Las instalaciones del pozo minero Herrera I en la localidad de Sahelices de Sabero tendrán una segunda vida tras la desaparición de la minería con un proyecto que presente convertir este pozo en un centro de investigación sobre la biología de la Cordillera Cantábrica.
El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Sabero ha diseñado este proyecto durante años y, según defiende su alcalde Juan Carlos Álvarez, “tiene una importancia capital para el futuro no solo del municipio sino de toda la comarca).
Se trata de convertir lo que hoy son unas naves abandonadas en un centro de investigación y académico, que gracias a los apoyos con que ya se cuenta, podrá convertirse en un centro de referencia en su materia gracias a la instalación de la Estación Biológica Cantábrica (EBC).
“Es un proyecto que encaja como anillo al dedo en nuestro Valle y cuya viabilidad está ya contrastada. En España existe la Estación Biológica de Doñana y se han hecho algunas cosas parecidas en el Pirineo, pero falta un centro de estas características en la Cordillera Cantábrica, y estoy convencido de que Sabero es el lugar más adecuado”, ha defendido el alcalde.
El regidor ha querido destacar los apoyos que ha recibido el proyecto: “Además de la estupenda acogida que hemos tenido por parte de las instituciones, especialmente las relacionadas con la cultura y conservación del patrimonio, tenemos la enorme suerte de que nuestro proyecto cuenta con el profesor Javier Castroviejo, que fue precisamente el creador de la Estación Biológica de Doñana, su director durante casi dos décadas, y en estos momentos es alma mater de la Estación Biológica Cantábrica y apoyo fundamental para reproducir en el Valle de Sabero la fórmula de éxito que él mismo llevó a cabo en Doñana”.
El objetivo del proyecto no se queda en rehabilitar las centenarias naves mineras de Herrera I, como comparten desde el Ayuntamiento, sino también convertirlas en un centro académico en el que se realicen, por parte de investigadores y profesores del ámbito de la Biología, actividades de difusión, formativas, de capacitación y de investigación científica, “todas ellas encaminadas a generar una actividad económica viable y perdurable”.
El Ayuntamiento prevé que, una vez cuente con la financiación necesaria para rehabilitar Herrera I, se producirá un “incremento de la actividad en el Valle con la mera llegada de personal técnico y científico directamente relacionado con la obra”, para lo cual habilitarán laboratorios y oficinas provicionales donde pueda trabajar ese personal.
Una vez terminadas las obras de recuperación y abiertas las instalaciones, en el corto plazo se comenzará a realizar cursos, conferencias, campamentos de verano y otras actividades de difusión, sensibilización y creación de sinergias con las instituciones.
A medio plazo se desarrollarán proyectos que fortalezcan a la propia EBC y focalicen en el Valle de Sabero la base de prospecciones científicas, con visitas a hábitats de interés e inicio de proyectos de investigación que terminen posibilitando, mediante convenios con centros universitarios, la selección de estudiantes españoles y extranjeros para celebrar seminarios, congresos y cursos universitarios de verano“.
Las líneas de trabajo de este centro de biología irñan desde la ecología aplicada, la complementariedad entre la iniciativa privada y la administración pública hasta la conservación y evaluación de especies. También se formará a guías de turismo, de gestión del patrimonio cultural vinculado a la naturaleza, así como de investigación, restauración y uso de la naturaleza como recurso, posibilitando su autogestión mediante nuevos proyectos.
“Solo pensar que el lugar donde trabajaron como mineros nuestros padres y abuelos se vaya a convertir en un centro de estudio, investigación y desarrollo me llena de emoción, porque aquellas generaciones lo dieron todo precisamente para hacer posible cosas como esta”, afirma el alcalde.
Está previsto que las obras de la Estación Biológica Cantábrica del Valle de Sabero se inicien en los próximos meses.