Bora, la perra de raza bretón, recorre la finca ya cosechada de cereal en el entorno de Velliza (Valladolid). A las órdenes de su dueño olisquea cada palma de terreno en busca del preciado trofeo de la codorniz en el primer día de la media veda en la Comunidad. Busca entre los montículos de paja aún acumulados en una de las pocas fincas pero no encuentra nada. Y no será por la destreza del can sino, realmente por la ausencia de codornices. Es la tónica generalizada en toda Castilla y León, salvo la excepción de la provincia de Burgos.
Finalmente, la perseverancia de Bora y del cazador vallisoletano José Antonio del Río Colías tienen su recompensa. La perra se detiene, rabea y queda puesta ante una montonera de paja en mitad de la finca. Entonces, José Antonio se acerca sigilosamente, mueve con su pie el lugar y salta una codorniz para levantar el vuelo. La tercera en toda la mañana. Después de un madrugón a las 6 para tener todo listo para salir a cazar en el inicio de la meda y recorrer el páramo de Torrelobatón durante cuatro horas, ha logrado cobrar su segunda codorniz además de dos conejos al contar con una licencia especial en esta zona.
Escasa recompensa después de meses de espera, sin contar el desembolso económico que trae consigo la práctica de la caza. Demasiado presupuesto para otra mala campaña. Colías era consciente de que la media veda iba a ser muy floja en la provincia. “Soy cazador desde los 9 años aunque sin escopeta y ahora, a punto de cumplir 55, puedo asegurar que es el peor año de caza de mi vida”, asegura a la agencia Ical.
Es entonces cuando reparte culpas entre administraciones y agricultores. “Los labradores cosechan las tierras de cereal, recogen la paja y luego las aran con las vertederas”, precisa. Ante eso, las cordornices no encuentran refugio, cobertura vegetal ni comida ni humedad que las obliga a partir hacia otras latitudes más altas, principalmente el norte. “Es penoso porque la paja debería quedar en las tierras hasta primeros de septiembre”, reflexiona.
El caso de Colías no es una excepción. Le acompañan los hermanos Javier y David Blanco, de Velliza, que se han cobrado entre ambos tres cordonices. “Ya llevábamos varios años malos con poca caza pero éste ha sido el peor con diferencia”, apunta uno de ellos. Y era algo que ya intuían porque antes del inicio de la media veda habían salido días atrás con los perros a conocer el terreno. David considera que la temporada de la codorniz debería abrirse a primeros de agosto cuando aún hay algunos los ejemplares en los campos. El retraso, según la administración, está justificado por que es una época de cría pero Blanco asegura que es algo que se aprecia fácilmente.
En su caso el esfuerzo ha sido doble porque ha viajado a su pueblo desde Toledo donde estaba de vacaciones. “Tengo mucha afición por la caza menor y siempre hay gusanillo el primer día de la media veda pero, al final, te desesperas por la falta de piezas al no haber linderos”, sentencia. Una afición que es muy compartida por estas fechas y se ha dejado notar por los campos del entorno.
Pero la afición puede con todo y Colías apunta que, posiblemente, acuda mañana a un coto que tiene un amigo cazador cerca de Burgos para “quitar el gusanillo”. Allí le han comentado que hay corros de hasta 14 codornices. Algo impensable de ver en la provincia de Valladolid y en la mayor parte de la Comunidad. Burgos es, sin duda, el mejor lugar de Castilla y León para cazar codornices, donde en años buenos se podían cobrar hasta 40 piezas en solo una mañana. “Este año, hay un cupo de 30 codornices pero es imposible llegar a ese número”, añade.
Burgos es una zona que conoce a la perfección el presidente de la Federación Autonómica de Caza, Santiago Iturmendi. Atiende a Ical en su viaje de vuelta tras una mañana de caza pero con la satisfacción “relativa” de ser un privilegiado con el resto de cazadores de la región y llevar una veintena de perchas gracias a los corrillos existentes en la provincia burgalesa.
Ante un panorama tan desolador, los cazadores saldrán los próximos días para recorrer las fincas pero sin mucha esperanza. Y si no, a esperar hasta el 22 de agosto para cazar la tórtola común y la paloma torcaz. La Junta ha fijado 20 días hábiles para la media veda en Burgos, Palencia, Segovia y Soria; 19 en Ávila; 18 en León y Valladolid y 17 en Salamanca y Zamora.
José Antonio abre otro debate y lamenta que las administraciones y los agricultores solo quieran cobrar. “Deberíamos estar dos años sin pagar nada ni sacar licencias y permisos y pronto se darían cuenta del dinero que mueve la caza”, afirma. Es entonces cuando calcula del montante que gasta cada año. 10.000 euros para el coto (que va a parar a la Cámara Agraria), 36 euros de licencia, 48 del seguro, además del cuidado y alimento de los perros. En total, más de mil euros. Al menos, Colías compensa ese trabajo con la participación en concursos nacionales e internacionales de caza en la modalidad de perros springers.
Cotos aptos para caza menor
Un paro de dos años que también apoyaría Iturmendi aunque es consciente que sería “muy complicado” por la falta de unión entre los cazadores. Así que, de momento, anuncia que la Federación Autonómica de Caza instará a la Junta a que los campos con cotos de caza menor tengan unas condiciones aptas para la vida animal. “Creo que esta temporada marca un punto de inflexión al ser mala en toda la Comunidad”, asegura. Y lo relaciona con la “mala costumbre” de pasar las gradas a las fincas de cereal que “no dejan una brizna de paja”. Explica que los cazadores pagan un arrendamiento por un coto que no existe y donde es inviable cazar.
David Blanco lamenta la “mala prensa” de los cazadores y que la gente desconozca el motivo de la ausencia de codornices en la provincia. Unas palabras que corrobora José Antonio al comentar que “aquí hay un respeto mutuo”. Y pone el ejemplo de la veintena de zonas que ha colocado en el coto con comederos y bebedores para las codornices y otras especies. “Nos gusta cazarlas pero también cuidarlas para que no se mueran”, reconoce.
Santiago Iturmendi lamenta la reforma de la PAC “que ha ido a peor” y critica que el tipo de agricultura actual en España impide contar con una naturaleza sana, con fauna y con diferentes cultivos. También habla de que muchas técnicas son muy agresivas para el medio ambiente.