En el Día del León, nos preguntamos: ¿Cuál es el origen de este nombre de la provincia? ¿Tiene que ver con el animal o no? Hagamos un viaje en el tiempo hasta la época romana. El nombre de León encuentra sus raíces en la palabra legio (legión en latín), en referencia a las legiones romanas asociadas con la capital de la provincia, la Legio VI Victrix y la Legio VII Gemina que crearon y ocuparon el campamento romano con más siglos de existencia en la península ibérica.
Corría el año 29 antes de Cristo cuando el emperador romano Octavio Augusto luchaba en las Guerras Astur-Cántabras con varias legiones, ya que los astures se resistían ferozmente. Hasta llegó a perder su primera águila de legión treinta años antes de la famosa batalla de Teotoburgo en Germania.
Finalmente la Legio VI Victrix se estableció en la zona entre los ríos Bernesga y Torío de forma permanente después de la conquista romana para pacificar la zona y proteger las rutas comerciales que pasaban. La presencia de la primera legión, inevitablemente, dejó una marca indeleble en la ciudad y su nombre, siendo un testimonio de su importancia histórica y su contribución al desarrollo de la zona.
Además, la VI Victrix fue la legión madrina de la más famosa, la que más tiempo estuvo, la Legio VII Galbiana –'Una legión golpista premiada con un funcionariado en obras públicas', llegamos a definirla en este reportaje en ILEÓN–, cuando el gobernador de la Hispania Tarraconense, Servio Sulpicio Galba, la creó el 10 de junio para nombrarse emperador tras la muerte de Nerón. Los leoneses celebran el Natalicio del Águila de esta legión que terminó llamándose Legio VII Gemina Pia Felix –aunque tuvo otros nombres más, pero así es más conocida– a lo largo de los siglos y que estuvo acantonada en León desde el año 74 después de Cristo hasta el siglo cuarto o quinto. La última vez que se la nombra en Legio (León) es en la Notitia Dignitatum del año 409.
En el mapa
León no solo es el nombre de una ciudad, sino también el de una provincia que abarca diversos municipios y localidades. La división de España en provincias se remonta a 1833, cuando Javier de Burgos, secretario de Estado de Fomento en aquel entonces, propuso una división administrativa con el fin de fortalecer la centralización del Estado y agilizar los procesos burocráticos.
Según el Real Decreto de 1833 que estableció esta división, las provincias tomarían el nombre de sus respectivas capitales, exceptuando los casos de Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, que mantendrían sus denominaciones anteriores. Siguiendo esta norma, la provincia que lleva el nombre de León fue bautizada en honor a su ciudad principal.
A lo largo del tiempo, se han producido cambios en la denominación de algunas provincias. Por ejemplo, la provincia de Logroño pasó a llamarse La Rioja, la de Santander se convirtió en Cantabria y la de Oviedo adoptó el nombre de Asturias.
En la bandera
El león, animal majestuoso y poderoso, se ha convertido en el símbolo de la ciudad de León heráldicamente por su simbología (y por un proceso de homofonía que explicaremos después). Desde la antigüedad, los leones se han asociado con la realeza, la nobleza y el poder. Este emblema heráldico se denomina león rampante, representando a un león erguido, de pie y con las garras delanteras alzadas.
La elección del león para representar a León, dicen algunos que tiene fundamentos en diversas interpretaciones históricas. Por un lado, se ha sugerido que el león simboliza el valor y la fortaleza de los antiguos reinos que se establecieron en la Región Leonesa. El Regnum Legionensis tuvo un papel realmente destacado en la historia de la Península Ibérica.
Otra interpretación señala que el león representa la vinculación con la monarquía española y la nobleza, ya que los reyes y reinas de España han utilizado el león como un emblema en su escudo de armas y sellos. La presencia del león en el escudo de León podría ser una referencia a la lealtad y el apoyo de la ciudad hacia la corona. Aunque realmente el animal de España heráldicamente, es el León: lo cual lo significa como el Viejo Reino del que nacieron Castilla y Portugal y, en esencia, el germen de España.
Otra leyenda, cuenta que el rey Pelayo, después de la batalla de Guadalete y su encarcelamiento en Córdoba, mandó pintar un león en su escudo como reconocimiento por haber matado a uno. El cuento apuntaría a que figura heráldica pasó a sus descendientes en el Asturorum Regnum (Reino de los Astures, que no “de Asturias”) y posteriormente a los reyes de León, ya que el astur y el legionense son el mismo reino con distintas capitales y cortes.
Aunque en realidad no es así, sino que se vincula por primera vez a Alfonso VII y el rey Alfonso IX lo convierte al llevarlo en su escudo en el primer símbolo heráldico de la realeza de la Historia.
Sea como sea, aparece (de color Púrpura) en solitario en la bandera de León ciudad y en de la provincia. Y por su importancia acompañado en el pendón autonómico de Castilla y de León y en el escudo de España, de color púrpura cuartelado en su campo blanco junto al castillo dorado en fondo de gules, lo que simboliza la confederación de ambas coronas (la leonesa y la castellana) bajo el mando de un solo rey: siendo el primero Fernando III, hijo de Alfonso IX de León y Blanca de Castilla. Se cuartela (se divide el pendón en cuatro poniendo un león y un castillo en la derecha e izquierda en los huecos de arriba y al revés derecha-izquierda en los de abajo) para mostrar que ambos reinos eran igual de importantes y ninguno estaba por encima del otro.
La respuesta: no es por el animal, es por la pronunciación
Pero lo más curioso de todo es que León, tanto la ciudad, como el Reino, como la provincia o la Región de León, no se llaman así por el animal, sino por cómo se fue pronunciando el nombre del lugar en que estuvo el campamento de dos legiones de Roma.
A lo largo de los años Legio (pronunciado 'leguio') se terminó cambiando a “Legione” (pronunciado 'leguione'), pasando entonces a “Leione”, llegando a “Leión”... y de ahí terminó resultando en el astur-leonés (el idioma propio del territorio y la primera romance escrita en la península incluso antes del castellano en la Nodicia de Kesos) en la pronunciación “Llión”, mientras que en el castellano que se convirtió en español da “León”.
Es decir, por homofonía (misma pronunciación para distintas palabras con diferentes significados), el nombre de la ciudad –que luego fue la capital del reino legionense por las murallas que conservaba del campamento romano– se vinculó al animal en la representación heráldica; pero no tiene que ver en realidad con él. Aunque si quieres dibujar una legión romana en un escudo es bastante más complicado que imitar unos trazos púrpuras que recuerden al Rey de la Selva.
De todas maneras, lo mejor es no contradecir a un leonés sobre de dónde viene el nombre de su tierra. Si se le molesta mucho, ruge igual que un león. En eso sí son iguales.