León, la provincia española donde más caro ha sido vivir este año

Población en León capital.

Redacción ILEÓN

La subida de precios en la provincia de León se ha sostenido el pasado mes de noviembre, un fenómeno de todas formas generalizado en toda España. Pero hasta entonces, incluyendo este penúltimo mes del año, la estadística oficial certifica que León ha sido la provincia española en la que más caro ha resultado vivir.

Según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Índice de Precios al Consumo (IPC) creció en León un 7,7% en noviembre, apenas una décima más que en octubre, pero en todo caso ha obtenido una evolución en incremento, al contrario que la tendencia nacional, que ha descendido una décima, o que la autonómica, que cayó en tres décimas.

Así, la escalada interanual de precios en la provincia leonesa se ha quedado en el 8,9% y es aquí donde ninguna provincia española la supera, ya que Toledo se queda en 8,7%, Ávila en 8,4% y Zamora en 8,1%.

En el conjunto de Castilla y León, el IPC se incrementó en un 7,8% el pasado mes, situando a la Comunidad en la segunda autonomía con la tasa interanual más alta del país, tan solo por detrás de Castilla-La Mancha (8,1 por ciento). Además, superó en un punto la media nacional, que fue del 6,8 por ciento y que retrocedió medio punto en relación al mes anterior.

En España, los precios en su evolución interanual se relajan por cuarto mes consecutivo y ya se ha reducido 4 puntos desde el techo del 10,8% de julio, siempre respecto al mismo mes del año pasado.

Bajan combustibles pero los alimentos asfixian

Los precios de gasolinas, diésel y de la factura de la luz contribuyeron negativamente a la tasa interanual por segundo mes consecutivo y explican en gran medida el descenso generalizado, según el Ministerio por “la eficacia y los efectos positivos de las medidas adoptadas por el Gobierno”. Pero lo cierto es que aunque haya ayudado a la contención el tope al gas y la caída también de la gasolina y el diésel, parte del descenso del consumo eléctrico es consecuencia de la menor demanda por el frenazo de la actividad económica y de que en este noviembre no hizo el frío habitual.

Además, esa situación no evita la asfixia aún por los precios de los alimentos. Comprar en el supermercado se ha convertido en un ejercicio por momentos de lujo y se refleja en que el IPC subyacente, que excluye en su cálculo la energía y los productos frescos por su mayor volatilidad, se sitúa este mes en el 6,3% a nivel nacional, y eso sumado a todos los aumentos del año. ¿Culpables? Las harinas y otros cereales escalaron casi un 40%, la leche, cerca de un 30%, la mantequilla, 37,5%, los huevos, 27%, y el azúcar se disparó un 50%.

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