Un grupo de padres y madres del colegio CEIP La Granja, en León, llevan enfrascados meses en una iniciativa para conseguir que la sección bilingüe en el centro no sea la única opción para sus hijos, que se ven obligados a cursar dos asignaturas en inglés (sin contar con la propia asignatura en la que se imparte esta lengua, que se mantiene). No son pocas las críticas que se hacen al programa de secciones bilingües, tal y como está planteado a día de hoy, desde los padres y también profesorado ya que apenas se ofrecen alternativas para aquellos padres que no desean que sus hijos estudien asignaturas en inglés ya que, afirman, “ni aprenden inglés ni la materia”.
El bilingüismo en los centros educativos públicos como lo conocemos hoy en día nació en el curso 2006-2007, después de que la Junta de Castilla y León, desde la Consejería de Educación (cuya cartera era por entonces del Francisco Javier Álvarez), aprobase sus bases en la Orden EDU/6/2006, que todavía rigen la implantación del programa en los colegios casi dos décadas después.
La normativa recoge que los centros educativos que quisieran adherirse al programa podrían hacerlo tras presentar un proyecto y documentación pertinente. Una vez aprobada la solicitud, después de que el proyecto se haya aprobado también en el consejo escolar (formado por padres, profesores y equipo directivo), los colegios comenzarán a impartir dos o tres asignaturas, a propia elección, en la lengua bilingüe elegida (inglés, francés, alemán, italiano o portugués) en la totalidad de clases y cursos o en algunos. La mayoría de centros optaron por un bilingüismo inglés completo en toda primaria. Eso, a mayores de la propia asignatura en la que se imparte el idioma. De esta forma, todas las clases de todos los cursos tienen varias asignaturas en inglés, que suelen ser ciencias naturales o sociales.
Un gran número de colegios se adhirieron al programa. En León provincia son pocos los que no cuentan con asignaturas de sección bilingüe y, por tanto, impartidas en inglés. Algunos pocos, como el CEIP Fray Bernardino de Sahagún o el CEIP Pedro Aragoneses Alonso de Mansilla de las Mulas, no forman parte del programa. En la ciudad de León, tan solo el colegio San Isidoro es el único centro público que no la tiene.
Esto presenta un problema para los padres que no quieren que sus hijos den clases troncales en inglés, ya que a la hora de matricularse no existe una alternativa hasta llegar a secundaria, cuando sí que pueden elegir. En el CEIP La Granja, en la ciudad de León, un grupo de padres y madres se han movilizado contra esta situación y piden poder elegir en su colegio si quieren o no participar en el programa de sección bilingüe. Es decir, piden una alternativa que se traduce en una opcionalidad del programa y que por ahora, a menos que el colegio no se haya adherido a la sección bilingüe, no existe. “Somos conscientes de que los contenidos son más fácilmente asimilables en la lengua materna y que, por lo tanto, su adquisición es mucho más eficaz si se enseñan en español. La solución no es explicarlo dos veces: una en inglés y otra en español ya que esto supone una pérdida de tiempo innegable y un esfuerzo absolutamente innecesario”, afirman en su comunicado.
Noemí Marcos García encabeza este grupo de padres. Ella es profesora de inglés en un instituto y madre de tres niños que acuden al colegio de La Granja. Junto a otros padres, ha realizado una recogida de firmas en la que han participado 391 familias de todos los cursos de primaria del colegio. Ya hicieron una primera recogida hace tres años, pero con la irrupción de la pandemia, el proceso se paralizó: “Los padres estamos en pleno derecho de pronunciarnos y declarar que no consideramos oportuno escoger una materia como excusa para aprender un idioma extranjero”, afirman.
Los padres estamos en pleno derecho de pronunciarnos y declarar que no consideramos oportuno escoger una materia como excusa para aprender un idioma extranjero
Los resultados de esta última encuesta muestran que un 70,5% de quienes firmaron elegirían para el próximo curso una opción que les permitiera poder decidir si quieren formar parte de la sección bilingüe o no. En infantil el porcentaje es más alto, con un 73% de familias con hijos cursando infantil a favor de esa opcionalidad, aunque también en primaria los votos a favor son mayoría, con un 69,4% del total de firmas de los de primaria.
“Los niños pasan de infantil, donde dan contenidos con muy poca carga lectiva, como colores o números, a primaria cuando, como por arte de magia, se cree que lograrán entender conceptos como el proceso de la fotosíntesis”, apunta Noemí como uno de los problemas principales por los que los padres considerarían una opción no bilingüe, si pudieran.
Después de estos resultados, el consejo escolar de La Granja remitió a la consejería de educación un borrador en el que justificaban la viabilidad de la opcionalidad del programa bilingüe. La respuesta de la consejería de Educación fue rechazarlo, sin justificación según Noemí, en la que aludían a la Orden de educación de 2006 (que regulaba la creación de secciones bilingües en centros públicos de Castilla y León) y que dice que “no se puede modificar la sección según fue autorizada en un primer momento”, explica Noemí. Este periódico se ha puesto en contacto con la Consejería de Educación para conocer los detalles de esta propuesta rechazada, sin recibir respuesta en el momento de la publicación.
Ella y los demás padres rechazan este argumento, basándose precisamente en ese concepto de “sección” que, entienden, implica que debe de existir una parte del alumnado no bilingüe. Además, toman como ejemplo al colegio de La Virgen del Camino, en el que los padres sí que pueden elegir. A pesar de que la Dirección Provincial de Educación no ha dado una respuesta concluyente a este medio sobre la forma en la que se ha adaptado el programa en el colegio y que la dirección del centro rechaza hacer declaraciones, en la lista de libros de primaria para el curso 2022-2023 que se puede ver desde su página web sí que aparecen las dos opciones en ciencias naturales, en inglés y castellano.
Por otro lado, existen colegios que sí que han abandonado el programa de secciones bilingües, aunque ILEÓN ha pedido a la Consejería de Educación los datos de aquellos que lo han hecho en la provincia y en la Comunidad, sin haber recibido en el momento de la publicación de este reportaje una respuesta.
La última acción que este grupo ha realizado es que cada familia lleve un escrito individual en estos días a la Dirección Provincial de Educación en León para solicitar la salida del programa de sus hijos en este curso. Además, piden una reunión con la consejería en Valladolid para abordar la situación que consideran desfavorable para la educación y el aprendizaje de sus hijos.
La memorización como base del aprendizaje
“Una materia no puede ser una excusa para aprender un idioma”, razona Noemí, que añade: “No se profundiza en los contenidos como se haría en español y el inglés que se aprende no aporta nada para la vida diaria”. Ella y los demás padres quieren dejar claro que su objetivo no es eliminar las secciones bilingües, sino reclamar la existencia de una alternativa para aquellos que no quieren que sus hijos estudien materias en otro idioma: “El principal problema del programa y por lo que creemos que no funciona es, precisamente, que no es opcional. Hay niños que tienen muy buen nivel de inglés que podrían asumirlo, pero con clases de 25 alumnos de niveles y contextos distintos, si añades el hándicap de hacerlo en otro idioma, la asignatura es inviable”, argumenta.
Una materia no puede ser una excusa para aprender un idioma
Por su experiencia como profesora en un instituto, Noemí sabe que hay profesores que en secundaria se encuentran con alumnos con “lagunas enormes en biología o historia, porque las han dado en bilingüe en el colegio. No saben explicar nada en castellano porque sus clases se han basado en memorizar vocabulario”. Los padres se encuentran con que sus hijos se encuentran perdidos en estas materias que no dan en su lengua materna.
ILEÓN se ha puesto en contacto con diferentes madres que han contado su experiencia y la de sus hijos en sección bilingüe. Una de ellas es Verónica, madre de 2 niños del colegio de La Granja. Uno de ellos cursa tercero de primaria, con la asignatura de ciencias naturales en inglés (Science): “Mi hijo no sabe ni lo que están dando en clase. Aprenden un par de palabras de memoria pero no sabe explicar nada. El otro día estábamos dando un paseo por el campo y, comentando, nos dijo que no sabía lo que era la fotosíntesis”, cuenta, aludiendo a esas lagunas de conocimiento sobre las materias que se dan en inglés.
Coincide con esta experiencia Alicia, madre de tres niños (dos de ellos en tercero y quinto de primaria): “El problema es que no entienden lo que les enseñan en clase, solo memorizan”. Todos los padres coinciden en que “ni aprenden inglés ni la materia”.
El resultado de este método de aprendizaje se traduce (literal y figuradamente) en una frustración por parte de los alumnos: “Los niños tienen que echar muchas horas y al final solo es para aprobar justos”, comenta Alicia. “No tienen interés en aprender inglés al final. Le han cogido mucha manía a esa asignatura. Y no me extraña que estén frustrados”, opina Verónica.
Los hijos de Alicia acuden a clases particulares con un profesor que les ayuda a traducir los textos para que los entiendan y les explica el significado del tema: “Si no, tienen que usar Google Lens para traducirlo. Ni su padre ni yo tenemos tiempo para ayudarles con todos los deberes y, además, si fuera en castellano les podría ayudar pero es que hay cosas que tenemos que buscar el significado porque yo tampoco lo sé”.
Clases particulares y discriminación
Acudir a clases particulares parece algo generalizado entre los alumnos de primaria. Los hijos de Verónica, por ejemplo, también tienen que recurrir a este extra que no todas las familias se pueden permitir. “No pocas de estas familias tienen que realizar un gasto económico considerable en horas extras del aprendizaje del idioma. Esto sucede en el mejor de los casos, porque en otros, las familias no pueden permitirse ese gasto estando sus hijos en obvia e injusta desventaja con respecto a los demás”, comentan las familias en un comunicado.
Esta situación corre el riesgo de suponer una discriminación económica y social para aquellas familias que no pueden permitirse llevar a sus hijos a clases de refuerzo. “Puedes llevar a tus hijos a una academia, que puede ser más económico pero les van a enseñar inglés en general. Yo contraté un profesor particular porque necesitaba otra cosa, necesitaba que les ayudase a traducir y entender los temas de la asignatura. Esto obviamente te cuesta más y claro que puede ser discriminatorio para algunas economías familiares que no pueden permitírselo”, asegura Alicia.
No todos los alumnos tienen los mismos recursos económicos o sociales que permitan llevarles a clases particulares
ILEÓN también ha hablado con Marta, profesora de primaria en un colegio de la provincia y que ha trabajado en diferentes colegios de la sección bilingüe y otros que no se habían sumado a ella. Añade a la lista la discriminación que pueden sufrir, a mayores, los niños que vivan y estudien en el entorno rural: “Durante la pandemia hablamos mucho de brecha digital y existe otra brecha en el mundo rural que arrastramos como consecuencia de la implantación del bilingüismo como se ha hecho. No todos los alumnos tienen los mismos recursos económicos o sociales que permitan llevarles a clases particulares porque viven en un pueblo y no tienen la opción o cómo desplazarse. Esto al final abre una diferencia en las clases entre alumnos, incrementa esa brecha”, razona, “Y eso parte de la propia base del programa. Cuando una asignatura se da en la lengua materna todos los alumnos parten del mismo nivel, pero esto no puede suceder en un área bilingüe, porque no todos parten del mismo lugar. Los alumnos que no tengan el mismo apoyo en casa o por diferencias en su mero estado madurativo, pueden obtener un mejor rendimiento o no, y esto se hace especialmente notorio en la sección bilingüe”.
Las consecuencias de un mal aprendizaje
Marta, que ha sido tutora impartiendo lengua, matemáticas, ciencias sociales, naturales y atención educativa en diferentes colegios de la provincia y de Burgos y quiere ser la voz de muchos compañeros que piensan como ella, y que no están en contra del bilingüismo, sino de replantear el programa: “Todos estamos a favor de aprender idiomas, pero que sea también a favor del alumno. He estado trabajando en un colegio en el que se daba una hora extra de inglés cada 15 días. En esa hora tenían juegos, se dedicaban a conversar en inglés o a ver películas. Es más útil porque se hace a favor del aprendizaje de un idioma, sin quitar los cimientos de un área de aprendizaje. No escuché nunca que un niño estuviera frustrado con el inglés”, cuenta.
“Abarcar áreas con vocabulario muy específico bien sea de ciencias naturales como puede ser los sistemas y aparatos del cuerpo humano, ciencias sociales con los tipos de paisajes o las etapas de la historia o plástica con nociones básicas de pintura quizá no sea la forma más idónea de aprender un idioma, puesto que no es un aprendizaje natural”, argumenta Marta, “Puede que haya alumnos y alumnas que gracias a su buena capacidad y la ayuda de su entorno sociocultural y familiar puedan superarlo y lograrlo con éxito con mayor o menos esfuerzo, pero haya otra parte (gran parte) que muestre carencias y necesidades al enfrentarse a esas áreas y le provoque una desmotivación, frustración y baja autoestima, incluso, un rechazo hacia la escuela”.
Para esta profesora, ese es el claro ejemplo de por qué “tener centros educativos íntegros de enseñanza no bilingüe o con la opcionalidad a adherirse a la sección o no, es beneficioso para todos”, zanja.
Verónica se muestra preocupada por el momento en el que su hijo llegue a la prueba de acceso a la universidad y se encuentre con un examen en castellano con conceptos básicos que ha estudiado en inglés durante primaria: “¿Qué va a hacer mi hijo entonces? Se ha tirado seis años estudiando esas asignaturas en inglés para que luego no le sirvan de nada. Llegará al instituto y no estará en bilingüe, eso lo tiene ya claro, y no entenderá nada”.
Tener centros educativos íntegros de enseñanza no bilingüe o con la opcionalidad a adherirse a la sección o no, es beneficioso para todos
También Alicia comparte la preocupación por el futuro académico de sus hijos, aunque espera que durante la etapa de secundaria esas lagunas a las que aluden desaparezcan poco a poco ya que, aunque va a dejar que sean sus hijos quienes tomen la decisión, tiene bastante claro que no estudiarán en la sección bilingüe de la ESO: “Y esa es otra pregunta que nos hacemos ¿por qué en primaria es obligatorio y luego llegas al instituto y ya nos dejan elegir?”.