La Vía de la Plata

Ingeniosos los romanos zurcieron Europa y el Norte de África de una red viaria que aún hoy, dos mil años más tarde, no deja de causar admiración por la grandiosidad de su obra, por el grado de perfección en su trazado y por su fabulosa arquitectura capaz de superar cualquier obstáculo, cualquier desafío que pudieran oponer los más diversos accidentes orográficos que salieran al paso. Un diseño cuya magnificencia fue capaz de comunicar entre sí los cuatro puntos cardinales del mundo latino con prestaciones que para sí quisieran obras actuales.

La Hispania romana no escapó al influjo de este genio civilizador y construyó una red de calzadas, también llamadas 'vías' que ponían en contacto las principales urbes de la época. Entre las calzadas romanas más importantes se hallaba la Vía de la Plata que comunicaba Astúrica Augusta (Astorga) con Emerita Augusta (Mérida). El acierto en el diseño fue tal que la autovía Ruta de la Plata heredó su nombre de esta obra de ingeniería colosal, no porque el trazado discurra parejo a la calzada original, sino porque recogía la idea de crear un eje vertebrador que comunicara de Norte a Sur la fachada Oeste de la Península Ibérica.

La Vía de la Plata era fruto de planteamientos que siguen siendo válidos a día de hoy como lo demuestra la citada autovía A-66. Del mismo modo, y diseñado también con criterios lógicos y logísticos, se proyectó y se puso en funcionamiento el ferrocarril Vía de la Plata que se extendía desde Gijón hasta Sevilla, siendo quizá el tramo más celebre –y el peor tratado– el que unía Astorga con Plasencia que a la postre sería el primero en ser clausurado. Las vicisitudes por las que atravesó esta malhadada vía de comunicación ya comenzaron desde su inicio, después, el innegable declive de la franja occidental de España hizo el resto.

Así pues, este ferrocarril se ha visto reducido en su extensión y servicios como consecuencia del desdén sufrido por parte los gobiernos de distinto signo político en la capital de España, para los que la fachada occidental es un territorio prescindible, excepción hecha de Sevilla y donde el transporte por carretera ha echado por tierra la disposición de un medio de transporte que, en países como Alemania, han sido fundamentales para el desarrollo integral de su economía, por lo que jamás le dispensaría el trato que aquí se le da.

Olvido de Extremadura y la Región Leonesa

La insignificancia y el olvido a los que se han visto sometidas Extremadura y la Región Leonesa, ponen en evidencia lo poco que preocupa este territorio frente a la vertiente mediterránea. De este modo la pescadilla que se muerde la cola se manifiesta con toda su crudeza, el ferrocarril no contribuye al desarrollo territorial y escaso desarrollo territorial contribuye a la pérdida del ferrocarril. Claro está que hay un componente que no se debería obviar: la inanición y el encogimiento de los políticos de ambas regiones que se pliegan servilmente a los designios de Madrid, contribuyendo, y de qué modo, al marasmo de una extensa porción de España.

Por lo tanto, dos premisas son fundamentales para recuperar el crecimiento demográfico y económico de estas dos regiones occidentales: Una sería tener políticos que no estén supeditados a los ucases centralistas de los partidos clásicos, otra sería la implementación de un sector agrario concentrado cada vez en menos manos, lo que supone un salvoconducto seguro de emigración para muchos jóvenes. Se necesitaría un desarrollo industrial que no se acaba de barruntar, y que sólo precisaría aportar inversiones y fondos que han sido desviados durante largos años así como la implicación de sus universidades para fomentar la creación de empresas e industrias. Y otro tanto pasaría con el comercio con Portugal

El ferrocarril Vía de la Plata se antoja entonces como un factor inexcusable en este proceso, siempre que se recupere y comience a funcionar con criterios modernos, adecuados a las posibles demandas que surgirían del movimiento propuesto. Extremadura aún tiene un hilo de esperanza por ser una autonomía que se rige por sus propios intereses. En el caso de la Región Leonesa, oportunamente neutralizada, sujeta los mandatos de Madrid primero y Valladolid después, no puede sustraerse a su ruina integral mientras no se vea libre de la hegemonía pucelana. Los romanos nos integraron en Hispania, Castilla y León nos está desintegrado.  

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata