El Barrio Húmedo es una de las zonas más turísticas de la ciudad de León, famosa por su oferta de ocio nocturno por la noche y tapas por el día. Sin embargo, este barrio solía ser uno de los centros comerciales de la capital de la provincia leonesa: no en vano, su corazón geográfico, la Plaza de San Martín, llevó por nombre Plaza de las Tiendas.
Allí donde ahora reinan los pubs y los bares, antes era el territorio de las tiendas locales a las que acudía toda la provincia para comprar productos de alimentación, ropa, lencería, utensilios, libros… Un ecosistema que desapareció hace décadas pero que durante el último año se está recuperando con la apertura de nuevas tiendas.
Muchos factores influyeron en la caída de los comercios locales. Los principales fueron el aumento del turismo atraído por las tapas gratis, la fiesta y el envejecimiento de la población que provocó el cierre de negocios sin relevo generacional. Los comercios que quedan en el barrio se mantienen gracias a una clientela fiel y a un tipo de turismo que, aunque no lo parezca, busca en León algo más que el típico souvenir o una cerveza acompañada de una tapa. Durante el último año, a estas tiendas de toda la vida se han sumado otras nuevas, que tienen como objetivo dar una imagen de modernidad en este antiguo barrio, antes reconocido por su vida comercial.
El escenario principal en el que se refleja este cambio es la Plaza de San Martín, conocida antiguamente como la Plaza de las Tiendas. Allí solo queda una tienda que sobrevive entre bares y restaurantes. Rubén Feito es el dueño del negocio La Cilla de Feito (en el número 1 de la plaza), una tienda de alimentación de productos exclusivamente de origen leonés.
La resistencia del Barrio Húmedo
Feito lleva diez años a cargo del negocio y reconoce que la situación va de mal en peor: “La gente viene al Húmedo a comer y beber, no quieren cargar con bolsas. Hemos tenido que ofrecerles muchas facilidades como llevarles las cosas a casa”, explica Feito, que lamenta que el turismo de la ciudad se haya enfocado a las tapas gratis y las despedidas de soltero: “Un 60% de mis clientes son turistas y el 40% de aquí. El problema que tiene León es que la calidad del turismo ha decaído porque la gente viene a por las tapas gratis y gastar lo menos posible, eso no fomenta las compras”.
Rubén Feito reconoce que el día que se acabe su contrato, cerrará el local: “El día que termine el contrato, la última tienda de la Plazas de las Tiendas desaparece. Si no lo dejo del todo, me cambio de ubicación. Si abre aquí otro negocio seguramente será un bar, porque una tienda aquí en dos meses cierra”.
Una de las tiendas históricas que sobrevive en el Barrio Húmedo es Cascanueces, regentada durante 27 años por Eva e Isabel. La tienda forma parte de una pequeña franquicia familiar que cuenta con otros locales en Valladolid y Gijón.
En la de León, se encuentra Eva, una vallisoletana que ha vivido los cambios del barrio en primera persona: “Al principio Cascanueces era una tienda con mucha personalidad, con cosas más hippies y objetos artesanales que llegaban de India o Guatemala”, explica. “Con la globalización todo eso se acabó porque todo lo que llegaba aquí era artesanal pero la gente empezó a encontrarlo en otras tiendas, aunque no fuesen de los sitios de origen. La gente dejó de valorarlo igual”.
La crisis del 2008 fue un punto de no retorno para este tipo de tiendas. Muchas cerraron y las que aguantaron -aunque a duras penas, como Cascanueces (calle Paloma número 6)- tuvieron que hacer un giro absoluto hacia la ropa y la bisutería: “Nosotros nos centramos en marcas de ropa españolas y moda sostenible, para aportar más calidad y mejores materiales”, explica Eva, que destaca que gracias a esta labor la tienda obtuvo el Premio a la Labor del Comercio Justo en León.
Eva celebra que, gracias a la experiencia y la fidelidad de sus clientes, a la tienda le va bien: “Tenemos una clientela maravillosa, que vienen a buscar cosas distintas. Tengo unas abuelas muy modernas, que no quieren vestir como ‘señoras de Zara’ o chicas jóvenes, que buscan bisutería que no se estropee. También vienen muchos turistas, porque encuentran regalos más curiosos”, explica.
Sin embargo, Eva reconoce que la situación comercial en el barrio es complicada: “Nosotros cuando empezamos aquí, las primeras navidades yo tenía siete chicas trabajando. Pero claro, es que en esta calle había comercio. Es muy difícil sobrevivir aquí, pero a este barrio no le queda otra que la convivencia entre el comercio local y el ocio nocturno”.
Los nuevos habitantes del Húmedo: ropa vintage, degustación de café y decoración exclusiva
Grandes ciudades cuentan con barrios que podrían asemejarse al Barrio Húmedo, como es el caso de Malasaña en Madrid. Una zona en la que la escena club nocturna convive con cafeterías de ‘smoothies’ o ‘muffins’ y tiendas de ropa vintage. Los jóvenes leoneses que han conocido esta escena y que han regresado a la ciudad con el ánimo de emprender han elegido el Barrio Húmedo como marco para sus proyectos.
Con esa inspiración en mente Laura y Lucas abrieron hace tres meses la tienda Antisouvenir (Calle Paloma número 11), después de llegar desde Madrid hace un año. Ella, leonesa, ya conocía bien el comercio del barrio, ya que en el mismo lugar que ellos ocupan se encontraba la tienda de ropa vintage de su madre. Lucas, madrileño, comparte con ella el proyecto. “Hemos seguido el legado de la tienda anterior pero hemos introducido las cosas que ‘likeamos’ en Instagram para traerlo a la vida real. Tenemos puzles que hace una pareja de amigos de Los Ángeles que solo venden en 10 tiendas del mundo -y esta es una de ellas-, una marca japonesa de papelería, libros de editoriales pequeñas…”, explican.
A pesar de que nunca habían llevado un negocio como este, cuentan que la experiencia por ahora está siendo muy positiva: “Lo bueno que tiene una ciudad pequeña es que puedes ser el primero en muchas cosas, y es verdad que ser el primero a veces acompleja pero tienes esa ventaja, que en otras ciudades no tienes porque hay mucha competencia”, cuenta Lucas.
“La España Vaciada, es una realidad, pero va a haber más gente que va a volver. La gran ciudad es una burbuja que va a explotar. Hemos visto que León está cambiando mucho y creemos que si sigue así muchos jóvenes van a volver”, afirma Laura, que lamenta la desaparición del comercio de barrio: “Yo me he criado aquí y se nota mucho el cambio. Antes había una zapatería, tintorería, tienda de batas… Pero ahora estamos también nosotros”.
Quien también sabe mucho sobre lo que sucede en las grandes ciudades es Miguel, que regenta otro de los nuevos negocios que habitan el Barrio Húmedo. Este leonés se fue con 18 años a vivir a Barcelona y regresó hace tres, después de una carrera profesional en una multinacional de moda. Hace un año y medio abrió la tienda de decoración Lloeco (calle Paloma número 12) y también ha vivido una gran acogida: “El ciudadano de León no está acostumbrado a este tipo de comercios y productos, pero ha habido muy buena acogida, especialmente la gente que controla de diseño. Todo el mundo me dice que es un lujo tener este tipo de tienda que no esperas encontrar en León. Creo que hay que cambiar poco a poco esa percepción”, explica.
En su tienda, decorada con mimo, es posible encontrar ediciones limitadas de lámparas de Louis Poulsen, la ‘catedral de las sillas’ de Federica, el perchero Ona que puede encontrarse en el MoMa de Nueva York o los famosos monos de Kay Bojesen. “Todas las piezas tienen una historia”, cuenta Miguel mientras muestra su tienda.
A pesar de que sus clientes más importantes son leoneses, Miguel reconoce que la sensación de la ciudad es de decadencia: “El comercio en concreto lo veo un poco ‘demodé’. Antes León parecía pionera pero ahora me da pena porque da la sensación de que la ciudad está cayendo. Yo creo que León es una ciudad complicada porque los leoneses somos complicados, pero si lo haces bien y ofreces un producto de calidad la gente responde. Lo que pasa más hacia el centro del Barrio Húmedo es que no sé si el cliente que va de vinos entra en una tienda para comprar”, duda Miguel, que se encuentra en el límite con la plaza de la Catedral de León.
Otra de las nuevas habitantes del Barrio Húmedo es Timi, originaria de Hungría, que junto a su marido leonés ha viajado ampliamente por el mundo hasta regresar a León y asentarse aquí desde hace un año.
Hace cinco meses abrió su tienda Sabática (en la calle Cardiles, número 3), en la que combina la degustación de café de especialidad con la venta de objetos artesanales originarios de todo el mundo, alimentando los cinco sentidos: “Al principio la gente me advertía de que León era muy tradicional pero yo veo que en León hay una apertura de gente que empieza a viajar más y están interesados en probar cosas nuevas. Los primeros meses la gente no se atrevía a entrar pero ahora ya entran, y ya tengo varios fieles que vienen a menudo”, cuenta, con ilusión.
Para Timi, una de las ventajas de León es la facilidad con la que se crea una comunidad: “En Budapest, al ser una capital, la gente se ve como competencia pero en León no es así, sentimos que tenemos que ayudarnos porque somos negocios locales”. De nuevo, la idea de esta nueva tienda es aproximar conceptos que ya existen en grandes ciudades y traerlos a León.
Y es que los regentes de las nuevas tres tiendas del Húmedo, todos ellos llegados de grandes ciudades europeas, coinciden en que la esperanza del Barrio Húmedo es renovarse o morir: “Yo me he movido mucho por el mercado de Fuencarral y el barrio de Malasaña. El Barrio Húmedo no tiene otra escapatoria que ir acercándose a Malasaña, pero en pequeño, porque allí convive la escena club más crápula y a las nueve de la mañana están los ‘smoothies’ y las magdalenas de colores”, valora Lucas.