El cierre de Elmar supone la pérdida de otra compañía que tuvo su origen en el grupo Elosúa, una de las principales empresas de alimentación que pusieron a León dentro del mapa industrial de transformación y distribución alimentaria en España.
Los orígenes de la empresa Elosúa
Corría el año 1910 cuando Marcelino Elosúa comenzó su actividad comercial en México, para volver a España en 1927, y más concretamente en Oviedo para firmar el acta de constitución de la Sociedad Anónima Elosúa. Una empresa dedicada desde sus comienzos a la venta de aceites en España y posteriormente a otra serie de actividades comerciales.
Marcelino Elosúa Herrero nació en la localidad leonesa de Prado de la Guzpeña el 9 de enero de 1886, siendo el noveno de doce hijos y a los 19 años se fue a México, dónde constituyó su primera sociedad anónima en 1912 al asociarse con Trueba y conformar la sociedad “Trueba y Elosúa”. Tras 19 años en tierras mexicanas vuelve a España para constituir el 14 de julio de 1927 la sociedad Elosúa con un capital social de 1.100.000 pesetas, ya casado entonces con una hija del almacenista asturiano Rojo Cortés. En Martos (Jaén) levantó un almacen de aceite de oliva, que posteriormente amplió en 1931 con una sucursal en Miranda de Ebro (Burgos).
En 1935 construye el almacen de León al otro lado del río Bernesga y cinco años después compró la primera fábrica de aceite en Martos. Posteriormente asumió el poder en la empresa su hijo, Marcelino Elosúa Rojo, poniendo en marcha un centro de refinería en León trasladando la producción desde Andalucía hasta la capital leonesa para realizar esa acción y posterior envasado. Este hecho supuso que en la ciudad de León se ampliara un ramal de ferrocarril hasta la empresa leonesa.
La principal actividad de Elosúa era la comercialización de aceites comestibles, desde su fase de producción hasta la distribución al detallista. En León y Ponferrada comenzó el almacenamiento y distribución de coloniales, es decir, de todo tipo de artículos de alimentación incluyendo también las provincias de Zamora y Palencia en un principio.
En León también se constituyó Envasadora Agrícola Leonesa SA, la empresa origen a partir de la cual se creó Alimentos Naturales SA, que desde su planta del polígono de Onzonilla lidera el mercado nacional de envasado de legumbres. Tiene a la marca “El Hostal” como uno de sus principales activos. En esta empresa Elosúa poseía el 50% del capital y la gestión de la misma.
Además, la empresa Elosúa comenzó a diversificar su acción participando en múltiples empresas alimentarias como lo hizo en la Sociedad Anónima Kelsa con el cincuenta por ciento de la propiedad. También mantuvo un 20% de la Sociedad Prograsa, pionera en el cultivo de las pepitas de girasol en España o un 27% de la sociedad Oleoexport constituida para la exportación de aceite de oliva. Otras participadas era la sociedad de Productos Campanal Sociedad Limitada, con más del 50%, dedicada a la preparación y envasado de fabada española.
Fueron años de expansión, así como de la incorporación de sus hijos, siendo el primero en incorporarse el primogénito, Marcelino Elosúa Rojo, que a partir de 1949 comenzó a colaborar con su padre en la dirección del negocio. Posteriormente se incorporaron José Manuel Elosúa Rojo, en 1953, y Andrés, el más pequeño de los hermanos, en 1967. Tras la muerte del fundador en 1972 su hijo mayor ocupó la presidencia del grupo, cargo que ocupó hasta su fallecimiento, víctima de un accidente aéreo el 6 enero de 1984 en León, pasando Andrés Elosúa Rojo a ocupar la presidencia.
Elosúa vivió su mejor momento en los años 60 y 70 teniendo un grupo de 15 industrias, que con la adquisición de Carbonell en 1985 facturaba 100.000 millones de las antiguas pesetas. Con esa compra se convirtió en el mayor grupo alimentario de la época y uno de los más grandes de Europa. Pero esta compra que supuso su cénit empresarial fue uno de los motivos que provocaron su final como grupo alimentario independiente.
La compra de Carbonell, que consolidaba el liderazgo de la empresa en el sector oleíco, provocó importantes desavenencias en el seno de la familia por la inversión realizada y el importante crédito solicitado al Gobierno para adquirir la aceitera andaluza. Para estabilizar el accionariado y lograr financiación para engullir Carbonell la empresa salió a cotizar en la Bolsa de Madrid. En la salida a bolsa continúa como presidente Andrés Elosúa Rojo, el que sería el último Elosúa en la presidencia e hijo menor del fundador de la empresa. El 28 de diciembre de 1987 Elosúa se estrena en el mercado de la mano de Iberagentes, sociedad de valores que coloca la firma leonesa.
El accionariado mayoritario estaba repartido entre la familia, con un 15% cada uno de los hermanos, empleados y el Banco Pastor, que disponía del 10%. El grupo crítico a la gestión de Andrés estaba formado por la entidad financiera gallega y Marcelino Elosúa de Juan, hijo del expresidente fallecido Marcelino Elosúa Rojo y sobrino de Andrés, y que controlaba casi el 20% de la empresa.
La grieta en la familia que suponía la postura de Marcelino José Elosúa y el falso rumor de la venta de la empresa a una multinacional fue la excusa para que el Gobierno, a través de la empresa pública Mercasa, comenzara la compra de títulos en enero de 1989, hasta convertirse en uno de los mayores accionistas. El Estado incrementa la compra de acciones al alcanzar un pacto con los accionistas críticos, supuestamente bajo la condición de mantener la españolidad del primer grupo alimentario nacional.
La unión de las acciones de Mercasa, el Banco Pastor y Marcelino Elosúa de Juan, que deseaba ser presidente de la empresa, precipita el fin de los Elosúa al frente del grupo en la junta de accionistas de junio de 1989. A continuación los hermanos Elosúa venden su 30% de las acciones al grupo italiano Ferruzzi, que cuatro años después se haría con el control total de la empresa y se convertiría en la empresa líder europeo en aceites. En 1991 los italianos de Ferruzzi lanzaron una OPA hostil por Elosúa pero tuvieron que retirarla y pactar con el Estado el control de la compañía, entonces dejaron en la estacada a Marcelino Elosúa de Juan y su pretensión de ser presidente del grupo. En esas circunstancias el único Elosúa que quedaba en la empresa vendió sus acciones en 1994 a Ferruzzi, que ya tenía el control ejecutivo del grupo desde hacía dos años. El objetivo de que la empresa no perdiese su condición de españolidad se fue pronto al olvido con una posterior OPA de los italianos que les otorgó el completo control accionarial que completaron con la fusión de Elosúa con Koipe. Fue la fase final del desmantelamiento de todo el grupo, vendiendo activos y cerrando las fábricas de León, hasta llegar a la desaparación comercial de la marca Elosúa algunos años después.
Peñagrande, la filial comercial del grupo Elosúa.
Esta empresa fue adquirida por el grupo Elosúa con la compra del 100% del capital y se dedicaba a la comercialización mayorista de productos de alimentación y de uso doméstico, germen de lo que hoy es la cadena de distribución El Árbol.
En origen fue una compañía dedicada a la distribución de alimentos en Santander y Almería y pasó a formar parte del entramado accionarial del grupo Elosúa. Cuando el total de la empresa pasa a ser propiedad de Elosúa fusionan esta empresa con la sección de distribución de coloniales que ya tenía el grupo y entonces cambian el nombre y se convierte en Peñagrande.
Dentro de Peñagrande se constituyeron nuevas secciones de distribución como la de congelados Peñagrande, con las actividades de congelados que ya tenía Elosúa. Pero no será la única sección que se cree dentro de la nueva empresa.
Entorno a 1970, Peñagrande construye sus nuevas instalaciones en el polígono industrial de Onzonilla, al lado de la entonces Vidriera Leonesa, hoy BA Vidrio. Unas instalaciones que provocan el traslado desde sus ubicaciones en el centro de la ciudad en el conocido Malecón, hoy Paseo de Salamanca y desde Cardenal Cisneros. Peñagrande había asumido además la gestión en España de la marca holandesa “Spar” y el edificio de Onzonilla se convierte en el centro de operaciones de una de las mayores distribuidoras nacionales de la época.
En 1990 la empresa aceitera Elosúa firmó la venta de Peñagrande al grupo Unigro (participado mayoritariamente por Spar Holanda), por un precio superior a los 4.000 millones de pesetas. La operación fue pagada al contado tras la aprobación de la junta general de accionistas de Elosúa SA, que se convocó en diciembre de 1990. Se justificó el desprenderse de la filial para centrarse en el negocio del aceite al tiempo que se garantizaba la presencia de la empresa en León por tres años.
Desde los 90 hasta hoy, muchas han sido las transformaciones que han concluído en la formación de la marca “El Árbol”, nombre que viene de otra empresa asturiana absorbida por la filial de Elosúa y que finalmente ha dado nombre a la marca que aún pervive hoy. La actual cadena “El Árbol” es la octava empresa de distribución por superficie de ventas en España, tras varias compras y fusiones, y tiene su sede central en Valladolid. Sus principales accionistas son sus directivos y Madrigal, la sociedad de inversión de las cajas de Castilla y León.
Elmar: De Congelados Elosúa a Congelados y Derivados S. A.
En 1964 Elosúa creó una sección de congelados dentro de la división de alimentación del grupo Elosúa en León. Desde León se distribuía para toda la provincia leonesa, pero además a las provincias limítrofes de Zamora y Palencia.
En la década de los 70 la división pasó a formar parte de la empresa Peñagrande y por un tiempo Congelados Elosúa pasó a llamarse Peñafrío, como marca de congelados de la matriz Peñagrande. A finales de los setenta comenzaron a ampliar sus sedes, y en 1977 se crea la primera Delegación fuera de la provincia de León, concretamente en Santander. Durante la década de los 80 se expanden por el nororesta con nuevas delegaciones en puntos estratégicos de distribución, como Palencia, Asturias, Valladolid, Coruña y Vigo.
Será en 1986, como consecuencia de la relevancia adquirida por esta división de Elosúa cuando se constituye Congelados y Derivados, S.A. como sociedad independiente dentro del grupo Elosúa. Su objetivo, la distribución mayorista de productos congelados. En este proceso se consulta con los empleados para elegir el nuevo nombre de la empresa y se elige a Condesa (Congelados y Derivados S.A.)
Una vez desarrollada la nueva empresa y ante la necesidad de ofrecer productos propios se crea la marca comercial que será “Elmar”. Entorno a 1990 es cuando se cierra el proceso de migración desde Peñagrande, cuando se estaba vendiendo la división de distribución de Peñagrande, a la nueva Congelados y Derivados SA con la absorción de la nueva sociedad de los trabajadores de esta división, que pertenecían hasta entonces a Peñagrande.
Dentro del proceso de descomposión de Elosúa, en 1993 Francisco Fernández González, director general de Congelados y Derivados SA, con el apoyo del grupo armador gallego Pescapuerta y los empleados, compran la compañía e inician un nuevo proyecto empresarial independiente del grupo Elosúa.
El último lustro del siglo XX sirve para la expansión definitiva de la compañía como consecuencia de la creación de una división internacional en 1994 y abriendo nuevas delegaciones en la zona centro, que persigue conquistar el mercado del sur del país.
También se constituye la sociedad Macarena Seafood SA, que opera en los mercados centrales, comercializando tanto productos frescos como congelados. Otra forma de expandir a la compañía leonesa por todo el país es la inversión publicitaria, convirtiéndose en patrocinador de Baloncesto León en su etapa de ACB, lo que implica dar notoriedad nacional a la marca Elmar.
En 1996 se produce el traslado de las instalaciones de Congelados y Derivados SA a su ubicación actual en el polígono industrial de Onzonilla, iniciando la actividad con un almacen de distribución y las correspondentes oficinas y posteriormente construyendo la fábrica de transformación.
En 2002 entra en el accionariado Sodical SA (Sociedad para el Desarrollo Industrial de Castilla y León) y en 2003 se amplían las instalaciones y se crean modernas líneas de producción, que incrementan la capacidad productiva de 8.000 toneladas/año a 24.000 toneladas, así como la capacidad de almacenamiento de frío de 30.000 metros cúbicos a 45.000.
El 2005 es el año de la instalación de la compañía en el extranjero con la constitución de una filial en Namibia, en la cual operan dos buques congeladores. En 2006 Congelados Elmar contaba con 10 delegaciones repartidas por todo el territorio nacional con una amplia red comercial, una flota propia de camiones de más de 100 vehículos y una plantilla en torno a los 500 trabajadores.
En 2009 se produce la venta de las acciones de Francisco Fernández a la empresa Pescapuerta, que ya poseía cerca del 25% del accionariado de Congelados y Derivados SA. Un año antes había facturado cerca de 100 millones de euros en ventas. Pescapuerta ya era propietario de Onda Conxelados, un distribuidor en Galicia. De esta forma, la compañía gallega se hace dueña de Congelados y Derivados S.A.
Ya con el control accionarial la gallega Pescapuerta ha procedido a eliminar las divisiones de fabricación y producción de Elmar en León, manteniendo sólo un pequeño departamento comercial y de administración y un almacen logístico. Se cierra así una puerta más, de las pocas que quedaban, del imperio Elosúa, el gran sueño industrial de León.
En la actualidad sólo mantiene su sede en León la empresa Alimentos Naturales SA, antigua filial de legumbres del grupo Elosúa y que opera con la marca “El Hostal”. Cuenta con instalaciones en el polígono de Onzonilla y está controlada por varios accionistas, entre los que se encuentra el expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.