Fue producto de un sueño, el que tuvo su creador, Paciano Ucieda Quiroga, que encontró la inspiración en los célebres Castillo de los Templarios y Castillo de Cornatel. Había recibido a finales del siglo XIX el encargo de Daniel Valdés Barrio, heredero de la familia propietaria de la finca de San Blas que se agotó con la muerte, soltero y sin descendencia, de Miguel Fustegueras Álvarez 'Miguelito Valdés', benefactor de Ponferrada entre cuya herencia está este castillo o castillete que adopta la denominación de su entorno o del apellido familiar.
Ahora el sueño se ha convertido en letargo. Y el espacio, que fue calificado en la revista Aquiana por Adelino Yebra como “la finca más bonita del Bierzo” y “el rincón más hermoso de toda la región”, está sumido en el abandono y no exento de polémica tras la decisión de la Fundación Fustegueras (la que administra el legado del benefactor) de cerrar parte del perímetro con una valla que, en cualquier caso, no impide al visitante acercarse a este castillete (quizá sea exagerado llamarle castillo y quizá resulte modesto asimilarlo, como se ha hecho, a un palomar).
El espacio, que fue calificado en la revista Aquiana por Adelino Yebra como la finca más bonita del Bierzo y el rincón más hermoso de toda la región, está sumido en el abandono y cerrado por una valla que no impide la visita
El lugar conserva, de todas formas, el encanto. La finca está ubicada a orillas del Boeza, en Campo (adoptó como nombre el del patrón de la localidad), apenas a un par de kilómetros de distancia de Ponferrada. Y la familia Valdés quiso coronarla con una construcción de recreo a la que dio forma Paciano Ucieda Quiroga, hombre ilustrado, adinerado y mecenas de artistas, que imitó el diseño de una fortaleza antigua de estilo neogótico.
De finales del siglo XIX y de estilo neogótico
No se conoce exactamente la fecha de ejecución de la obra, si bien se estima que debió de hacerse en los últimos años de la década de 1880, según consta en el libro 'El Castillo de San Blas. Un sueño dormido', editado por la Plataforma San Blas Sumando Sueños, que se ha basado en estudios como los del historiador Miguel J. García.
El Castillo de San Blas está formado por tres torres. La mayor consta, a su vez, de tres plantas. A la superior puede accederse por unas escaleras exteriores de las que desapareció la barandilla metálica, una muestra del vandalismo que también se nota en pintadas y degradación del entorno. Las tres torres tienen ventanales ojivales de estilo neogótico y cubierta en forma de pináculos de pizarra. Los accesos al interior están cerrados con llave.
Según refleja el libro 'El Castillo de San Blas. Un sueño dormido', el Archivo Histórico Provincial de León registra fichas catastrales de la finca de San Blas con referencias de todas sus construcciones (palomares y recreo, cobertizos, vivienda de recreo, molino y vivienda, bodega y panera, solar, cuadras y pajares). Y describe así el castillete: “Es un castillo con dos torres circulares destinadas a palomares, y otra de forma hexagonal, destinada a vivienda de recreo”. Su uso nunca debió de pasar de ahí.
La finca de San Blas fue adquirida en el siglo XIX por Antonio Valdés Barrio, descendiente de una familia de hidalguía asturiana nacido ya en Ponferrada. Fue pasando de generación en generación hasta el fallecimiento en 1961 de Miguel Eugenio Fustegueras Álvarez (conocido popularmente por su diminutivo 'Miguelito' y el segundo apellido de su madre, el de la familia Valdés), que se encargó de gestionar la mayor fortuna del Bierzo de principios del siglo XX. Dicen que paseaba todos los días hasta el Castillo de San Blas. Quiso contribuir con su herencia al progreso de Ponferrada, que devolvió el gesto dedicándole una escultura en la propia Avenida de Valdés.
Precisamente el Castillo era una de las joyas de la herencia. Decidido a contribuir al futuro de la tierra, Miguel Fustegueras Álvarez dispuso en su testamento la construcción de un asilo de ancianos en la casa familiar de la entonces calle Diego Antonio González (hoy calle El Paraisín), en pleno casco antiguo de Ponferrada, aprovechada este verano como recinto cultural para la celebración, por ejemplo, de los conciertos del ciclo Corteza de Encina en este denominado 'Jardín de Valdés'. Pensó como ubicación alternativa en la finca de San Blas. El caso es que, finalmente, la denominada Residencia Nuestra Señora de la Encina se construyó en una parcela cercana.
Desapercibida junto al Boeza, a un paso de Ponferrada
Pese a su cercanía a Ponferrada, la finca de Valdés pasa desapercibida. Y eso que está a tiro de piedra de la carretera LE-142 que conecta la capital del Bierzo con Molinaseca, uno de los principales lugares de esparcimiento, ocio y turismo de la comarca, desde la que apenas se vislumbran las torres. No ayuda al conocimiento del lugar el acceso, que debe hacerse por un camino justo a la derecha del desvío de la carretera general hacia Campo. El visitante se topará con la polémica valla dispuesta en 2016 por la Fundación Fustegueras para proteger la finca, a la que se puede acceder simplemente remontando unos metros este cierre que no abarca todo el perímetro de la parcela.
Pese a su cercanía a Ponferrada, la finca de Valdés pasa desapercibida. Y eso que está a tiro de piedra de la carretera LE-142 que conecta la capital del Bierzo con Molinaseca
Decidida a poner en valor este espacio, la Plataforma San Blas Sumando Sueños trabaja desde hace casi cuatro años en la rehabilitación del Castillo y su entorno para el disfrute público como heredera del impulso dado en 2014 por la página en Facebook 'Salvemos el Castillo de San Blas y su entorno'. Lo ha intentado a través de reuniones y ahora con la publicación de un libro en el que se expone que el abandono del espacio no es cosa de ayer.
Y es que precisamente uno de los descendientes del creador del Castillo, Antonio Ucieda Gavilanes, deja en la revista Aquiana testimonio de su desencanto ya en mayo de 1977. “Al contemplar en mi última visita del pasado noviembre la finca de San Blas, no puedo por menos, que mi alma se haya convertido, en lugar de aquella visión de deleite, en profunda tristeza y, en vez de aquella ilusión, en lógica desilusión. El contraste fue muy fuerte”, escribe al constatar la degradación del lugar.
Su recuperación es el objetivo de la Plataforma San Blas Sumando Sueños. El Castillo de San Blas pareció despertar con algunas iniciativas como la presentación en 2014 del libro 'El hombre de la máscara de espejos', de Nieves Abarca y Vicente Garrido, junto al entonces concejal de Cultura de Ponferrada, Santiago Macías. El castillete, un lugar de cuento de hadas, es uno de los escenarios de esta novela negra.
Descartada en principio la solicitud para contar con una declaración como BIC (Bien de Interés Cultural), la Plataforma intentará que el Ayuntamiento de Ponferrada pueda catalogarlo en su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) con algún tipo de figura de protección. Se marca otros retos como el de hacer de la finca un área de descanso del peregrino al pie del paso del Camino de Santiago, ya muy cerca de Ponferrada. Y es que la ciudad del Castillo de los Templarios guarda otro más modesto en el que el tiempo (para bien y para mal) parece haberse detenido.
Para preparar el viaje:
- Dónde comer: en la propia localidad de Campo se puede comer en el Mesón San Isidro, que ofrece comida tradicional fundamentalmente a base de raciones como las de patatas. También son muy apreciados sus postres.
- Dónde dormir: a tiro de piedra de Ponferrada, el visitante al Castillo de San Blas se puede alojar en hoteles de la capital berciana como el AC Hotel o el Hotel El Castillo, entre otros.
- Qué llevar de allí: la gastronomía berciana es rica, coronada por hasta siete sellos con figuras de calidad. Su producto más emblemático es el botillo, si bien es más propio degustarlo en otoño o invierno; para la guarnición, pimiento asado; para el postre, manzana reineta, pera conferencia, castaña o cereza; y todo ello regado con vinos mencía o godello de la Denominación de Origen Bierzo.
[Puedes leer los demás artículos de la serie de Refugio de Verano pinchando aquí