José Ignacio Gutiérrez es un autor nacido en Laguna Dalga, que es una población del páramo leonés, “una de las muchas regiones que engloba esta enorme y rica extensión de territorio llamado León... En mi pueblo natal hay dos escritoras que han publicado poesía (Charo) y novela (Lola)”, aclara José Ignacio. Cabe reseñar que Lola Quintanilla y Charo de la Fuente Mar, a las que él se refiere, figuran como autoras en esta fragua literaria leonesa.
Apasionado de su tierra, aunque por cuestiones de estudio y también laborales le tocó salir de Laguna Dalga y también de la provincia en su juventud, dice que su pueblo tiene un sabor especial, convencido de que los recuerdos de su infancia perdurarán hasta el último segundo de la vida. A él le resulta muy fácil retornar a aquellos tiempos, aunque ahora viva en otro lugar.
“Nunca me he olvidado de la riqueza natural, gastronómica y la variedad cultural que encierra el nombre de León. Mencionar 'León' significa arrastrar historia al presente de forma breve”, afirma el creador de 'La huella de la ira' (Círculo Rojo, 2019), consciente del gran talento que se esconde en la provincia leonesa.
Aparte de nombres relevantes en el mundo de la escritura como Andrés Trapiello, Luis Mateo Díez o Julio Llamazares, “con enormes obras que les encumbraron en el panorama nacional e internacional”, existen otros muchos escritores que poco a poco se abren paso “en el intrincado mundo de las letras”, según él, que dice conocer a través de los periódicos o las publicaciones en magazines o en radio.
En todo caso, reconoce su fascinación por la literatura de cualquier tipo, entre la que se halla la literatura iberoamericana, con escritores de la talla de Borges, Neruda o García Márquez. Pero también siente admiración por Coelho. O un grande como es Cervantes, que es, en su opinión, el máximo exponente de las letras hispanas.
“Podría enumerar obras que quedaron marcadas en mi cabeza por aparecer en momentos álgidos del sentimiento o en etapas de la vida puntuales. Me gusta mucho Julio Verne y cualquier publicación que exponga artículos inverosímiles pero ciertos. También me ilusiona y consiguen abstraerme títulos de Ken Follett o Gerald Durrell. Ahora mismo estoy leyendo un clásico de la literatura, 'Crimen y Castigo'”, precisa este joven autor que, ya siendo un niño, aspiraba a darle salida al efluvio emocional y creativo que hervía en su cabeza, narrando hitos que la ciencia y las capacidades humanas eran, en sus propias palabras, incapaces de alcanzar.
Me gusta mucho Julio Verne y cualquier publicación que exponga artículos inverosímiles pero ciertos. También me ilusiona y consiguen abstraerme títulos de Ken Follett o Gerald Durrell. Ahora mismo estoy leyendo un clásico de la literatura, 'Crimen y Castigo'
La escritura como purificación
“A través de los escritos, realistas o fantasiosos, puedes hacer casi reales los sentimientos que divagan en tu interior. Escribir libera mi espíritu y mi alma, me deja viajar a donde no puedo llegar, a crear perfiles y estereotipos que encuentras a menudo por los alrededores o que nunca jamás has visto, quizá por no existir o por no haber tenido suerte. Escribiendo eres dueño de un mundo que no existe, es solo tuyo. Si además consigues despertar emociones en el lector, si lo abstraes, si dedican un tiempo de su vida para empaparse con lo que haces, la escritura se hace maravillosa”, explica este entusiasta de la lectura y la escritura, que anima a la gente a leer y por ende a escribir porque leer es, a su juicio, un placer.
“Crear historias es sumamente satisfactorio y cuando un relato, que has escrito, es leído y criticado positiva o negativamente, es maravilloso. Conmino a la gente a que lea, para ampliar conocimientos o simplemente para pasar un buen rato. Por cierto, mi madre defiende que 'La huella de la ira' es un libro perfecto para hacer una película”.
A este respecto, 'La huella de la ira', que la editorial Círculo Rojo nominara como candidata a mejor novela de misterio/suspense, aborda la ira como tema central, aunque también se adentra en el misterio y el crimen, en todo aquello que mueve al ser humano a ser imperfecto, resalta José Ignacio, para quien resulta imposible introducirte en la cabeza de los demás, “nos nutrimos de lo que apreciamos en nuestro interior cuando impactan sobre nosotros distintas circunstancias, sean del tipo que sean. Y de esa forma descubrimos que existen los sentimientos, entre ellos la ira; pero desconocemos cómo los gestionan las diferentes personas”.
Cuenta que uno de los personajes de su novela mastica ese sentimiento de ira durante muchos años, dándole forma a una venganza que llegará tiempo después, “nutriéndose de un pasado que se desmenuza poco a poco en la novela. El lector, siguiendo esas huellas, identificará el origen del estrepitoso sentir”, detalla el creador de libros como 'Vendajes del recuerdo' y '60 historias de 3 minutos', que son obras en formato digital. No obstante, él es partidario de los libros en papel, si bien reconoce que, a través de lo digital, se puede llegar rápido a cualquier parte del mundo.
“En 'Vendajes del recuerdo' introduzco al lector en dos historias paralelas que van unidas. Por un lado, un personaje trata de mostrarle a un joven preadolescente las diatribas e incertidumbres que se le presentarán en la vida, sin influir en la potencial decisión del muchacho cuando de decidir se trata; solo ofrece la visión de un hombre maduro con experiencia a un muchacho que tiene la vida por delante. Por otro lado, se plasma la historia de ese personaje oscuro, con edad y veteranía, que vive inmerso en un mundo extraño, intrigante y misterioso que embaucará al lector”, apunta este narrador, que concibió sus '60 historias de 3 minutos' como una serie de relatos breves con alta carga de incertidumbre, “donde el lector experimentará un sabor agridulce al final, pues el desenlace intenta romper cualquier idea que el leyente va trazando en su cabeza”.
Crear historias es sumamente satisfactorio y cuando un relato, que has escrito, es leído y criticado, positiva o negativamente, es maravilloso
En estos momentos, siempre que su ocupación profesional se lo permite, está con dos novelas de intriga y aventura, mientras escribe, de vez en cuando, algún cuento o historia de poca extensión.
“Cada día escribo una pequeña historia para compartir con mis contactos telefónicos (estado WhatsApp)”, agrega José Ignacio, que se siente desconcertado con esta pandemia que, como él mismo interpreta, se nos coló poco a poco, causando desconocimiento al principio, luego desconfianza y más tarde incertidumbre.
“Pocos días después llegó el miedo. Ha venido para quedarse e impone su ley, todo es legal en esta guerra. La normalidad dejó de ser como la conocíamos y las costumbres se modificaron a gran velocidad, asestando un golpe más que sustancial a los comportamientos sociales”.
Nos recuerda asimismo que el extraño gesto de ponerse una mascarilla -algo común en la población asiática-, se fue incorporando a los modales, convirtiéndose en un gesto cotidiano, mientras que los basales laborales han sido sacudidos con fuerza, con las consiguientes tormentas profesionales que, a su modo de ver, se alargarán en el tiempo.
“Este aciago encuentro con la pandemia nos hace conscientes de la calidad de vida que teníamos –reflexiona–. Nos hemos distanciado socialmente, perdiendo los rituales de risas y chascarrillos en bares y terrazas, dejamos de acudir al futbol y conciertos, y nos dimos cuenta de que todo eso no era bueno... Nos quedan infinidad de datos por aclarar, descubrir nuevas formas para luchar contra infecciones nuevas y encarar los movimientos sociales que provoca esta ola”. No obstante, cree que la resiliencia del ser humano es suficiente para combatir, luchar y doblegar al virus. “Y lo vamos a conseguir”, añade. Echa en falta, en cambio, una mayor conciencia social para que la lucha sea más efectiva.
Esta es, según José Ignacio, una revolución que causa y causará giros en los comportamientos, puntos de inflexión en el desarrollo económico y social, ilusiones. “Sabremos cómo convivir con el recién mal llegado... Hemos de ser capaces de extraer conclusiones favorables, de propiciar avances en la sociedad, de darnos cuenta de que es el momento de investigar y aplicar potenciales cambios. Ayer escuché que las nuevas vacunas contra el coronavirus, basadas en modificación genética, han dado pie para investigar y, probablemente en un futuro cercano, avanzar con vacunas que curen otras enfermedades”, concluye.
Entrevista breve a José Ignacio Gutiérrez
“La sociedad se enfrenta a un cambio tremendo, por desgracia y gracia del virus”
¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
'La insoportable levedad del ser' de Milan Kundera.
Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).
Don Quijote de la Mancha.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
Podría mencionar varios que he sido incapaz de terminar, pero dejaré esta pregunta carente de respuesta.
Un rasgo que defina tu personalidad.
Soy optimista y positivo, creo en la buena fe de las personas.
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
Cualquiera de las siguientes: Coherencia, sinceridad, confianza.
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
La política es una herramienta para gestionar el bienestar del pueblo, que parece actuar para hacerse con el poder y, sin querer o queriendo, separa al pueblo. Considero que el modelo político en general debe cambiar. El apoyo a las energías verdes, a la tecnología, a la investigación y avance científico ha de ser descomunal. La sociedad se enfrenta a un cambio tremendo, por desgracia y gracia del virus, lo que supongo conllevará una transformación considerable (para bien o mal).
¿Qué es lo que más te divierte en la vida?
Compartir con la gente, reír, conversar, experimentar sensaciones, disfrutar de la naturaleza, hacer deporte. Un buen libro.
¿Por qué escribes?
Soy libre inventando, dando vida a lo que no lo tiene, creando universos irreales, viajando al mundo que yo diseño a medida, dando la vuelta a lo que menos me convence, asestando golpes donde no duelen, maquinando la perfecta rebelión contra todo lo que inoportuna mi mente y, sobre todo, para que el lector tenga diversión.
¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
Las redes sociales son el mecanismo más sencillo y barato para promocionar un nuevo libro, historia o cuento. Pero no las utilizo para ejercitar mi estilo literario.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
Realmente me baso muy poco en recursos externos para alimentar mis creaciones; si es cierto que abundan mis consultas cuando de un tema preciso me quiero informar y, para eso, uso mucho 'google' u otras webs de Internet.
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
Escribo porque me relaja, me gusta; escribo pensando que la gente se divierte, se entretiene leyendo mis historias, ese pedacito de mí que me gusta compartir (para bien o mal, jejeje). No, no sigo ningún blog, pero si es verdad que la curiosidad hace que lea todo aquello que me parezca interesante.
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
El desorden, aparentemente ordenado, intenta mantener la cordura del hombre que, siempre insatisfecho, arruina a la madre tierra.