio en 1966, que causó daños significativos. Sin embargo, gracias a la inversión y el apoyo de donaciones, la catedral se ha mantenido en pie y ha continuado siendo un tesoro arquitectónico y cultural.
Bonus: la más bella
¿Por qué se la denomina Pulchra Leonina? Tan sencillo como que en latín pulchra significa “bella”. ¿Y es que acaso no lo es? El equilibrio de sus líneas góticas, además de sus vitrinas, la convierten en merecedora de dicho título, aunque sea a nivel popular. Algo que se puede comprobar en imágenes espectaculares que expertos y aficionados son capaces de extraer de un monumento tan impresionante.
Cada detalle de este monumento revela una parte de la historia de León y recuerda la importancia de preservar el patrimonio cultural para las futuras generaciones.