La leonesa que espera al sucesor de Mubarak

Isabel Rodríguez

Enamorada de Egipto y su arte, Vanessa Reguera, leonesa de 29 años, se trasladó a El Cairo hace uno y ha sido testigo de toda la revolución. En su agencia de viajes las reservas han sido anuladas por completo y a su clase de español dejaron de ir los alumnos. Respiró el día de la dimisión de Mubarak, pues pensaba que el conflicto terminaría en guerra civil

¿Por qué decidiste vivir en Egipto?

Desde muy pequeña he sido una apasionada de la Egiptología. Cuando estudiaba en la universidad hice mi primer viaje a Egipto, y después comencé a estudiar árabe en el centro de idiomas de la Universidad de León. Unos años después, hice un curso de árabe durante un mes en El Cairo. Me enamoré de la ciudad y de su gente, y aunque en ese momento por motivos personales no pude alargar mi estancia, no podía quitarme de la cabeza la idea de vivir allí. Finalmente, un año después, decidí intentarlo y aquí estoy.

¿Cómo has vivido toda la revolución?

Los primeros días de las manifestaciones seguía llevando una vida normal. Pero la cosa se fue complicando, especialmente la noche en la que los presos que se habían fugado de las prisiones empezaron a saquear tiendas y casas particulares. No había policías en las calles, ningún tipo de protección. El Gobierno envió un mensaje a través de los medios de comunicación a todos los hombres de Egipto. En este mensaje les decía que debían proteger sus posesiones de los saqueadores. Los jóvenes de Egipto salieron a las calles durante 3 o 4 noches armados con cuchillos y palos. Las mujeres, los niños y los ancianos permanecían en sus casas sin poder pegar ojo durante toda la noche, asustados por todo lo que estaba pasando.

¿Y tú dónde estabas?

La primera noche yo estaba sola en el piso. Tampoco pude dormir. Coloqué algunos muebles delante de la puerta para evitar que los intrusos pudieran entrar. Creo que durante esa noche algunos ladrones intentaron entrar en mi calle ya que escuché a algunas mujeres que gritaban desde las ventanas y a hombres que se enfrentaron a ellos. Finalmente no pasó nada, al día siguiente me trasladé a casa de una familia egipcia hasta que la situación mejorase. Hemos pasado mucho tiempo encerrados en casa, pendientes de la situación a través de la televisión. Y viendo cómo la situación cada día empeoraba. Por un momento pensé que todo esto iba a llevar a una guerra civil.

¿Has participado en alguna de las manifestaciones?

No, no me gusta mezclarme en asuntos políticos, especialmente en un país extranjero.

¿Cómo se ve a la oposición? ¿Qué opinión se tiene de El Baradei?

Hay gente que apoya al Baradei y gente que le odia. Sin embargo, creo que la opinión generalizada de la gente es que no es un buen candidato para ser presidente.

¿Y los Hermanos Musulmanes?

Creo que no reciben ningún tipo de apoyo popular en el país. Muchas de las personas que pedían que Mubarak se fuera del gobierno no saben qué candidato a la presidencia de Egipto sería apropiado. Por supuesto, creo que debería haber un líder fuerte para que no quede un peligroso vacío de poder.

El jueves Mubarak estuvo a punto de dimitir, pero no lo hizo. ¿Decepción?

Todo el país esperaba el discurso de Mubarak con impaciencia y esperanzas. Se daba por hecho que Mubarak iba a abandonar finalmente y que toda esta situación acabaría pero no quiso ceder a las presiones del pueblo.

Pero al final se fue...

Hemos vivido días de tensión e incentidumbre desde que comenzaron las manifestaciones, nadie sabía lo que iba a pasar. Llegué a pensar en un desenlace fatal, pero ahora, tras la caída de Mubarak, empieza una etapa muy importante y decisiva para Egipto y espero que el futuro sea próspero para este país y su gente porque realmente se lo merecen. Mi sensación tras conocer la noticia fue una mezcla de alegria y alivio.

¿Qué excesos ha cometido el Gobierno durante todo este tiempo?

Cuando hablas con cualquier egipcio sobre el Gobierno de Mubarak, la mayoría lo califica de corrupto o de “ladrones”, pues dicen que todo el dinero de Egipto va a parar a los bolsillos de sus miembros, incluido el presidente. Normalmente un extranjero tiene más derechos aquí que cualquier ciudadano egipcio, si eres extranjero todo es más fácil. Creo que realmente hay muchas cosas que mejorar social y económicamente en Egipto, y esperemos que poco a poco se pueda lograr.

¿Cómo es tu vida en Egipto?

Mi vida en Egipto, antes de toda esta revuelta, era trabajar y disfrutar de este maravilloso país cada minuto del día. Trabajo en una empresa egipcia que organiza viajes en Egipto para españoles y latinoamericanos. Hasta el momento nos han cancelado todas las reservas de los meses de febrero y marzo. También soy profesora de español en un centro de idiomas, y desde hace unos días hemos retomado las clases aunque sólo han asistido la mitad de los alumnos.

¿Te esperabas algo así?

No, el pueblo egipcio es tranquilo y supongo que de alguna manera estaban acostumbrados a Mubarak pues los jóvenes no han conocido a otro presidente. Ni siquiera cuando me enteré de lo que estaba ocurriendo en Túnez esperaba esta reacción del pueblo egipcio. Incluso mucha gente ya daba por hecho que el hijo de Mubarak, Gamal, le sucedería en la presidencia irremediablemente. Está claro que ha llegado un momento importante de cambio para Egipto. Ahora la gente ya no tiene miedo de decir lo que piensa.

Da la sensación de que Occidente se acaba de enterar de que en los países árabes había dictaduras.

Desde luego la visión de Egipto es diferente cuando estás aquí porque conoces a la gente, sus sentimientos y temores. Muchos extranjeros sólo se relacionan entre ellos, yo he intentado hacer justo lo contrario desde el primer día porque deseo aprender todo lo posible acerca la cultura egipcia. Tengo muy buenos amigos aquí y en ningún momento me he sentido sola a pesar de estar muy lejos de casa.