De la pasada festividad de la patrona de la minería, Santa Bárbara, en el año 2017 a la celebración de este año hay 112 empleos directos menos en un municipio, el de Páramo del Sil, vinculados a este tradicional y agonizante sector en la provincia leonesa.
De hecho, se ha puesto fin en apenas los tres últimos meses a dos de sus actividades económicas principales, prácticamente las únicas, de este municipio berciano: por un lado la central térmica de Anllares, desconectada definitivamente este pasado fin de semana; y por otro, el ERE que afecta a la explotación también extractiva de Pizarras Páramo.
En el primer caso, no por anunciado e incluso asumido deja de doler que afecte a 77 empleados directos el apagón de Anllares, una cifra que se multiplica por mucho en este municipio si se contabilizan los empleos indirectos e inducidos.
En el segundo caso, un total de 35 empleados han tenido que denunciar que, amén del cierre de la explotación, llevan sin cobrar la nómina desde el pasado mes de mayo, al tiempo que los sindicatos denuncian que se están desmantelando parte de las instalaciones.
Así la cosa, esta Santa Bárbara, sin duda la más negra de las últimas décadas y el inicio de otras aún peores, coge a este municipio con una población que ha caído en picado hasta los 1.336 vecinos en el padrón del último año, en una constante caída desde que en la década de los años 70 Páramo del Sil consiguiera mantenerse superando los 4.000.
Aquella actividad económica, prácticamente cien por cien vinculada a las minas y al uso del carbón con fines energéticos, es en este día de fiesta ya casi un recuerdo y los pueblos están llamados a convertirse, si los planes de reconversión no lo remedian, en otro Sabero leonés, en referencia al municipio de la Montaña Oriental que ya vivió una similar situación hace décadas.