La cueva de Llamazares, situada en el municipio leonés de Valdelugueros, ya ha abierto su temporada de visitas, que se prolongará hasta la finalización del periodo estival. Los visitantes encontrarán esta caverna algunos espeleotemas curiosos como los coraloides y la fluorescencia de sus formaciones.
En el periodo de primavera las visitas se concentrarán en los fines de semana, y durante los meses de verano serán todos los días, siempre con reserva anticipada. En esta gruta han trabajado desde hace dos años, varios especialistas de los laboratorios de Paleontología (Juncal Cruz, Ismael Coronado, Esperanza Fernández) y de Prehistoria (Carlos Fernández) de la Universidad de León (ULE), junto a Daniel Ballesteros (investigador en cuevas de la Universidad de Granada) y Darío Fidalgo (especialista en mamíferos fósiles del Museo Nacional de Ciencias Naturales) quienes han desarrollado una serie de estudios que han permitido obtener algunas conclusiones.
Más de 650.000 años
El primer dato interesante es que se han descubierto espeleotemas de más de 650.000 años. Utilizando el método de desintegración radiactiva llamado U-Th (por el cual algunos átomos del elemento uranio se transforman, cada cierto tiempo, en átomos del elemento torio) se han podido establecer las edades de algunos espeleotemas, incluyendo las conocidas estalactitas, estalagmitas, coladas y cascadas que componen tan enigmático lugar.
“Desgraciadamente, se han realizado muy pocas dataciones de cuevas leonesas, pero con los conocimientos actuales, esta edad indica que la cueva de Llamazares es más vieja que otras cuevas de nuestra provincia ya estudiadas por la comunidad científica, como es el caso de la gruta de Valporquero”, detallan los responsables del trabajo.
De hecho, la cueva de Llamazares se originó incluso antes de las últimas glaciaciones que modelaron el actual paisaje de la Cordillera Cantábrica, cuando los valles no eran tan profundos como hoy en día. Por tanto, “el interés científico de esta cavidad es muy elevado, ya que en ella pueden haber quedado registrados los cambios climáticos y ambientales que afectaron a la provincia de León durante el Cuaternario”.
Gran cantidad y variedad de espeleotemas
Además, esta edad habría permitido el desarrollo de gran cantidad y variedad de espeleotemas y, muy especialmente, de los atractivos coraloides. Pero el estudio de esta cueva ha mostrado que no solo destaca por su edad y su naturaleza geológica única. En su interior se ha producido el hallazgo de un yacimiento prehistórico de especial interés para descifrar el pasado de los ecosistemas del norte de la península ibérica durante el Mesolítico (entre los 10.000 y 5.000 años antes de Cristo), así como de la relación que mantenían las poblaciones humanas con el medio natural en el que habitaban. En esta asociación faunística se han localizado elementos esqueléticos de diversos mamíferos pequeños (topillos, ratones, etc.), reptiles y aves. También se han hallado numerosos huesos de osos y de varios ungulados (como caballos o vacas) que presentan marcas de haber sido aprovechados por humanos y grandes carnívoros.
Las últimas dataciones con análisis de radiocarbono realizadas a dos esqueletos de oso encontrados en la cavidad han indicado una edad, para la acumulación de huesos, de hace más de 7.000 años, concordando con los resultados que se habían obtenido previamente con el estudio de los roedores.
En la actualidad, informan desde la Universidad, la parte del equipo de investigación que se encarga del estudio de la fauna encontrada se centra en descifrar el proceso de acumulación de todos los ejemplares, la interpretación de la relación de los animales encontrados en el yacimiento con sus poblaciones extintas y con aquellas que se encuentran actualmente en la península ibérica, y la reconstrucción del ecosistema de la Cordillera Cantábrica en el pasado próximo.