ð Viene de la séptima parte
El Camino Francés es el más conocido, el más desarrollado en cuanto a servicios e infraestructuras. Si lo comenzamos en Saint-Jean-Pied-de-Port (San Juan de Pie de Puerto, en Francia) recorreremos cerca de 800 kilómetros hasta Santiago en unos 30 días. Pero muchos peregrinos que no disponen del tiempo necesario tienen la posibilidad de arrancar desde León o, ya dentro de Galicia, desde Sarria. Esta localidad lucense es un frecuente punto de partida para muchos porque la distancia de 100 kilómetros hasta Santiago es la mínima exigida para obtener la Compostela. Otra posibilidad, muy recomendable dada la belleza de las etapas del Camino Aragonés, es empezar desde Somport para unirse a la vía principal en la localidad navarra de Puente de la Reina.
Esta ruta recorre el norte de España de este a oeste y atraviesa prácticamente todos los paisajes que podemos imaginar, desde las montañas pirenaicas hasta las llanuras de la meseta y los frondosos bosques gallegos. Además pasamos por multitud de pequeñas localidades que, precisamente debido a su localización en esta ruta milenaria, cuentan con un increíble patrimonio artístico y cultural. Por no hablar de las ciudades por las que transcurre, algunas de las más bellas del norte, como Pamplona, Logroño, Burgos o León. Otro punto a destacar y que comparte con la mayoría de rutas a Santiago es la variada y rica gastronomía que nos ofrece, desde los productos de la increíble huerta navarra o riojana hasta las carnes y guisos de Castilla y de León o el pulpo y los productos del mar gallegos.
El Camino Portugués es una ruta que nos permite cruzar dos países ha alcanzado mucha notoriedad en los últimos tiempos y es en la actualidad la segunda en número de peregrinos. Existe la posibilidad de partir desde la capital lusa, Lisboa, aunque la red de albergues no está todavía muy desarrollada y muchos de los tramos son incómodos y transitan por carreteras o zonas con tráfico. Es por esto que muchos escogen la ciudad ribereña de Oporto para comenzar su andadura. Y a partir de aquí sí que encontramos nuestro trazado perfectamente señalizado y unos senderos más adecuados para el paso contemplativo del peregrino. Si nos decidimos por esta segunda opción tardaremos aproximadamente un par de semanas en finalizar nuestro recorrido. Nos encontraremos numerosos pueblos a lo largo del trayecto, por lo que los servicios están asegurados. Y también para los que dispongan de menos tiempo existe la posibilidad de hacer los últimos 100 kilómetros partiendo desde Tuy, preciosa localidad gallega que se encuentra en la orilla española del río Miño.
La Vía de la Plata: asentada sobre la antigua calzada romana y partiendo desde la catedral de Sevilla, esta es la ruta más larga de todas las que llegan a Compostela. Este trazado puede resultar especialmente duro en los meses de verano, donde el termómetro alcanza con frecuencia los 40 grados. Durante esa época estival los peregrinos madrugan muchísimo para evitar el calor. Otro handicap para algunos son las grandes distancias que hay entre las localidades, especialmente en Extremadura o las provincias de Salamanca y Zamora. Es importante por este motivo una buena planificación de las etapas y salir cada mañana bien provisto de agua y alimentos. Es un viaje de sur a norte, desde las enormes llanuras de Badajoz o las dehesas cacereñas hasta los montes de Galicia. También, como en cualquier punto de la península, encontraremos una gastronomía fascinante. Una vez en la provincia de Zamora podemos elegir entre enlazar con el Camino Francés en Astorga o seguir el Camino Mozárabe que cruza la provincia de Ourense.
El Camino del Norte: este es, después de la Ruta de la Plata, el segundo trazado más largo. Y posiblemente junto al Camino Primitivo el más exigente físicamente, especialmente en las primeras etapas del País Vasco. Aunque en general en todo el Camino nos encontraremos jornadas con constantes subidas y bajadas que pondrán a prueba nuestro estado de forma. Empezando en Irún recorreremos unos 800 kilómetros entre paisajes de una belleza impresionante hasta Compostela. A un lado la Cordillera Cantábrica y al otro el mar, flanqueados por montañas y bosques de un verdor que quita el hipo y por el azul cambiante y la bravura del mar Cantábrico. Se recomienda hacer este Camino en verano, así evitaremos las malas condiciones meteorológicas y la lluvia frecuente en estas latitudes. Además, al no ser una ruta muy masificada, no encontraremos problemas de alojamiento. Y por último, pero no menos importante, podremos bañarnos en cualquiera de las hermosas playas por las que cruzaremos en nuestra andadura. Respecto a la gastronomía más de lo mismo, espectacular. No hay palabras para definir los exquisitos platos que podremos degustar en pequeños pueblos o en alguna de las más hermosas ciudades del país: San Sebastián, Bilbao, Santander, Gijón, Oviedo…
El Camino Primitivo: esta es la ruta de peregrinación más antigua de todas. Cuando se descubrió el sepulcro del Apóstol Santiago en el año 813, el propio rey de Asturias Alfonso II decidió visitar Compostela por sí mismo para comprobar la veracidad del hallazgo, convirtiéndose así en el primer peregrino de la historia. En esos primeros años de culto jacobeo, este trazado que partiendo desde Oviedo cruzaba Asturias y Galicia por el interior, fue la principal ruta de peregrinación. Se trata de un viaje muy exigente físicamente, ya que atravesamos zonas rurales y muy montañosas hasta llegar a la ciudad amurallada de Lugo. La belleza de estos verdes parajes dejará sin aliento al peregrino. No es todavía una ruta masificada, por lo que es perfecta para los más aventureros y para los amantes de la naturaleza. Además conoceremos dos hermosas ciudades como Oviedo y Lugo. Aunque el camino no es demasiado largo, unos 300 kilómetros, también tenemos la posibilidad de hacerlo de Lugo a Santiago, los últimos 100 kilómetros.
ð Sigue en la novena parte