El Museo de la Emigración Leonesa (MeL) celebró hoy la primera Feria del Emigrante Leonés, que incluyó un acto de homenaje a seis protagonistas de otras tantas historias de abandono de la tierra para buscar un mejor presente o futuro. Entre ellos, el más veterano fue Florencio Cabero, de Laguna Dalga, nacido en 1928 y que emigró a México en la década de los 50.
La directora de la Fundación Cepa y del MeL, Nuria Alonso, comentó que la iniciativa tiene como objetivo “no olvidar la historia de la inmigración, la dureza de muchos que aquellos periplos y las historias de sacrificio, esfuerzo y amor a la familia que están presentes en cada testimonio de emigración”.
Los homenajeados recibieron una placa conmemorativa con la imagen de la Virgen del Camino, que ha acompañado a muchos emigrantes en su viaje y en su recuerdos, destacan fuentes del MeL.
La Fundación CEPA González Díez y el Museo de la Emigración Leonesa informaron de que rindieron esta mañana su sentido homenaje a la emigración “a través de un emotivo acto que se ha desarrollado en el patio del Museo y que ha contado con la presencia de seis emigrantes leoneses de distintas generaciones, que estuvieron arropados por autoridades, representantes de entidades sociales y público en general; además de haber sido amenizado por el Orfeón Leonés.
Los homenajeados
Los seis protagonistas de la jornada fueron:
Sandra Valdueza: emigró en 1984 junto a sus padres y hermanas a Ciudad de México. Regresó en 1999 para realizar su formación universitaria en Madrid y después decidió regresar a su tierra de origen, León. Sus padres también volvieron en 2019 después de 35 años viviendo en México.
Mario Aller: salió de León en agosto de 2011 y ha desempeñado su labor profesional en distintos puntos del mundo. Suecia, Bruselas, Nueva York, Colombia… ha regresado a León en agosto de 2022.
Sonia Fernández: emigró en 2008 a Alemania (Ingolstadt) y regresó a su tierra natal junto a sus hijos en 2020. A día de hoy, su marido sigue viviendo en Alemania. Sus bisabuelos ya emigraron a La Habana a principios del siglo XX, volvieron a Riaño y partieron nuevamente unos años después desde el puerto de Vigo en el barco Mandarina rumbo a Nueva York.
Adrián de la Iglesia: emigró en 2013 en busca de un futuro mejor y se hizo a la mar. Desde entonces ha trabajado en un barco de crucero estadounidense viajando por el Mar Caribe, el Mediterráneo, el Mar del Norte, el Báltico, el Mar de China y el Océano Atlántico. En 2020 regresó a su tierra natal.
Licinio Martínez: nació en México, hijo de emigrantes. Sus padres, María del Carmen y Licinio, ya fallecido, son leoneses muy vinculados a este Museo. De hecho, en las réplicas que hay en el interior de aquellos primeros negocios que emprendieron los leoneses en México, se encuentran referencias a la empresa textil de su padre y también testimonios suyos de los interactivos. Fue uno de los grandes impulsores de la Agrupación Leonesa en México e inculcó a sus hijos el amor por esta tierra. A día de hoy, Licinio hijo, con una exitosa carrera profesional, lleva 30 años de vuelta en España, 2 de ellos en el pueblo de su padre, Barniedo de la Reina.
Florencio Cabero: natural de Laguna Dalga, Florencio emigró a México en los años 50. Su mujer, Guadalupe, también leonesa de Vegamián, emigró años después al país azteca. Allí se conocieron y se casaron. Vivían medio año en León y medio año en México. Guadalupe quiso regresar a León para reposar aquí para siempre. Y Florencio, en 2012, también retornó a su tierra. Hoy le acompañó en el acto su hija Ana Cabero, que intervino en representación de todos los emigrantes.
A todos ellos se les hizo entrega de una placa conmemorativa presidida por una imagen muy simbólica para la Fundación, la Virgen del Camino, que ha acompañado a tantos emigrantes en su viaje y en sus recuerdos fuera de nuestra tierra.
La directora del Museo, Nuria Alonso, recordó –según la nota de prensa que la Fundación Cepa ha enviado a los medios de comunicación– que esta cita se inscribe en el calendario de actos del décimo aniversario de la Fundación y es un homenaje “necesario. No se puede olvidar la historia de la emigración, la dureza de muchos de aquellos periplos y las historias de sacrificio, esfuerzo y amor a la familia que están presentes en cada testimonio de la emigración”.
Los actos continuaron por la tarde en el Museo de la Emigración Leonesa. De 17 a 22 horas, el Museo se convertió en escenario de la primera Feria del Emigrante Leonés, que llenará de música y de sabor a México las inmediaciones del MeL. Será una tarde de ocio en la que los leoneses podrán disfrutar de un maridaje entre la cultura, la música y la gastronomía mexicana. Quienes adquirieron su entrada en la taquilla del MeL consiguieron un combinado de ocio: una visita guiada al Museo y, posteriormente, una actuación de mariachis condegustación de cocina mexicana acompañada de la simbólica Cerveza Corona o la tradicional Agua de Jamaica.