Asaja cifra en 219,6 millones el gasto extra de los agricultores leoneses en fertilizantes, gasóleo y electricidad

Agencia ICAL

La Asociación de Jóvenes Agricultores de León cifró este miércoles en 219,6 millones el gasto extra al que tendrán que hacer frente este año agricultores leoneses respecto a 2021 para hacer frente al coste de fertilizantes, gasóleo y electricidad.

Ante el inicio de las siembras de cultivos de primavera, Asaja explicó que “el insumo más importante” son los fertilizantes, cuyo coste se ha incrementado en un 200 por ciento en un año, de manera que, si el pasado año el sector tuvo un coste en fertilizantes minerales de 81,9 millones de euros, este año, si se mantiene la tendencia actual hasta que concluyan las siembras de cereal de invierno en el próximo otoño, la factura del abono mineral alcanzará la cifra de 246 millones de euros.

Tras este gasto se encuentran el del gasóleo y el de la electricidad que mueve toda la maquinaria y los sistemas de riego modernizado. De acuerdo con las cifras aportadas por la organización agraria, el gasóleo agrícola cuesta a los agricultores un 120 por ciento más que hace un año, mientras que la electricidad dependerá de los contratos que todavía mantengan las comunidades de regantes con las compañías eléctricas, aunque “es previsible que la factura sea al menos del doble”. Ambos conceptos supondrán una factura al sector agrícola y ganadero de 106 millones de euros, frente a los 50,46 millones del año 2021.

“Con estos costes tan elevados, a los que todavía le habría que añadir otros insumos también disparados, como el pienso en el caso de los ganaderos o los servicios a terceros, el mantenimiento de instalaciones, los servicios veterinarios, los fitosanitarios o las semillas, la renta de los agricultores va a sufrir un descalabro que será mayor en la medida en la que no se puedan repercutirse estos mayores costes en la venta de los productos”, advirtieron desde Asaja León.

De igual manera, vaticinaron que esta situación “no deseada” llevará a “una caída de renta de los productores y a una subida de los alimentos para los consumidores” que, por su menor capacidad de compra debido a la inflación, “comprarán menos y harán caer la demanda”.