Margarita Torre(s) y los PP(s) que la acogieron

Un titular tiene la culpa de que esté hoy escribiendo en torno a nuestra historiadora: “El PP aparta a la candidata a la alcaldía de León de la portavocía con un grupo municipal dividido”. 

Margarita se rebela. ¡Mala cosa ir en contra del partido! “Que siempre tiene razón”, pero me gusta, aunque la vea perdedora. Vaya esto como potencial despedida.

No puedo menos que echar mano de parte de la letra de una canción hispana. Aquélla donde se despide a alguien que no llegará mucho más allá de donde se insinuó, que tampoco va de ser un pretendido ascenso, según lo recuerda el verso con una larga cambiada. Algo así como: ¡Ahí te quedas!

Con todo respeto a Margarita Torre (s), se lo voy a acoplar sin buscar efecto peyorativo, sí como recordatorio de que jugar a hacer política (municipal en su caso) como principal en la lista, es tarea que requiere bastante más que buena intención. Y digo esto último, pues, en la historiadora, no he podido percibir ambición de poder, acaso sí intención de corregir a los legionenses (vaya con doble intencionalidad y lo explicaré), durante al menos una legislatura.

Su plan, incardinada en un partido conservador, era alcanzar la Alcaldía o corregimiento de sus conciudadanos, a los que, a su vez, espoleada por el ente, se avenía a corregir en el deseo mayoritario puesto de manifiesto y de largo expresado: Salir de la Comunidad.  

Partía de un supuesto basamento de leonesismo, un reconocido estatus siempre naciente de ser leonés, desde el que captar el voto conservador como opción política y el teñido con el sentimiento leonesita, de quienes creen en su historia, pero están poco proclives a defenderla ante el ente autonómico, que nos domina. 

Empezó mal la campaña, ya lo comenté en este medio, y todo se precipitó a peor después de los comicios municipales. Arreglos y pactos fallidos. Los que juegan a políticos, ellas y ellos, con tablas y ambiciones en el conservador PP, ya venían, cuando menos, confusos y alterados desde la confección de las listas. 

Ante los resultados electorales cosechados, soltaron discrepancias, choques entre facciones de las que no pretendo hablar, ni me preocupan ni me intranquilizan como tales; sí, en cambio, sus actuaciones partidistas negativas para lo leonés. Pero son compañeros/as que a la protagonista que he elegido hoy para mis letras de ponderación de hechos de connotación leonesa, sí que la asedian al parecer por la ausencia protectora de la mano del señor Mañueco. Recuerden, aquel político, presidente autonómico con la mochila Vox a cuestas, que tan ufano vino a presentarla, y, ante el fracaso, tal parece haber retirado la mano.  

Veo, desde mi posicionamiento leonesista, un agravante en ella, y no es de menor cuantía: seguir los dictados centralistas autonómicos con dominio pucelano, y el obsesivo intento de lanzar de continuo lo de “mapa cerrado”, cual cerrojo maligno que se han inventado en el ente, para los leoneses. Lo que ni ella, como ciudadana leonesa, que sabe de historia, de constituciones y libertades, se debería haber planteado. Ahora intentan, los perniciosos políticos locales, compañeras/os de nombre, aderezar su esfuerzo con “ajo” y no blanco.

¡No se me estaba olvidando!, de modo que, para cerrar, vayamos a la canción, o mejor a una estrofa de ella:

“Hasta luego, cocodrilo no pasaste de caimán”. Este es el retazo elegido. Uso la frase descriptiva que he pretendido ajustar al papel exiguo de ella, de nuestra historiadora, y a su circunstancia en política, consciente de que el acople, requiere jugar un poco “a exegeta”, eso sí, sin alharaca, con sencillez, para decir que la mutación esperada en ella por los conservadores, no era ni de fiereza ni de amenaza, sino explotar su bagaje cultural y de profesora, para arrancar complacencia y voto en los legionenses, traduciéndolo en más dominio.                                                                                                                                                                           

Los ciudadanos de Legio, volvimos a entrar en el mismo juego, el de la politización PP-PSOE, insanamente admitido. Seguimos jugando “a dos manos”, olvidándonos del sentimiento de ser leoneses que debería haber estado, no en medio, sino predominando. No fue así –¡Una vez más!–, y el cocodrilo autonomista llora de satisfacción por facilitarle la deglución. 

Y allá, más lejos, en el parlamento nacional... ¡¡¡Ni nos conocen!!!