Asturias colocará GPS a 'sus' lobos para analizar los ataques al ganado y su comportamiento

Susana D. Machargo / Lavozdeasturias.es

La gestión del lobo es uno de las mayores polémicas ambientales generadas en Asturias en los últimos años, al nivel de lo que ocurre en la vecina provincia leonesa y en general en Castilla y León. Mientras los ganaderos denuncian un incremento de la población que genera más ataques a la cabaña ganadera, los colectivos conservacionistas señalan que no existen datos que confirmen la proliferación de esta especie y critica las cacerías controladas en espacios naturales que periódicamente autoriza la Administración regional.

Así que el Principado quiere datos para poder terciar. La Consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente ha sacado a concurso una investigación en la que reclama que se marque con GPS a estos animales, tanto a aquellos que viven en manada como a los solitarios, para ver cómo se alimentan y cómo es su convivencia con la población rural.

En términos técnicos, tal y como marcan los pliegos, hablan de realizar “un estudio científico-técnico de la ecología trófica del lobo y su coexistencia con el hombre”. También especifica que se estudien «las interacciones con los daños que puede ocasionar la especie sobre la ganadería“. Todo esto tiene un plazo de ejecución de seis meses y un presupuesto de 65.000 euros.

La Dirección General de Biodiversidad reconoce que tiene que contratar este estudio fuera de la administración porque carece de técnicos adecuados para realizarlo. La captura, marcaje y seguimiento de los lobos requiere de unos medios que no están disponibles en el Principado. Así que deja este estudio preparado para que se pueda concretar.

Las condiciones

¿Cuáles son esos medios que se necesitan para estudiar los ataques a la cabaña ganadera? Los pliegos del contrato lo especifican. Reclaman un vehículo todoterreno para circular por pistas de montaña; al menos, seis collares GPS para lobos adultos, con una vida útil de un años; como mínimo 12 trampas del modelo Belisle y el material necesario para montarlos; atrayentes olorosos para el entorno de los cepos, avisadores que vía mail informes de cuando han sido activados, material anestésico y otro para tomar muestras.

Las instrucciones consisten en focalizar los esfuerzos en zonas concretas con más posibilidades de encontrar lobos. Eso supone que hay que realizar un importante trabajo de campo previo, donde se vea los lugares de paso más utilizados o los territorios de cría. Un método que aconseja es recabar información de terceros, de personas que hayan avistado algún ejemplar o que hayan sufrido algún daño.

Una vez realizada esta tarea previa, entonces sí llegará el momento de colocar las trampas. En este caso, recuerda que, en la medida de lo posible, tendrán que estar alejadas de zonas de frecuentadas por personas, en pueblos o carreteras asfaltadas.

También habrá que evitar zonas escarpadas, taludes, rocas o grandes árboles porque estas ubicaciones pondrían en riesgo al animal. Las revisiones tendrán que ser al amanecer y la red de cepos debe estar colocada de tal manera que no lleve más de una hora revisarlos todos.

El método de trabajo es muy preciso. Las instrucciones del Principado no dejan ningún aspecto al azar. Reclama que todas las trampas se controles dos veces al día, al amanecer y al atardecer y que permanezcan desactivadas durante el día, para evitar que otros animales salvajes o animales domésticos puedan quedar apresados. No obstante, las alertas automáticas favorecerán el trabajo.

Se hace mucho hincapié en que el animal capturado tiene que sentir el menor estrés posible, por lo que recomienda que todo el proceso que hay que seguir no dure más de 40 minutos.

Los técnicos tendrán que hacer, primero, una valoración visual rápida, de la edad y el peso del animal. Con estos datos tendrán información suficiente para preparar la sedación, garantizando el bienestar del ejemplar. Como normal general, recomienda que se utilice una cerbatana con dardos anestésicos.

A continuación, los especialistas recogerán datos básicos como su estado físico, su temperatura o frecuencia cardiaca. Le colocarán el collar con GPS y tomarán muestras genéticas y biológicas. El último paso liberarlo y aplicarle spray cicatrizante si se ha producido alguna herida o laceración.

Si lo consideran oportuno y seguro, podrán aplicarle un antagonista del sedante. Todo el trabajo deberá ser fotografiado y llevarán material complementario por si es necesario usarlo, como mantas térmicas o placas de hielo para regular su temperatura, si así lo requiriese la situación.

La empresa que consiga el contrato de esta investigación tendrá que presentar un informe completo con todos los resultados obtenidos a la Consejería de Infraestructuras y Medio Ambiente del Principado.