La desaparición, casi por completo, del agua del Lago de La Baña en el municipio leonés de Encinedo, ante la pasividad de la Junta de Castilla y León, supone un grave coste medioambiental que la administración autonómica está permitiendo sin hacer nada para saber por qué se produce ni tratar de evitarlo. El reconocido como Monumento Natural desde hace más de tres décadas, es un refugio de plantas endémicas, algunas tan singulares que solo se han encontrado, por el momento, en el territorio de la despoblada comarca de Cabrera, minada de explotaciones pizarreras.
“Los valores naturales del espacio son excepcionales tanto desde el punto de vista botánico y faunístico, sin olvidar el geomorfológico, pero la fragilidad de este enclave es patente, dado que en la actualidad el valle está destruido en sus dos terceras partes por las explotaciones a cielo abierto unido a la eutrofización del Lago consecuencia de la degradación de la vegetación”, reconoce la administración a través de la web de Patrimonio Natural en la que mantiene el error de que el Lago de La Baña es de origen glaciar.
El catedrático de Botánica y exrector de la Universidad de León, Ángel Penas, ha explicado a este medio la importancia del amenazado enclave natural. Ubicado en una zona con un clima especial en relación al clima que lo rodea, “desde el punto de vista bioclimático se podría considerar casi una reliquia” que lo convierte en “refugio para algunas especies endémicas” y le permite albergar “una diversidad florística muy importante, en algunos casos excepcional”.
Empezando precisamente por las flores, en el Lago de La Baña se puede encontrar la singular Genista Sanabrensis, que debe su nombre a la comarca zamorana de Sanabria porque es muy abundante en el parque natural del Lago de Sanabria, pero que también está presente en los montes de Peña Trevinca que coronan el Monumento Natural de Cabrera. Otras dos, que no tienen un nombre tan sonoro y clarificador del territorio pero viven de forma casi exclusiva en una superficie de unos 100 kilómetros cuadrados en todo el mundo, pertenecen al género de Petrocoptis, hay una de unas flores rosadas y otra de flores blancas que crecen en las fisuras de las rocas calcáreas. “Hay alguna otra más, un 'té de monte' que también es endémico (Sideritis lurida)”. Recopilando, cuatro especies endémicas de las cuales “al menos ésta última está muy próxima al Lago de La Baña, de hecho solo se conocen tres poblaciones y están todas en la zona cumbreña subiendo hacia la Peña Trevinca”.
Contando árboles, arbustos y hierbas, el entorno del Lago de La Baña da cobijo a más de 1.250 especies distintas que le confieren una “diversidad enorme”. “Como las que primero llaman la atención son las arbóreas, entre los árboles presentes en el territorio se encuentra el melojo o malojo (Quercus pyrenaica), el Quercus orocantábrica que deberíamos cuidar porque está extendido por toda la cordillera cantábrica y llega hasta ese territorio próximo al Lago de La Baña de forma muy puntual, y tenemos también el abedul celtibérico. Por citar tres. Indudablemente, hay muchos más”, resume Penas.
A nivel de estructuras arbustivas la más importante es la Genista Sanabrensis, pero hay otras matas o arbustos que aunque tienen una distribución más amplia en España pero también son endémicas en el ámbito ibérico total. El cambrión o Echinospartum ibericum que, de lejos, cuando está en flor, parece un rebaño de ovejas en una ladera. “Hay algunas otras más. Menos sujetas al territorio. Entre ellas se encuentran un buen número de brezos de formas variables que le dan en el mes de mayo, sobre todo, un colorido realmente bonito al entorno del Lago de La Baña y todo el territorio de la comarca de Cabrera”.
Y, la más singular de todas las hasta ahora citadas, la Isoetes velata subespecie asturicensis. “Hay que mencionar obligatoriamente una planta que no es una planta en el sentido botánico actual, es una planta acuática que vive en el interior del Lago de La Baña y en los pequeños laguitos que hay por encima del Lago de La Baña hacia la cumbre de Peña Trevinca”, destaca Penas. “Tiene que vivir necesariamente en el agua para poder sobrevivir y es un endemismo, no estrictamente del Lago de La Baña, porque también está en alguno de los otros lagos de la cordillera cantábrica y del sistema central pero que es una planta protegida como algunas de las mencionada anteriormente”.
Es precisamente la Isoetes velata subespecie asturicensis la que indudablemente más acusa la falta de agua en el Lago de La Baña, que llega prácticamente a secarse por completo en los meses de verano. No obstante, Penas asegura que ésta puede mantenerse “durmiente” durante los periodos de sequía y volver a desarrollarse con la vuelta del agua, siempre y cuando esta situación no se agudice y prolongue en el tiempo. “Las plantas en general suelen tener un periodo de pervivencia suficiente como para que cuando se reponga el agua puedan seguir subsistiendo. Si eso se hiciera constante y el Lago tuviera unos periodos de sequía muy grandes y muy continuos podría llegar a perderse”, advierte.
El entorno de La Baña tiene tal variabilidad de tipos de vegetación que inspiró la tesis doctoral 'Flora y vegetación de La Cabrera Baja (León): valoración del estado de conservación' de Linda González de Paz, que dirigió el propio Penas junto a doctora Sara del Río González.
“Desde el punto de vista faunístico”, el espacio del Monumento Natural del Lago de La Baña, “adquiere también gran importancia”, ensalza la Junta de Castilla y León en la citada web de Patrimonio Natural. Destacan especies cinegéticas como el corzo, el conejo, la liebre o la perdiz; rapaces como el ratonero común, las águilas perdiceras, la culebrera real o el azor; carnívoros como los protegidos lobo ibérico o gato montés, el zorro, la nutria o la garduña; anfibios como la salamandra común, los tritones jaspeado, ibérico, alpino y palmeado, el sapo común, el sapo corredor, la rana de San Antonio y las ranas patilarga, bermeja y común. “Y no se puede obviar la abundancia de reptiles como las lagartijas serrana y roquera, lagartos como el ocelado, verdinegro o culebras como la bastarda, la de collar y la víbora de Seoane”, sin una sola mención a la especie endémica de la lagartija leonesa, única en el mundo en las comarcas de Cabrera, Bierzo y Maragatería. Además de ser una zona tradicionalmente truchera.
La comunidad universitaria no tiene ningún estudio reciente y certero sobre los animales que viven en el Lago de La Baña y su entorno y la posible afección que les puede ocasionar que éste se quede sin agua, en la alejada y despoblada comarca de Cabrera, con tres habitantes por kilómetro cuadrado, y en una zona muy agredida por las pizarreras.