Cuando en 1916 el industrial José Pallarés Berjón paseaba con su motocicleta por la avenida de Padre Isla, no pudo por menos que detenerse al pasar junto al chalé u hotel de Gregorio Fernández, el conocido hoy popularmente como Chalé Fierro, que es la actual sede de la Cámara de Comercio.
No fue la belleza del chalé de Gregorio lo que hizo detenerse bruscamente a José Pallarés, sino una hermosa y simpatiquísima señorita asomada en el balcón: era la granadina Maravillas Torres, hermana de Enriqueta, esposa del abogado del Estado, Esteban Zuloaga; el matrimonio Zuloaga-Torres compartía en alquiler una parte del chalé del propietario Gregorio Fernández.
La actual avenida de Padre Isla poco se parece a la que a primeros del siglo XX cambió de ser anteriormente conocida como carretera de Adanero a Gijón, o carretera de Renueva, a la que hoy conocemos. Si bien sí conserva algunos de los edificios de las primeras manzanas cercanas a lo que hoy es Santo Domingo –que también cambió notablemente su estructura urbana hace justo cien años como se explica en este reportaje–, otros como el de Eduardo Hurtado Merino en el número 8, el primero que se puede documentar que tuvo ascensor en León en 1916 antes que Casa Goyo, fueron derribados. Así como la mayoría de los chalés que jalonaban la avenida hasta llegar a la Estación del Ferrocarril de Matallana.
Siguiendo con los protagonistas que dan pie a recordar lo que fuera en un principio Padre Isla, poco tiempo más tarde, José Pallarés y Maravillas Torres se casaban; casi enfrente del hotel de Gregorio, la recién creada Comercial Industrial Pallarés en 1923 (CIPSA) añadía a ese entramado empresarial, sobre inmueble propiedad de los herederos de Salustiano López Ugidos, uno de los negocios más solventes de su Sociedad Anónima, dirigido principalmente por Santiago Blanch Cornet, a quien acompañaba Félix Sampedro y Salustiano López Robles (hijo de Salustiano López Ugidos): Auto Salón. También en Padre Isla.
El número 6 de Padre Isla lo construyó el comerciante, de origen maragato, Francisco Miguel Alonso. En 1918 se estaba construyendo. Enfrente, en el número 7 y 9, Cándido Rueda había construido otro inmueble con entresuelo y dos alturas (principal y piso), en cuyos bajos había un negocio de fotografía, una zapatería y otro negocio de guarnicionería, con varias cocheras.
El abogado José María Lázaro nombró a sus herederos propietarios de toda esa zona que luego conformaría los números 1, 3, 5, 2 y 4 de Padre Isla. Su hijo, el abogado Ignacio Lázaro De Diego, quien residía en la calle Reina Victoria (calle Nueva, hoy de Berrueta casado con Concepción Medina) edificó el número 4 a partir de 1920 sobre una anterior construcción propiedad de la misma familia dedicada a bodega y pajar, estando en condiciones de poder habitarse en 1925 y utilizando los bajos del inmueble para dos negocios (de almacén y de farmacia). Posteriormente, en la segunda planta de ese edificio tuvo su sede el Colegio Oficial de Médicos., que en 1940 pagaba una renta anual de 3.000 pesetas, siendo su presidente el médico Olegario Llamazares del Olmo.
Estas hermosas edificaciones estaban siempre acompañadas de huertos y jardines, muy apropiados para el esparcimiento familiar, como se aprecia en la fotografía del chalé de Juan Morros. El 'hotelito' (como así lo califica el arquitecto Manuel Costilla y Pico) estaba formado por planta entresuelo y principal. En el entresuelo estaba el despacho, gabinete, sala de consulta, comedor, cocina, cuarto de aseo y galería descubierta. En el piso principal estaban los dormitorios, baño, ropero y retrete.
Segundo Costillas Gil Negrete, quien tenía negocio en la Calle Ancha, compró a José María Lázaro de Diego el solar resultante del derribo de una casa de planta baja (14,60 metros de fachada por 8,75 de lateral, más huerta) destinada a garaje donde comenzaría la construcción de un inmueble en 1928 (el número 3 actual) para atender su negocio de materiales de construcción en el bajo y vivir con su familia en el piso principal. En 1929, con el edificio construido, el inmueble se tasó en 210.000 pesetas.
El número 5, construido en forma de 'H' estaba dedicado a almacén de hierros con tres patios interiores (conocido como edificio Zarauza), y vivienda en su piso principal, inspección de policía, Gobierno Civil y vivienda del gobernador y vivienda de los propietarios (Hijos de Blas Alonso). En 1906 aún se estaban realizando obras en parte de ese inmenso edificio.
Esta fotografía de arriba, entre 1904 y 1908, refleja el comienzo de Padre Isla, con el edificio de Blas Alonso a la izquierda de la imagen. Al otro lado de la calle se instalarían luego los edificios de los arrieros maragatos apellidados De Paz –que siempre casaban entre propios arrieros–, extendiendo sus propiedades hasta buena parte de lo que hoy ocupa la calle de La Torre, e incluso hasta San Isidoro, donde en los años cuarenta del siglo XIX Bernardino de Paz ya se había hecho con la propiedad y edificio de la plaza de San Isidoro, que todavía hoy existe. Esa zona derecha de la imagen tuvo como primeros propietarios del siglo XIX a las familias Amat, Diego de Pinillos (emparentada en 1848 con los Fernández-Llamazares) y Lázaro, cuyo más conocido representante de la época fue el propio arquitecto Juan Bautista Lázaro de Diego [Pinillos], nacido en León en 1848 y fallecido en Madrid en 1919 que fuera el último arquitecto-director de la restauración de la Catedral de León.
Enfrente, en el número 8, propiedad de Eduardo Hurtado Merino, se había construido otro inmueble (terminado en 1916) para atender el negocio o almacén de coloniales de su propietario en los bajos. Ese en el que en un anterior artículo demostré que se encontraba el primer ascensor de León, al menos documentado, antes de los de la Casa Goyo o la de Don Valentín.
Como hemos visto, lo cierto es que antes de 1920, en la avenida de Padre Isla, ya se habían construido edificaciones y preciosos hoteles habitados por una buena parte de la más floreciente burguesía del momento (propietarios, ingenieros, industriales, abogados, comerciantes, militares, empleados de la Administración, notarios, ingenieros, médicos o catedráticos): Santos Hernández Crespo (casado con la toledana Eva Riego, notario), Cándido Rueda, Julián Pablos (industrial), Marcelino Mazo Trabadillo, Bernardo Gómez, Olegario Llamazares Olmo (médico), Eduardo Albístegui (empleado), Luis de Paz Roldán (industrial), Luis González Herrero (ingeniero), Gregorio Fernández (contratista, casado con Urbana Redondo), Lisandro Alonso Llamazares (industrial y abogado, casado con Ramona Pimentel), Adolfo Gil Paredes (industrial), Francisco Miguel Alonso (industrial, de Castrillo de los Polvazares), Esteban Zuloaga Mañueco (abogado, casado con la granadina Enriqueta Torres, quienes vivían en el mismo hotel de Gregorio Fernández, con entrada independiente, por supuesto), Pascual de Juan Flórez (propietario del edificio en el que se instaló Hacienda), Miguel del Río (industrial de Castrillo de los Polvazares), Demetrio Zorita (industrial), Vicente Zorita (industrial), el matrimonio compuesto por los médicos Julio Morros García y Julia Sardá Vidragosa, Manuel Pablos (industrial salmantino), Dionisio González Miranda (propietario minero), el ya mencionado Emilio Hurtado Merino (médico y propietario), Melchor Martínez (herrero, en un edificio que aún se conserva), los hermanos Juan y Ventura Alvarado (profesores de las Escuelas de Sierra Pambley)…
Y un extenso etcétera de relevantes y olvidadas personalidades.