Los reactores que 'vende' Vox: diseñados para submarinos nucleares y prototipos de incierta viabilidad comercial en años
La propuesta de Vox en Castilla y León de promover instalaciones nucleares tipo SMR [siglas de 'pequeños reactores modulares' en inglés] en La Robla (León) y Velilla del Río Carrión (Palencia) para sustituir sus centrales térmicas demolidas –más la central nuclear de Garoña en Burgos– con unidades de este tipo, dista mucho de ser una tecnología novedosa. Este tipo de reactores son los que se usan, desde los años 50, en los submarinos nucleares destinados al lanzamiento de misiles balísticos.
El consejero de Industria de Castilla y León, Mariano Veganzones, defendió este lunes en la Comisión de Economía y Hacienda de las Cortes en Valladolid la instalación de estos reactores nucleares SMR en estas localidades asegurando que crearían “un efecto tractor que puede dar lugar a un gran salto cualitativo de la industria en el ámbito de los grandes bienes de equipo”.
La propuesta de este partido que gobierna con el PP de Alfonso Fernández Mañueco la autonomía de Castilla y de León es generalizada en toda España a favor de la energía nuclear. En este caso se refieren a los reactores SMR como “una tecnología novedosa” jugando con el término: ya que se creó hace casi setenta años para usos bélicos, pero está siendo evolucionada para mejorarla con diversos prototipos que aún no han entrado en uso y mucho menos en fase de producción eléctrica comercial para suministro común en hogares e industria. Para lo cual tendría que esperarse, como poco, más de diez años; sino décadas para instalar uno en España.
Los países que apuestan por ellos son Estados Unidos, Canadá, China, Rusia, Reino Unido y Corea del Sur. Estos reactores nucleares de pequeño tamaño ya se han utilizado con anterioridad, aunque no como fuente de electricidad para la ciudadanía, sino para ingenios navales como los submarinos nucleares desde 1954 probado en el famoso Nautilus estadounidense.
Sin embargo, hay informes sobre este tipo de reactores –que algunos defienden como alternativas para zonas aisladas donde sería complicado disponer otro tipo de centrales que necesitarían mucho transporte de suministros de combustibles fósiles– que advierten de que la energía nuclear es hoy una solución demasiado cara y lenta. Incluso los experimentales de Torio, para sustituir a los de uranio crean gran escepticismo. Es más, hay expertos que aseguran que es un engaño.
También hay un ejemplo histórico de la instalación para generación de energía eléctrica de un minireactor modular de este tipo. La Agencia SINC cuenta la historia del que en 1962 se puso en marcha en plena Antártida. “El objetivo era proveer de energía a las bases antárticas de investigación, una cuestión problemática, puesto que embarcar millones de litros de combustible hacia la Antártida era caro y difícil. En plena era nuclear, y con el programa Átomos por la Paz del presidente Eisenhower, un reactor nuclear en la estación McMurdo parecía una solución eficiente y adecuada”.
“Sin embargo, los problemas comenzaron desde el principio. La planta sufría constantes fallos, el combustible que empleaba era muy radioactivo y el manejo de residuos era muy complejo. La gota que colmó el vaso ocurrió en 1972, cuando se descubrió una fuga en la nave de presión del reactor y varias grietas. La planta se cerró y las bases volvieron a funcionar con diésel”, termina la información de SINC.
Serios problemas ambientales en su reciclaje
Para colmo, una vez terminada la labor de este tipo de reactores dan serios contratiempos a la hora de su reciclaje cuando dejan de ser operativos. De hecho, la foto principal de esta noticia muestra el gran problema de este tipo de instalaciones nucleares en pequeño. En la caída de la Unión Soviética, decenas de submarinos nucleares tuvieron que ser desguazados al ser decomisionados y estar hundiéndose amarrados en los puertos al no poder operar con ellos por falta de dinero para su mantenimiento.
Precisamente los mayores costes de estas operaciones de desguace de la marina submarina soviética correspondieron al manejo y almacenamiento de estos pequeños reactores nucleares, que tuvieron que ser sellados y apilados en un cementerio nuclear al aire libre en la región de Murmansk. Incluso un medio ruso, Russia Beyond, deja claro que son extremadamente peligrosos y que se gastó muchísimo dinero en fuertes medidas de seguridad para su desmantelamiento y que no causaran una catástrofe medioambiental en el futuro.
Antonio Turiel: “La nuclear no es ni de lejos la solución energética que se necesita”
El físico leonés, experto en crisis energética, Antonio Turiel, comenta que “las centrales nucleares, primero, no sirven para estabilizar la producción eléctrica porque ellas funcionan con un régimen de base, fijo; no son regulables, como se dice. De una central nuclear puedes regular un poquito su output a lo largo del día; pero muy poquito, tienen un régimen bastante constante”.
“Para empezar no sirven para garantizar la estabilidad de la red con la potencia de base, pero no es el problema principal que tenemos. En segundo lugar, evidentemente son muy caras y lleva mucho tiempo su construcción. El tercer punto, que es el fundamental, es que no hay uranio. Hemos tocado máximo de extraccion de este mineral en 2016 y la producción ha caído un veinte por ciento. Ahora las centrales nucleares del mundo consumen ese porcentaje que falta procedente de cabezas atómicas desmanteladas. Las minas no dan ni siquiera el total de todo lo que consumen. El uranio no tiene ningún futuro”, asegura.
Respecto a los SMR que funcionan con Torio también es escéptico: “Lo del reactor chino este de Torio, que dicen que ya funciona y es buenísimo... no es verdad”. Y añade: “Pero es que este tipo de diseños no es nada nuevo: los primeros reactores reproductores rápidos, que es la antigua tecnología de la que hablamos aquí, son de 1947. Se han hecho doce prototipos a lo largo de estos años, y algunos funcionaban con Torio; pero son muy peligrosos, muy inestables y no se ha conseguido nunca explotar a una escala comercial y los chinos lo que están haciendo es un experimento”.
Aunque no le parece mal, como físico, que se experimente, apunta que “no se puede dar por hecho que esto es la salvación, porque no lo ha sido en estos ochenta años”. “De hecho, no creo que vayan a resolver ninguno de los problemas. No hay ningún futuro en lo nuclear. Además también hay un detalle que es importante también para entender: le damos un montón de importancia a la energía nuclear y hoy representa el 4,4% de toda la energía primaria que se consume en el mundo. Y además están contabilizando dentro de ella el calor que se produce en la centrales nucleares cuando al final de hecho sólo puedes aprovechar el 35% para producir electricidad y lo otro, salvo casos muy contados de cogeneración de calor, no se aprovecha. Entonces si lo miras en término de la energía real que aporta, significaría como el 1,5% de toda la energía mundial”, estima.
“No puede ser que a una fuente tan absolutamente marginal, tecnológicamente ya muy desfasada, con unos recursos que cada vez escasean más, que además no tiene las características que se necesitan para la Red Eléctrica porque no es regulable, que no se puede encender y apagar a voluntad, se le de tanta importancia. Esto no va a ningún lado. Ya sé que Macrón ha hecho estos anuncios de las minicentrales y nosequé, pero son bobadas. Lo dice ahora, pero cuando vea después los recursos que tiene que comprometer, y la importancia relativa que van a tener para los problemas que ellos tienen, esto va a quedar en agua de borrajas. Ni siquiera son anuncios nuevos, Chirac ya había hablado de esto alguna vez. Nunca se materializan, porque son una mierda y no sirven para nada”, termina el físico que mantiene el blog The Oil Crash y acaba de publicar el libro Sin energía que completa a su anterior, Petrocalipsis, de 2020.
Proyectos irrealizables en corto tiempo
Según el consejero de Mariano Veganzones, la apuesta de Vox por estos reactores nucleares de diseño inicial bélico, se debe al “panorama desalentador” que hay en España “por culpa del gobierno social-comunista, que ha provocado duraderas heridas en la economía y en los bolsillos de los ciudadanos”.
Además, indicó que la situación mundial de crisis energética no procede de la guerra de Ucrania, sino que el “verdadero problema es el fanatismo climático”.
Sin embargo, su propuesta es irrealizable antes de que termine la legislatura autonómica. Si es que llega a 2026. Los reactores nucleares SMR son experimentales, aún no hay ninguno comercial y mucho menos con el visto bueno de las autoridades técnicas nucleares españolas; a lo que se suma la oposición frontal del Gobierno actual a esta energía.
Además, incluso sin estos problemas, ninguna empresa española dispone en la actualidad de la tecnología para ejecutar este tipo de centrales. Con lo que para instalarlas, necesariamente, se tendría que contratar una empresa extranjera de los países que están trabajando en estos prototipos; lo que llevaría a una descapitalización del erario público al tener que destinar un ingente presupuesto público fuera de nuestras fronteras para construirlas.