Emilio Gancedo: “León es una región cultural pero no sociológica”

Manuel Cuenya

Periodista, narrador, guionista, viajero al fondo de la memoria, “la memoria-literatura”, Emilio Gancedo es un paisano arraigado a su tierra leonesa, porque aquí están sus afectos, precisa él, en esta provincia están sus abuelos, sus ancestros, que son fuente de sabiduría. Recuerda cómo los antepasados del Nobel García Márquez le contaban las historias de 'Cien años de soledad'.

La tierra como algo vital, que marca incluso a aquellos que menos arraigados se sienten. Lástima que este mundo, esta memoria rural, se esté acabando, se lamenta Emilio cuya pasión por la provincia de León –por donde pasa el Camino de Santiago y la Vía de la plata–, le ha llevado a indagar en su lengua (en realidad en sus lenguas), en su cultura, a través de cientos de artículos, reportajes y series periodísticas ('Vezos y costumes', 'Cosas que prestan', 'De ruta por el Viejo Reino', 'Paisanos') en 'Diario de León', donde trabaja desde el año 2000 en la sección de cultura, además de algunos de sus libros de carácter etnográfico, como 'La tradición oral' y 'El habla de León'. Asimismo, ha colaborado en numerosos proyectos colectivos como 'El siglo de León'; 'Las Edades del Bierzo'; 'Heterodoxos leoneses'; 'Esto no rima. Antología de poesía indignada; 'Al corro'; y 'Cuentos de León contados por...'. También participa en eventos varios como filandones o tertulias, entre otros actos de interés.

Charlar con Emilio, al calor de un vaso de vino y unas viandas en el barrio Húmedo de la capital leonesa, es todo un placer y una ocasión estupenda para reflexionar, cómo no, acerca del periodismo, la literatura, el cine, los viajes... que sin duda le ayudan a uno a entender más y mejor quién es y qué hace este apasionado de las palabras, del lenguaje, a quien no le gusta que lo encasillen en el leonesismo, aunque él sea un defensor de la lengua leonesa, por el interés y la importancia que tiene la lengua en sí misma, la lengua como matria. En este sentido, recuerda que en Ponferrada ha escuchado hablar más la lengua leonesa que en la propia ciudad de León. Y que le encanta también cómo se habla gallego en el Bierzo. En todo caso, se sorprende de que León es la única región que, existiendo antes como tal, no tenga su autonomía. “León es una región cultural pero no sociológica”, apostilla el autor de 'Trece cuentos extraños', para quien en la provincia leonesa se hace literatura de altísima calidad, “la creatividad como contrapunto necesario a la despoblación y el olvido institucional... la literatura como válvula de escape ante tanta crisis”. En la actualidad, hay dos narradores jóvenes en la provincia de León que le parecen magníficos: Carlos Fidalgo y Pablo Andrés Escapa, del que recuerda, entre otros asuntos, la siguiente frase: “no hay que tener miedo a los hallazgos propios”. Por eso, a Emilio le gusta explorar, recorrer caminos no trillados, confrontarse con la realidad de su tiempo y aun de otras épocas, en busca de la quintaesencia, el saber popular, el conocimiento que atesora aquella gente que ha vivido en contacto directo con la tierra, con la Naturaleza, aquellas personas que, a resultas de adversas circunstancias, tuvieron que emigrar a otros mundos en busca de un mejor futuro.

La creatividad como contrapunto necesario a la despoblación y el olvido institucional... la literatura como válvula de escape ante tanta crisis

Viaje al fondo de la memoria

Emilio, aparte de gran periodista y narrador nato (un gran valor en la provincia de León), es buen conversador, al que le entusiasma contar, hablar de todo aquello que conoce, que ha visto y sentido con pasión, como su guía de viajes, 'León, parada jacobea', o su viaje por toda España, que ha publicado en ese libro imprescindible que es 'Palabras mayores. Un viaje por la memoria rural' (Pepitas de Calabaza, 2015), en el que su autor, cual si fuera un 'viajante' -término que se le antoja más sugerente que la palabra 'viajero'- hace un recorrido por España en busca de esa gente, que tanto tiene que contarnos y enseñarnos, y que por lo general no aparece en los papeles impresos, personas/personajes de carne y hueso que nos emocionan con sus relatos de vida, porque Emilio ha sabido, como nadie, extraer el juego de sus vidas, mostrándonos su lado más humano. Una experiencia que a él le resultó muy gratificante e instructiva. Una de las etapas más felices de su vida. En todo caso, no sólo da cuenta del paisanaje, de estos “monumentos humanos”, según él, sino que nos ofrece magistrales pinceladas paisajísticas. No en vano, Emilio, que ha obtenido premios como 'Nuevos Lenguajes' de la Fundación Coca Cola, el de Reportajes de la Casa de León en Madrid o el 'Armonía de las Letras' a la mejor aportación a la cultura provincial, es buen conocedor de la literatura de viajes del Nobel Cela, o bien de nuestros paisanos escritores como Pereira ('Cuentos de la Cábila'), Luis Mateo Díez ('Las estaciones provinciales'), Julio Llamazares (léanse 'El río del olvido' y Tras-Os-Montes), Jesús Torbado ('Tierra mal bautizada', 'Los topos', sobre perseguidos de la posguerra) o Ramón Carnicer ('Donde las Hurdes se llaman Cabrera', “un libro elegante, sutil, delicioso, casi francés”), aparte de su admirado Cunqueiro, al que recuerda sobre todo por un libro titulado 'La otra gente', que nos muestra esa Galicia profunda poblada por una sustanciosa galería de personajes, desde curas glotones y viciosines hasta feriantes maragatos o peregrinos lujuriosos.

“Palabras mayores es un viaje hacia adelante en el espacio y un viaje hacia atrás en el tiempo, en la memoria”, especifica este escritor-viajero, que reconoce que también la vida es un viaje, sin retorno, me atrevería a decir. “Un viaje sin brújula, en el que no tenemos clara la meta”, señala Emilio, quien reivindica asimismo el viaje literario a Jerusalén, a Tierra Santa, de la primera literata de viajes leonesa (en el siglo IV), a saber la monja Egeria o Eteria, las cartas de Colón, el primer viaje alrededor del mundo del italiano Pigafetta, y aun el 'Poema de Gilgamesh', una narración sumeria en verso, que constituye la obra épica más antigua conocida, que incluye una versión del mito mesopotámico del diluvio universal, viaje (viajes) en busca de la amistad y la inmortalidad, que tanta influencia tuviera en la 'Odisea', de Homero, “la primera epopeya del mundo”, según Emilio Gancedo, que aboga por una literatura que sea fruto de la libertad y no al servicio de intereses ni de lo comercial, una literatura refugio, en la que puedas expresarte como eres.

Palabras mayores es un viaje hacia adelante en el espacio y un viaje hacia atrás en el tiempo, en la memoria

En cualquier caso, cuando uno escribe se revela tal cual es, se desnuda, se retrata, porque “nadie puede mentir cuando escribe”, señala este periodista y narrador valiente, que siempre aspira a contar algo que vaya más allá de la historia misma, que hace literatura cuando escribe artículos y reportajes, como hiciera el propio Cunqueiro, capaz de hacer literatura en un pie de foto, o bien Truman Capote, gran ejemplo de periodismo literario, como recuerda Emilio, para quien el periodismo actual se basa en la inmediatez, tal vez por eso “los fogoneros de la información”, como él los llama, no pueden pararse a escribir como quisieran. Lo importante, en su opinión, es la intencionalidad, la sensibilidad y el talento a la hora de escribir. Sobre la diferencia entre el periodismo y la literatura –rememora Emilio– el narrador y periodista bembibrense Carlos Fidalgo ha dado una buena definición: “Cuando hago periodismo voy con zapatos, y cuando hago literatura voy en zapatillas blancas”.

Como guionista, Gancedo, quien hiciera un curso de guión hace años en la legendaria Escuela de Cine de San Antonio de los Baños de Cuba, es autor de los guiones de tres documentales: 'Asina falamos', 'León, ciudad de reyes' y 'La Montaña Oriental'.

En la actualidad, continúa con su columna semanal en 'Diario de León', otrora titulada 'A esgaya', y ahora bajo el epígrafe de 'Marinero de río'. Y está embarcado en un nuevo proyecto literario, en este caso en una novela, “como dios manda, con su argumento, sus personajes y sus puntos y sus comas”, aclara Emilio con humor.

Entrevista breve a Emilio Gancedo

“Valen más estos raticos que todos los intereses del mundo”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'La lluvia amarilla', de Julio Llamazares, cualquier libro de Valle-Inclán y cualquiera de Cunqueiro, por ejemplo, 'Un hombre que se parecía a Orestes'.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

No hay nadie imprescindible. Pero Cunqueiro es necesario. Y también Xuan Bello, Julio Llamazares o Miguel Torga ('Cuentos de la montaña') en la literatura.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Cualquier 'best seller' fabricado sin alma y sin pasión.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La curiosidad, que es la clave de todo, el aprendizaje constante.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

El entusiasmo por la vida, las ganas de vivir y aprender.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Ha llegado el momento en que vemos la política como si fuera una serie de ficción. Hemos claudicado. La sociedad está completamente 'atorzonada'.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Descubrir cosas, leer ensayos de etnografía, de antropología, que me aporten conocimiento. El antropólogo Marvin Harris es uno de mis preferidos.

¿Por qué escribes?

Primero para ganarme la vida y luego para intentar entender algo de este mundo y de mí mismo. Creo que, a través de la escritura, logro hilvanar los pensamientos e incluso se los puedo aclarar a otra gente.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Sirven para buscar información, para encontrar temas.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Leer muchísimo. Rodearse de buenos maestros.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No, salvo algunas cosas espontáneas que me voy encontrando.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“Valen más estos raticos que todos los intereses del mundo”, como me dijera Tomás Andueza Arana, persona que aparece en el capítulo que le dedico a Navarra, 'El chupinazo del carbonero' en mi libro 'Palabras mayores. Un viaje por la memoria rural'.