En Villamoratiel de las Matas están viendo las orejas al lobo. La gente que trabaja el local social ya ha comunicado que no renovará el contrato y, en pocas semanas, la cafetera se apagará hasta nueva orden. En Villamol, tras un tiempo intentando sin éxito encontrar cantinero, un grupo de vecinos se ocupa de la barra a ratos y, en San Pedro de Valderaduey, lanzan un SOS tras perder a la suya. En Joarilla de las Matas parece que sí han tenido suerte. Una pareja abrió la semana pasada el teleclub y, después de muchos meses, ya hay dónde tomar 'un algo' en el pueblo.
Qué representa contar con un lugar en el que, al abrigo o a la fresca, tomarse un cafelito con charla vecinal 'de tapa', es bien conocido por los que, lamentablemente, han escuchado cómo daban el cerrojazo sus locales hosteleros.
Tras el cierre de bares y cantinas, los teleclubes -o centros sociales en su versión más contemporánea- representan una tabla de salvación que, a pesar de las muchas veces irresistibles condiciones económicas que se ofrecen en los contratos de explotación (normalmente los arrendatarios están exentos de tributos, suministros o alquiler) no consiguen abrir sus puertas o mantener en el tiempo a sus gestores. Al déficit de profesionales de la hostelería, la falta de población, ergo, de clientela, desanima a los posibles candidatos, que casi no se encuentran ni pagando o que ven en los bares de pueblo una oportunidad estacional ligada unicamente al verano, cuando se hace mejor caja. La 'ley seca' acecha en el medio rural.
Bar con casa gratis en San Pedro
La historia se repite en San Pedro. Esta pedanía de Cea ya lanzó hace poco más de un año un SOS buscando quien atendiese su local social. Y lo encontraron. Pero meses después el cartel de “se busca” vuelve a estar colgado de la pared: “estamos abiertos a cualquier opción”, afirman esperanzados. Hace pocas semanas que lo dejó la chica que llevaba el local y la Asociación de Jubilados y Pensionistas 'Santo Cristo del Humilladero' ha sacado a subasta otra vez su explotación que trae vivienda 'de regalo'. “Si así lo necesita, ponemos a disposición de quien coja el bar una vivienda, y sólo tendría que hacerse cargo de los gastos propios”, explica desde la asociación, Sofía Lazo. “Lo único que pedimos son 30 euros al mes para imprevistos”, aclara “además de los suministros del bar”.
Autosuficiencia forzosa
Después de varios meses con el cartel de “se alquila”, el pueblo de Villamol ha decidido hacerse cargo de su teleclub y, entre un grupo de voluntarios, no dejar morir el servicio. “Aquí llevan un año gestionando el local en comunidad, entre algunos vecinos del pueblo. Uno lo abre, otro se encarga de comprar, otros están a la hora del café, otros al vermú...”, explican desde la Junta Vecinal de Villamol. “Así que se podría decir que no tenemos queja, porque al menos no lo tenemos cerrado. Tenemos un sitio de encuentro, de reunión”.
Explican en Villamol que el local llevaba funcionando muy bien desde hacía décadas, que una familia del pueblo lo llevó durante muchos años pero que, una vez lo dejaron estos, se fueron concatenando algunos contratos hasta principios de año, cuando no encontraron relevo. “Y fue una pena. Porque hemos estado encantados con todos. Después se puso un anuncio, no hubo prácticamente llamadas y, las que hubo, no se ajustaban a las necesidades del pueblo”, lamentan desde Villamol. “Sí que hay problema a día de hoy en los pueblos. Nosotros estamos así apañados, aunque estaríamos más contentos si alguien quisiese abrirlo todo el año”.
Nuevo proceso de selección en Villamoratiel de las Matas
La gente que lleva atendiendo el teleclub de Villamoratiel desde los últimos cuatro años ya ha manifestado que no renovará el contrato. Así, en pocas semanas, la Junta Vecinal abrirá el proceso de selección para encontrar un nuevo responsable para el local, inaugurado no hace diez años, totalmente equipado y el único lugar en el pueblo donde poder refrescarse. Sin competencia.
De dos a ninguno en Joarilla de las Matas
Joarilla de las Matas pasó de tener dos bares a ninguno. Cerró Cano, cerró Conchita y de la noche a la mañana la población se quedó sin hostelería. “El Ayuntamiento acondicionó entonces un local del pueblo, en abril se sacó a subasta pública pero no se presentó nadie” -explica Cristina González- concejala en Joarilla. “Se establecieron entonces algunas condiciones, por ejemplo, puntuábamos la oferta económica más alta -partían de un alquiler de 500 euros al año- la experiencia en el sector o el arraigo, primando el tiempo de empadronamiento en el municipio de la persona interesada”.
Pero nadie presentó oferta y su nuevo y flamante teleclub siguió cerrado hasta la semana pasada, momento en el que una familia, que ha fijado su población en Joarilla, se ha puesto al frente del local. Tal vez no esté todo perdido.