El 20-D deja tras de sí pactos complejos y mucha incertidumbre

ileon.com

Ningún partido político se acerca, ni de lejos, a la mayoría absoluita de 176 escaños en el Congreso de los Diputados. Pero tampoco la suma de los principales partidos del arco parlamentario, por un lado la del Partido Popular con Ciudadanos y por otro la del PSOE con Podemos, si es que llegaran a materializarse, consigue acercarse a la cifra mágica y necesitarían de la suma numérica de un buen número de acuerdos con otras formaciones más minoritarias.

Por eso, todos los analistas observan serias dificultades para que la formación de Gobierno sea suave y sencilla. El actual presidente en funciones, Mariano Rajoy, ha sumado el peor resultado del PP, 123 diputados, muy por debajo incluso de los 156 con los que acabó gobernando José María Aznar en 1996. El hipotético apoyo de Ciudadanos y sus 40 escaños no bastaría para investir a Rajoy presidente, incluso aunque su líder, Albert Rivera, incumpliera su compromiso de no votarle.

La única opción sería que el presidente del PP se conforme con perder una votación emn primera vuelta y confiar en que en segunda vuelta Ciudadanos se abstenga, como sí llegó a sugerir, a pesar de que la suma de las restantes fuerzas políticas del arco parlamentario suman más de la mitad de las actas.

Su esperanza es que los números no le salgan al resto de formaciones, que no lo tienen más fácil, al contrario, para encontrar un pacto. PSOE y Podemos se sitúan muy lejos y, aparte asuntos como Cataluña, se antoja complejo incluso para saber si Pedro Sánchez o Pablo Iglesias debieran ser los que encabezaran la posoble suma de sus fuerzas, que suman 159 escaños. De nuevo, lejos de los 176 de la mayoría absoluta.

A lo largo de la campaña también se aventuró una posibilidad que en una simple suma sí daría mayoría absoluta, como es una coalición de los granes y veteranos partidos PP y PSOE, algo que sin embargo Sánchez ha rechazado de manera abrupta y sistemática, porque todos coinciden en que sería un suicidio político.

El veto del Senado a cambios estructurales

Otro aspecto relevante es que quien consiga fraguar, si es que alguien lo consigue, un Gobierno sólido y multipartido, cualquier tipo de reforma estructural, desde la reforma de la Consititución a la situación en Cataluña, pasando por cualquier tipo de Ley, deberá pasar por el muro infranqueable de que el PP sí hará valer su aplastante mayoría en el Senado y el bloqueo desde la Cámara Alta está garantizado si al final no son los populares los que habiten la Moncloa.