Casaio, localidad perteneciente al municipio de Carballeda de Valdeorras, en la provincia de Ourense, fue el lugar elegido por el Consello da Cultura Galega para llevar a cabo la jornada que llevaba por título “A guerra esquecida: volframio, modernidade e patrimonio industrial”. Las minas de wolframio de Valborraz y la conocida como Ciudad de la Selva, situada en el Teixedal de Casaio, fueron los puntos en los que pivotaron tanto la jornada del viernes como la del sábado.
Los actos comenzaron en torno al mediodía de un viernes soleado del sureste gallego. Sobre una mesa, Carlos Tejerizo, presidente de Sputnik Labrego, fue mostrando y explicando a los asistentes los diferentes objetos que encontraron las sucesivas prospecciones en los chozos de la Ciudad de la Selva, como latas de conserva, pilas, botellas, cremas y un largo etcétera. Preguntado sobre el proyecto de Sputnik Labrego, Tejerizo indicó que “El proyecto Sputnik Labrego ha supuesto una toma de conciencia sobre dos cuestiones principales: la capacidad de la arqueología para conectar el pasado con el presente y el presente traumático con sus orígenes, con las causas profundas del trauma, que no suelen ser visibles sino sutiles y difuminadas. Hay aspectos de esa conexión temporal que sólo se desvela a través de los objetos y de los paisajes.” Sobre la segunda cuestión, Carlos Tejerizo destacó que “Por otro lado, este proyecto nos demuestra una y otra vez que las sociedades campesinas, ya sea en el pasado medieval o en la actualidad, tienen una capacidad de resistencia y resiliencia extraordinaria. Aunque es algo que observamos en todo lo que trabajamos, es quizá con el análisis de la lucha antifranquista y el trabajo arqueológico en La Ciudad de la Selva donde se hace más evidente esta capacidad de adaptación de las sociedades campesinas ante los cambios traumáticos. Finalmente, el proyecto Sputnik Labrego ha supuesto un reto continuo, tanto personal como físico, pero siempre planteado como un reto colectivo”.
En las antiguas escuelas de Casaio tuvieron lugar las charlas y debates de la sesión de tarde. La mesa fue inaugurada por Rebeca Blanco, Coordinadora da Sección de Patrimonio e Bens Culturais do CCG. En la introducción analizó el objetivo de la jornada haciendo referencia al objetivo que persigue Sputnik Labrego, la declaración de Bien de Interés Cultural de la mina de wolframio de Valborraz. A continuación tomó la palabra la berciana Laura M. Panizo, del Grupo de Investigación del Patrimonio Minero industrial del Noroeste. Panizo fue la persona encargada de llevar a cabo las presentaciones de las diferentes personas que participaron en la jornada.
La tarde avanzó con intervenciones como la de la también leonesa Esther Aparicio, que explicó la integración del Museo Nacional de la Energía en el entorno de Ponferrada y la de Diego Casal, que desarrolló una detallada explicación sobre el patrimonio industrial de la mina de Fontao, situada en la provincia de Pontevedra.
A media tarde llegó el turno de la literatura, con la intervención del que escribe estas líneas desgranando el libro '¿Dónde está nuestro pan?' y haciendo hincapié en los testimonios recogidos a las mujeres mineras en la cuenca berciana del río Tremor. Luego el turno fuera para Manuel Gago, con un análisis sobre “Volframio, guerrilla e imaxinario na cultura galega: viaxes no silencio”.
El siguiente tema a tratar fue el análisis sobre las consecuencias que tendría la declaración de BIC de la mina de wólfram de Casaio, atendiendo a su promoción, protección, inversiones y actuaciones a llevar a cabo. Desde Sputnik Labrego quisieron dejar claro que “contarán en todo momento con la opinión de los vecinos y vecinas de Casaio. No haremos ni un solo movimiento sin contar con ellos”. Una de las personas intervinientes dejaron claro que lo primero que deben tener claro es qué tipo de proyecto quieren construir, qué tipo de actividades buscan y qué tipo de turismo quieren. La máxima de dar el primer paso teniendo claro a dónde se quiere llegar.
La jornada se cerró con un profundo debate moderado por Encarna Otero, de la Universidade de Santiago de Compostela. Aquí se tocaron dos puntos clave y que seguro influirán en el camino a seguir. “Hay una máxima que dice que España fue neutral en la Segunda Guerra Mundial y con estas minas vemos que eso no es cierto. España colaboró con los alemanes, con los nazis, y eso es una verdad que duele, pero que está ahí”. La segunda es un análisis sobre el entorno en el que se encuentran tanto las minas de wólfram como Casaio, es decir, sobre el impacto de las canteras de pizarra a uno y otro lado de Fonte da Cova, límite administrativo entre León y Galicia. Uno de los intervinientes dijo que “a nadie le gusta que el paisaje esté así, que se destroce la naturaleza, pero que luego todos queremos un móvil en el bolsillo”. Para cerrar el turno de intervenciones, otra de las personas del público indicó que habría que ir pensando en alternativas para cuando el mercado de la pizarra colapse, “porque al final, como hemos visto en innumerables ocasiones, la extracción de materias primas acaba colapsando”. Fueron dos bercianos y miembros de Sputnik Labrego, Alejandro y Laura, entre otros, más varios miembros de la Comunidade de Montes de Casaio quienes descubrieron en este entorno el mayor conjunto de pinturas esquemáticas de época prehistórica en Galicia.
La mañana del sábado estaba orientada a visitar los dos lugares a los que se hicieron referencia durante la tarde anterior, es decir, las minas de Valborraz y la Ciudad de la Selva. En el paraje de las minas, Carlos Tejerizo explicó con detalle las diferentes localizaciones de las construcciones, como el barracón donde se alojaban los presos del franquismo que construyeron los lavaderos, las casas de los ingenieros, de los trabajadores, la cantina o el edificio donde se alojaban las mujeres. Uno de los asistentes habló de la película Lobos Sucios (Simón Casal, 2015) y del documental del mismo título dirigido por Felipe Rodríguez Lameiro, basados en la extracción de wolfram por parte de los alemanes. En la más septentrional de las provincias leonesas hay otro claro ejemplo de la minería del wolframio, la Peña do Seo, en torno a la cual ya se celebró una jornada sobre explotación del wólfram en el año 2018.
El sábado se cerró con la visita a la Ciudad de la Selva, situada en el Teixedal, único en Europa en contar con ejemplares macho y ejemplares hembra, albergando a unos cuatrocientos ejemplares. Este emplazamiento, explicó Mario Fernández en el interior de uno de los chozos, fue refugio de huidos del franquismo desde los primeros días de julio de 1936 hasta que sufrió el asalto definitivo por parte de la Guardia Civil el 27 de julio de 1946. Mario insistió en que lo de llamarle “ciudad no es casual. Gozaban de una infraestructura digna de mención, con un gran número de chozos y todos muy organizados”.
Alejandro Rodríguez, historiador ponferradino y vicepresidente de Sputnik Labrero, al ser preguntado por los cuatro refugios localizados de los escapados de Montealegre, en el municipio cepedano de Villagatón, al que ya le entregaron en 2019 la memoria de un proyecto para una posible intervención, señaló que “no sólo están esos, sino que en Lago de Carucedo, Fornela, Ancares u Oencia hay sitios muy interesantes para poder excavar, eso sólo en relación con la zona occidental. Si nos vamos al norte, encontramos más emplazamientos, entre otros, las más que conocidas cuevas de Vozmediano, por ejemplo”.
Laura M. Panizo quiso cerrar las jornadas señalando que “el resultado de este monográfico del CCG ha sido muy positivo y enriquecedor. Nuestra intención era generar un espacio de intercambio de opiniones y reflexión, así como atender a las recomendaciones de distintos expertos en la materia. Y se cumplieron, incluso superaron, todos nuestros objetivos”. En cuanto a las visitas sobre el terreno, apunto que “en ese sentido, el sábado se propuso visitar la mina de Valvorraz y la zona de la Picota, donde la actividad de wolfram estaba más vinculada a la libre extracción para la venta de estraperlo. La pretensión del recorrido era que las personas asistentes al encuentro tuviesen una idea más completa de la configuración de este paisaje. Logramos eso y, a la vez, generar sinergias entre los participantes, por lo que las sensaciones posteriores al encuentro son muy positivas”.