No hace falta hacer ninguna encuesta sobre cuál es la fiesta que corre por las venas de los leoneses, que sienten como como auténtica, que bebe del orgullo de las mejores tradiciones de la tierra: esa fiesta es San Froilán, cada domingo previo al 5 de octubre, en la ciudad de León. Y aunque las disfruten más o menos, nunca las preferidas han sido las llamadas fiestas de San Juan y San Pedro, a pesar de arrancar cuando lo hace el verano, rematar el mes de junio y saludar las vacaciones.
En los últimos años es imparable el crecimiento constante del programa festivo en torno a la fecha de San Froilán y sus principales ritos. Lo que en realidad se ceñía en origen a apenas la mañana del domingo, con la confluencia del desfile de pendones, el rito de Las Cantaderas o el 'Foro u oferta' y el concurso de carros engalanados, ahora se completa durante semanas con eventos culturales de todo tipo, numerosos conciertos y varios festivales, actuaciones teatrales, exposiciones, verbenas diurnas hasta con modernas formas de food truck, ferias y multitudinarios mercados como el medieval, infinidad de deportes y actividades infantiles de todo tipo, eventos sociales y solidarios.
Es un listado interminable que ahora ya rivaliza con los festejos de junio. Hasta las recién llegadas peñas o los gigantes y cabezudos, que nacieron exclusivamente por San Juan, se han hecho un hueco en el programa de San Froilán de la capital leonesa. En total, este año ya abarcan más de tres semanas de actos que han sido incorporados por el Ayuntamiento, entre el sábado 21 de septiembre y el 14 de octubre.
El verdadero San Froilán es en La Virgen
Sin embargo, muy poca gente conoce que San Froilán en la capital leonesa es un festejo bebé, casi un recién nacido. Para empezar, el domingo de Las Cantaderas, carros y pendones no es realmente el día de San Froilán, aunque todo el mundo lo llame así.
San Froilán, festivo local, es el 5 de octubre. Y es en ese lugar del calendario donde sí se fijó desde siglos atrás de una serie de auténticas tradiciones. Cuando menos, podría citarse la fecha del año 1505, cuando un pastor aseguró que se le apareció la virgen y le pidió que se elevara en ese lugar un templo en su honor. La historia tantas veces repetida.
Allí, en un punto llamado ‘El humilladero’ de lo que hoy es la localidad de La Virgen del Camino, se acabó erigiendo primero una ermita. Pero ésta quedaba absolutamente desbordada por los miles y miles de leoneses que acudían en cada romería de San Froilán, cada 5 de octubre, de modo que el siglo XVIII fue construido un robusto santuario, el cual sólo tuvo una torre hasta que se levantó la segunda tras la advocación de La Virgen del Camino como patrona del Reino de León, aprobada en 1914 por el Vaticano.
Aquel viejo templo y su vieja historia, recogida en este reportaje con todo lujo de detalles, dieron paso a partir de 1957 a un nuevo edificio, casi destruyendo por completo el anterior. La iglesia que hoy se ve es un dechado de modernidad aplaudido mundialmente como uno de los más bellos ejemplos de arquitectura contemporánea católica, rematada en la portada con los apóstoles obra del artista Josep María Subirachs. Suya es también la figura metálica del propio San Froilán al que le tocan literalmente las narices los miles de asistentes a la auténtica y secular romería en su honor: Como se puede ver, una llamada “tradición” de hace bien pocas décadas.
León: sólo medio siglo en su más antigua tradición
Pues bien, más moderno es aún el día festivo de León capital. Tanto que este año 2024 se cumplen apenas 50 años del más antiguo de sus ritos. Porque no fue hasta el año 1974 que por primera vez el Ayuntamiento de León organizó un concurso de carros engalanados.
La idea era que, casi una semana antes de la romería de La Virgen del Camino, se pudieran ver desfilar por las calles de la ciudad algunos de los bellos y rústicos arreos que se decoraban de cara al 5 de octubre. Y como recuerda en La Nueva Crónica Máximo Cayón Diéguez, cronista oficial de León, apenas participaron siete carros aquel primer año, bajo la Alcaldía de Máximo Cayón Diéguez. Las 25.000 pesetas del primer premio, por cierto, fueron al carro presentado por el Ayuntamiento de Noceda del Bierzo.
Las Cantaderas, desde el año 844... a 1978
Aquel primer domingo previo al 5 de octubre de 1974 resultó un poco soso. Había que nutrir aún más la fiesta. Y fue así como encontró acomodo en la misma fecha el rito de Las Cantaderas y la rememoración del ominoso ‘Tributo de las Cien Doncellas’, niñas cristianas que los reyes de León debían entregar cada año a los califas musulmanes a cambio de mantener la paz. Así dicen que fue hasta que en el año 844 el rey de León Ramiro I se negó a cumplir el tributo a Abderramán II, originándose la Batalla de Clavijo y venciéndole. Al menos, así reza el cúmulo de viejas tradiciones en la que cabildo y Ayuntamiento siguen sin ponerse de acuerdo de su el agradecimiento de la ciudad a la diócesis por la ayuda de dios y Santiago en esa victoria es ‘Foro u oferta’, es decir, un ofrecimiento voluntario de la ciudad o una obligación.
Aunque en principio celebrados estos ritos en la festividad de San Pedro y después en 15 de agosto, por Nuestra Señora, tuvo que ser en 1978 cuando se fijó en la misma mañana de domingo. Tienen, por tanto, 46 años de antigüedad tal y como las conocemos.
1991: llegan los pendones
Y parecía aún faltar vistosidad, color y tradición regional hasta que se completaran los ritos actuales con un desfile de pendones, las gigantescas enseñas de los pueblos leoneses, por las calles de la capital. Esto no llegó hasta 1991, hace apenas 31 años. Bien pocos salieron entonces. Hoy desfilan bajo el cielo de la ciudad más de 300 cada año, creciendo en número y rivalizando en esfuerzo.
Las rosquillas de San Froilán: modernas y a punto de desaparecer
Una vez demostrada la relativa modernidad de los festejos de San Froilán en León, se puede demostrar lo mismo de algunas de sus tradiciones vinculadas. Así, las deliciosas rosquillas de San Froilán, dulces almibarados que sólo se producen unas pocas semanas en torno a la fecha, vieron la luz en la década de los 80, de la mano del gran repostero leonés Santiago Pérez García, maestro de maestros. Incluso hubo algunos años entonces que estuvo en un tris de desaparecer no sólo la tradición sino la receta misma, como destacamos hace años en este reportaje, con recetas incluidas.
Otros sabores hoy muy vinculados a la fiesta de San Froilán en León son las tapas, raciones o platos de morcilla y chorizo. Platos que, sin embargo, serían de lógica más propios de bien avanzado el otoño, a partir del 11 de noviembre que se celebra San Martín de Tours, cuando en los pueblos de León siempre se hizo la matanza del cerdo.
Y resulta curiosa la escasa implantación que en León ciudad ha tenido otro rito muy apreciado en la verdadera romería de La Virgen del Camino, relacionada con ‘los perdones’: las avellanas, fruto propio de esta época, que una vez tostadas los romeros de La Virgen compraban y continúan comprando en aquella localidad cada año, dicen que para regalar a sus allegados y que así le disculparan haberse pasado el 5 de octubre en la fiesta y no realizando sus rurales labores.
Fechas y detalles como estos demuestran que, a veces, la verdadera tradición no es sólo la clave del éxito y que la diversión y el orgullo de lo leonés no necesita beber exclusivamente de siglos de la profunda historia que León tiene en los confines de los tiempos. Y si no, que se lo digan a Genarín, con cuya figura se fundó una auténtica 'religión' pagana y festiva hace poco más de cien años.