El bordado de la Sierra de Francia en Salamanca ya es Bien de Interés Cultural
El Consejo de Gobierno aprobó hoy la declaración del bordado popular salmantino en la Sierra de Francia como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial, para proteger los valores identitarios de esta manifestación cultural popular. Con esta declaración se resuelve el expediente incoado en 2022.
El bordado serrano, es un bordado de carácter popular, una manifestación cultural única que recoge en su tradicional hacer, un conjunto de rasgos técnicos, plásticos y simbólicos comunes que configuran un universo artístico propio, creado por las manos de artesanas bordadoras y caracterizado por su colorido y expresividad, donde los animales, reales o mitológicos, se entrelazan en un abigarrado ataurique vegetal.
Estuvo extendido por toda la provincia de Salamanca, pero en la actualidad es en la Sierra de Francia donde ha pervivido hasta día de hoy manteniendo su carácter. En este sentido, es un fiel reflejo de la evolución del poblamiento y la idiosincrasia de estas tierras, que refleja en su iconografía influencias de civilizaciones orientales antiguas, renacentistas y moriscas, como lo atestigua el collarín en la representación de animales, el ataurique vegetal y el “horror vacui”.
Los motivos tradicionalmente utilizados en los bordados son reconocidos por los habitantes de la Sierra de Francia salmantina como símbolos identitarios serranos. El horror al vacío que caracteriza esta técnica de bordado hace que todo el campo de la tela se llene profusamente de grecas, cenefas y motivos centrales, en un ataurique vegetal en el que se insertan entre los ramajes enmarañados una serie de animales estilizados. La ausencia de la figura humana y de motivos geométricos, el eje de simetría de sus composiciones y sus procedimientos técnicos de punto “al pasado” y a “hilos contados”, son las características básicas que definen y caracterizan el bordado serrano.
Como elemento cultural vivo, ha seguido su evolución natural sobre todo a partir del siglo XIX y segunda mitad del siglo XX, con la incorporación de nuevos materiales, tintes químicos y técnicas, abandonando poco a poco el horror vacui característico de las antiguas composiciones, haciéndolas más ligeras y caladas, todo ello sin perder la unidad en su elaboración material y sus características propias en cuanto a técnica, motivos, composición y color.
El bordado popular serrano tiene su centro en la actualidad, en las localidades de La Alberca y Mogarraz, donde se localizan dos escuelas de bordados de características diferenciadas, a las que se adscriben el resto de los pueblos de la Sierra de Francia: la escuela Albercana, caracterizada por composiciones menos abigarradas, con menor horror vacui en la que predominan los tonos asalmonados y la de Mogarraz en la que pervive la policromía de los colores tradicionales, a la que se fue sumando el salmón por influencia de la escuela Albercana. Esta evolución diferenciada permite que se pueda conocer, con cierta precisión, si un bordado procede de una u otra escuela.
La participación, percepción y valoración de la comunidad creadora y recreadora de esta tradición, ha convertido al bordado serrano en un bien representativo de su propia identidad cultural, que por su autenticidad e integridad merecen la máxima consideración, la declaración de bien de interés cultural de carácter inmaterial. Respetando los procesos de cambio que, como patrimonio vivo y sin pervertir su esencia, decida la comunidad depositaria de esta tradición y auténtica protagonista de esta manifestación cultural, la administración competente en materia de patrimonio velará por su normal desarrollo, tutelando su continuidad y custodia, así como la salvaguarda y preservación sostenible de este patrimonio vivo.
Características descriptivas
En la Sierra de Francia el cultivo del lino era una de las principales bases de la economía familiar y su venta y exportación se encuentran íntimamente relacionadas con la expansión y fama de los arrieros serranos. El lino y la lana fueron los materiales básicos para la obtención del tejido.
Entre el siglo XI y XVII, el bordado serrano se realizaba en lienzo de lino. Hasta el siglo XVII se empleaba la hebra de lana o el estambre fino, que posteriormente será sustituido por la hebra de seda. En los últimos tiempos aparece el algodón, el llamado moliné, que, junto con la seda, sigue siendo el material utilizado en la actualidad.
Los distintos tejidos base del bordado eran creados en el telar tradicional. Hasta el siglo XIX los telares eran manuales, llegando a contabilizarse en localidades como La Alberca alrededor de 40 telares y otros tantos en el resto los pueblos del territorio comarcal. Desaparecidos los últimos telares de lienzo a principios del siglo XX, se comenzaron a utilizar tejidos industriales realizados con otras fibras.
Técnica
El bordado popular serrano se realiza mediante la técnica conocida como mixta, ya que utiliza dos procedimientos diferenciados dentro de un mismo ejemplar y en cada uno de los motivos: “a hilos contados” y “a dibujo”. El bordado comienza con el dibujo de los motivos sobre el lienzo mediante un cordoncillo negro que delimita los contornos.
Posteriormente se pasa al rellenado del motivo mediante una gran variedad de puntos, con la técnica de bordado “al pasado”, donde el hilo recorre el derecho y el revés de la tela, y por la forma de disposición del hilo “hilos contados”, con diferentes puntos con nombres populares como punto de lomo, punto media yema, ojito entero, espina de pez, punto de ladrillo, las torrinas y asiento de la silla, contabilizándose hasta 34 diferentes.
Colores tradicionales
El colorido tradicional está basado en el rojo, verde, amarillo y azul, combinados de dos a dos. El color negro, que se utilizaba para contornear los motivos, es el color utilizado para bordar grandes composiciones de elementos florales y zoomorfos y las mangas de las camisas galanas, especialmente las femeninas. Desde mediados del siglo XX, se impone la policromía y se incorporan nuevos colores, malvas, morados, verde hierba, azul cobalto, amarillo dorado, rojo fuego y el salmón.
Los principales protagonistas del universo iconográfico del bordado serrano son los motivos animales y vegetales. También son muy comunes las representaciones de animales mitológicos como grifos y dragones y, de forma menos habitual, aparecen el gallo, la mariposa, el jabalí, el búho o el perro.
Como caso único, aparece el unicornio en una colcha del siglo XVI, recogida en la Colección Pedagógico Textil de la Universidad Complutense de Madrid. Motivo muy representado es también “el árbol de la vida”, tema iconográfico muy utilizado en civilizaciones antiguas. En la actualidad, si bien el significado simbólico de estos motivos se ha perdido en gran medida, su iconografía se ha convertido en seña de identidad del pueblo serrano, extendiéndose su uso a otros ámbitos de la vida social, cultural y económica de la zona.
Las maestras bordadoras eran las encargadas de la composición de la pieza que luego sería ejecutada por el resto de las bordadoras. Las composiciones se caracterizan por su simetría. Los paños grandes presentan una composición ordenada en cuadros dentro de los cuales se van insertando los motivos, en el centro siempre los más importantes; en las piezas más pequeñas, la ornamentación se dispone en los bordes.
La transmisión de la tradición se realiza mayoritariamente a través de cursos de formación y talleres de salvaguarda impartidos por asociaciones como la Asociación de Mujeres Artesanas de la Sierra de Francia y en la en la actualidad por la organización Red Arrayan de Cultura, Patrimonio y Medio Ambiente en colaboración con organismos públicos como Ayuntamientos, Mancomunidad de la Sierra de Francia y la Diputación de Salamanca.
Cabe destacar cómo el bordado popular de la Sierra de Francia, aun tratándose de paños rituales o manteles para altares, nunca utiliza motivos cristianos en sus composiciones, caso de aparecer están realizados con la técnica del deshilado. En la actualidad, se ha mantenido el uso de los bordados en las fiestas y procesiones, engalanando o “puliendo” los balcones y ventanas en las festividades y fiestas patronales, como el Corpus de la Alberca y el Corpus y la festividad de la Virgen de las Nieves en Mogarraz, que se han convertido en espectáculos únicos para la contemplación de estos bordados.