Otra historia desenterrada, confirmada y sentida. Una fosa más en la provincia de León, con cuatro cuerpos, que han vuelto a ver la luz de su verdadera tragedia, vivida hace 89 años y fruto de la violencia irracional del bando vencedor del golpe de Estado en España en 1936.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha localizado en el cementerio de Mansilla de las Mulas, tras día y medio de trabajo, los restos mortales de cuatro hombres que, como se sabía y ahora se confirma, fueron ejecutados en un 'paseo', de manera extrajudicial, por un grupo de falangistas el 18 de diciembre de 1936.
De este modo, y con grandes sentimientos de sus seres queridos, descendientes, que han estado presentes e incluso arrimado el hombro en la excavación arqueológica, han regresado Miguel Carro Llamazares, José Fuertes Martínez, Fernando Blanco Sandoval y Mariano López López.
La intervención comenzó este miércoles y se llevó a cabo en una parcela del cementerio marcada con una losa instalada por las propias familias. Su clarividencia ha hecho posible que a pesar del tiempo, del miedo y del silencio, la presencia quedara marcada sobre esa losa. Y es que en 1945 compraron ese espacio en el camposanto a perpetuidad, con la esperanza de que algún día fuera posible recuperar los restos, como ahora ha podido ser. Según explicó Marco Antonio González, vicepresidente nacional de la ARMH, que dirigía las labores junto al arqueólogo Serxio Castro Lois, los trabajos realizados durante los días 24 y 25 de junio han permitido confirmar la localización, y a partir de ahora, la identificación de los cuerpos, hallados en una fosa común en el punto señalado por la memoria familiar.
Los cuatro hombres habían sido detenidos ilegalmente en el segundo semestre de 1936 y encarcelados en el antiguo campo de concentración en San Marcos, en León capital. Desde allí, según se documenta en numerosos casos similares, eran sacados por la noche o de madrugada para ser ejecutados extrajudicialmente, 'paseados'. Sus cuerpos fueron enterrados en fosas sin identificar, sin ningún tipo de registro oficial, como parte de la estrategia sistemática de desaparición forzada aplicada por el régimen franquista. Toda la documentación del caso es fruto de la labor del experto José Cabañas.
Las historias personales bajo la fosa
Miguel Carro Llamazares, una de las víctimas ahora recuperadas, era una figura destacada del socialismo leonés. Presidente de la Agrupación Socialista de León capital y afiliado a la Unión General de Trabajadores (UGT), había sido concejal del Ayuntamiento de la capital. Fue arrestado en agosto de 1936 y permaneció detenido durante varios meses en San Marcos. Tras su asesinato, el régimen franquista confiscó y subastó todos sus bienes, que fueron destinados a pagar una multa arbitraria impuesta, otra forma de represión más del régimen.
José Fuertes Martínez, por su parte, era un joven abogado de 24 años nacido en Trobajo del Camino. Militante de Izquierda Republicana, fue también encerrado en San Marcos. A pesar de su corta edad, la excusa de su implicación política fue suficiente para que fuera ejecutado. Sus bienes fueron embargados y no se cerró su expediente hasta 1959, más de dos décadas después de su asesinato.
Fernando Blanco Sandoval, de 25 años, trabajaba como tipógrafo y era editor del semanario socialista 'Iskra'. Militaba activamente en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), y eso fue suficiente. La cuarta víctima, Mariano López López, era mozo ferroviario y había nacido en Matapozuelos (Valladolid), aunque residía en León. A sus 36 años, era simplemente simpatizante del Frente Popular. Fue gracias a este reportaje de ILEÓN que los familiares se sumaron a la reclamación de su exhumación.
Los trabajos continuarán en el lugar previsiblemente todavía hasta el próximo sábado, porque podría ocurrir que, según algunas versiones, aparecieran en el mismo punto restos de nuevos represaliados más, algo que van a aprovechar a aclarar lo más posible.
La ARMH lleva más de dos décadas trabajando en la localización de fosas y la identificación de las víctimas del franquismo. En el caso de Mansilla de las Mulas, la labor se ha visto facilitada por la conservación de la memoria familiar, que permitió señalar con precisión el punto en el que se encontraban los restos, así como por la existencia de documentación aportada por los descendientes.
Ahora comienza la ardua labor de la comparación del ADN de los restos encontrados con los de sus familiares, para encajar la última pieza del puzle que ha permanecido décadas tan roto como el sentimiento de estas familias, un dolor que se ha desbordado hoy mezclado con el alivio y la alegría de poder conocer un poco más de su propia historia, aunque sea una historia tan dura.