La excepción del café a un euro: solo unos pocos bares de León se resisten a subir los precios

El café a un euro de la cafetería Museum.

Sara Lombas

Fuera del centro de León, en los barrios de Santa Ana, Eras o Pinilla hay cuatro bares que mantienen el precio de la taza de café en un euro. Un remedio infalible para el bolsillo y la subida de precios que afecta con fuerza a la provincia de León. ILEÓN ha conversado con los dueños de cuatro cafeterías de León que mantienen el precio en un euro. 

El ritual de salir a una cafetería a tomar un café es común en todas las ciudades de España y en León, especialmente reconocida por su abundante oferta hostelera, esta salida cuesta cada vez más cara. El precio de un café en el centro de la ciudad hace meses que sube de 1,50 o 1,60 euros ante el aumento del precio del 3,1% en lo que va de año del café, 5,4% en el caso del azúcar y el 0,3% de subida en la leche, según los últimos datos de Índice de Precios al Consumo (IPC) publicados en el Instituto Nacional de Estadística (INE). Incluso en las cafeterías del campus universitario de Vegazana, tradicionalmente a precios más bajos, el café cuesta 1,10 euros.

A pesar de ello, algunos pocos hosteleros han hecho sus cuentas, en las que la taza de café a un euro les sigue saliendo rentable. Uno de ellos es Fernando, el dueño de la cafetería El Peregrino, frente a San Marcos. Desde hace años el precio del café aquí está a un euro en barra y sin tapa, aunque incluye una pequeña magdalena: “Las subidas del café, por muy enormes que sean, repercuten en pocos céntimos. La gente lo agradece y ser un poco responsables no está de más”, razona.

“Lo hacemos por no entrar en la dinámica actual de subida”, explica, rememorando la llegada del euro que supuso un nuevo cambio de precios y, generalmente, un redondeo al alza de los mismos: “El café primero costaba 60 pesetas y, cuando se pasó de pesetas a euros, lo pusimos a 80 céntimos, lo que costaba el café en León. Desde hace tranquilamente ocho años, lo hemos subido a 1 euro”. 

El ahorro del café sin tapa

El dueño de El Peregrino defiende que su clientela no viene por las tapas o el desayuno, sino simplemente a por un café, por lo que puede permitirse poner la taza a ese precio: “Yo tengo mucha clientela y la gente quiere el café, no quiere el desayuno; y eso que tenemos torrijas o tostadas a precios módicos y la gente se tira al café”. 

Opina lo mismo Ricardo, dueño de la Cafetería Longa, en la Glorieta Carlos Pinilla, que subió en enero el precio de la taza a 1 euro, después de haberla tenido a 90 céntimos también sin tapa: “Mucha gente ya me daba el euro el año pasado, sin esperar a que les diese el cambio o me lo daban”, comenta. “Una tapa buena cuesta 40 o 50 céntimos y luego quien tenga personal tiene que pagar a sus camareros, el alquiler. Yo pongo la tapa si me la piden, si no me lo ahorro. Hay bares que tienen muchas tapas y muchos camareros y lo cobran”, razona Ricardo. 

A pesar de ello, en esta cafetería se sirve café acompañado de un bocadillo de jamón y queso, una tapa de jamón u otros pinchos por 1,20 euros. Lo más caro es el café con donut, que añade solamente 30 céntimos al euro del café. También aquí triunfa el café sin tapa. En apenas cinco minutos Ricardo despacha a media docena de personas, que toman su café, dejan el euro en la barra y continúan con su mañana. 

Ricardo no duda en sacar la calculadora cuando habla del coste de la taza: “El kilo de café me cuesta 15 euros, pongo 120 tazas al día me sale 12 céntimos. De por sí, aunque el café ha subido bastante nosotros tenemos margen. Un café, aunque haya subido muchísimo, el azúcar o la luz suman a la taza dos céntimos. Sale a 25 céntimos, a más no sale”, zanja. 

En el barrio de Santa Ana, en la calle Barahona, hay una pequeña cafetería que lleva 22 años sirviendo el café a un euro y, en su caso, sí le añade una tapa a elegir entre magdalena, bizcocho, tostada de aceite, de mantequilla o tortilla: “Me sale rentable tener el café a un euro porque de un kilo de café, que me cuesta 12 euros, sacas 90 tazas de una calidad media, 140 de calidad alta. Yo creo que hay margen. El azucarillo me sale a céntimo y las tostadas a 4 céntimos. La cafetería es mía, el café o la leche me lo busco yo. Me quito gastos de encima. No es que sea barato; es que es su precio”, asegura su dueña. Uno de los clientes añade: “Hay algo que vale más que todo, que es la simpatía de quien te sirve. La persona que está detrás de la barra”. 

A pesar de ello, se ha enfrentado a los comentarios negativos de algunos clientes sobre el precio de su café, por sorprendente que parezca: “La gente no valora nada, quieren que les echen mucho y ya está”, comenta, “Que cada uno tenga su precio y cada uno que vaya a donde quiera. Tú puedes pagar lo que quieras, pero tienes que valorarlo. La mayoría somos mileuristas y yo no puedo pagar un café a 1,70 todos los días. Es una locura”. 

Un café ejecutivo 

También está Miguel Antón, que hace tres meses ha llegado al Museum, uno de los bares más reconocidos del tapeo de Eras de Renueva. Ahora, el café cuesta un euro entre el lunes y el viernes, lo ha llamado ‘café ejecutivo’, aprovechando el flujo de clientela que proviene de las oficinas del Edificio Europa.

Su café de un euro se sirve en un vaso de cristal con una porción de bizcocho: “Es el café normal con tapa y yo creo que un euro es un precio razonable”, argumentar, “Durante el proceso desde que tú compras el café hasta que lo sirvo yo gano lo mismo con un café de un euro con su bizcocho que con otro café y un perrito. Hay mucha gente que solo quiere un café y yo creo que es un precio razonable”.  

En los pocos meses que Antón lleva al cargo del Museum, con el objetivo de reflotarlo, y con la incorporación de estos nuevos precios de la bebida por excelencia de las mañanas, el bar ha llegado a servir cada día entre 250 y 300 cafés, la mitad de ellos a un euro. Él defiende que el precio es el justo y que no repercute en la calidad: “Este café de un euro en muchos sitios es el que te dan por 1,40 euros y sin tapa o con una tapa mala”, cuenta, mientras muestra los granos de café que forman parte de la mezcla que utiliza para todos los cafés, “No importa la marca, depende de la mezcla que tú eches. Lo más caro es el natural y lo más barato el torrefacto, si pones mucho de ese lo abaratas y no vale para nada. El café natural cuesta 20 euros el kilo, ni yo ni nadie puede dar café así ni aún poniendo la taza a 1,40 euros”. 

Este Chicote leonés, que se dedica a rescatar bares y áreas de servicio que no funcionan, ha trabajado por toda la provincia en diferentes establecimientos, después de haberse lanzado hace años como empresario desde Sahagún con las famosas Galletas de Hierro. Desde que comenzó su andadura en la hostelería, su café siempre ha costado un euro: “Una tapa buena o bien elaborada son 50 céntimos, si le quitas eso el café es un euro”. Miguel ofrece también en el Museum la opción de tomar un café con las tapas que ofrece, todas ellas de elaboración propia, por lo que ese precio y el del café de fin de semana es más alto.  

Salvo en uno de los establecimientos, los otros tres bares que mantienen el precio a 1 euro no se plantean subirlo en un futuro: “Aunque suba el café yo voy a seguir poniendo un euro, llevo haciéndolo 20 años y si algo funciona no hay que cambiarlo”, zanja Miguel.

Etiquetas
stats