La coleccionista de belenes

S.Gallo/ ICAL

Son muchos los aficionados a coleccionar todo tipo de objetos, algunos de ellos especialmente peculiares. Si unimos la afición al coleccionismo y estas fechas navideñas, en las que los villancicos, el árbol de Navidad, los regalos, los belenes, la solidaridad y el tiempo en familia se convierten en los protagonistas, tenemos como resultado a Nieves Aguilera, una coleccionista de belenes de todo el mundo que, desde este domingo, cuenta ya con un total de 236 en su haber, el último de ellos recién llegado desde Noruega.

La afición de Nieves a coleccionar los belenes surgió “por curiosidad” hace algo más de ocho años, pero ese interés ha ido en aumento al incrementar el número de piezas coleccionadas gracias, no sólo a su propio trabajo, sino también a las aportaciones que cada año realizan familiares y amigos. El último de ellos fue el de una prima, que conocedora de su afición, le trajo un belén desde Noruega para alegría de Nieves, que no sólo suma uno más a su lista, sino además de un país del que no tenía representación hasta ahora.

Nieves aclara que, en realidad, se trata de misterios de todo el mundo, ya que su colección recoge las figuras de la Virgen, San José, el niño Jesús y los animales, que es lo que se conoce como misterio, si bien esta palabra para muchas personas se identifica con “cosas secretas”, de ahí que la propia coleccionista haga referencia a belenes del mundo.

Los viajes se han convertido en un momento para la adquisición de nuevos 'inquilinos' en casa de Nieves y Fernando, aunque en ocasiones no resulta fácil adquirir un belén, sobre todo en algunas fechas del año. Mientras que hay países en los que es fácil localizarlos durante todo el año en las tiendas, como ocurre en países como Inglaterra y Holanda, donde incluso hay establecimientos especializados, hay otros donde las épocas en las que es posible encontrar belenes son los meses a partir de octubre.

La gran cantidad de belenes que Nieves ha ido acumulando en estos años hacen imposible que los pueda tener todos en su casa. “Se guarda en otra casina que tengo, muy bien empaquetado y aprovechando las cajas”, aunque ahora pueden verse todos ellos en el Nuevo Recreo Industrial, donde se les ha ofrecido la oportunidad de dar a conocer estas recopilaciones. Curiosamente, y como dice el refrán que 'En casa del herrero, cuchillo de palo', Nieves reconoce que por el momento no ha colocado el nacimiento en su casa. “Voy a poner uno de papel que hizo mi hija”, reconoce.

Entre la gran variedad de belenes, como no podía ser de otra manera, siempre hay algunos preferidos. Nieves no duda en reconocer que 'El árbol de la vida' de México es uno de los que más le gustan, porque representa “toda la vida de ellos” y resulta “muy característico”. El resultado es una composición en barro muy colorida en las que se incluyen luego las figuras propias del misterio.

También los de Polonia son “muy originales y característicos”, además de que cuentan con una gran variedad. Nieves explica orgullosa que cuenta con belenes “de todos los tipos”, no sólo adquiridos en tiendas, sino también elaborados de manera artesanal. El último, adaptado a las técnicas más modernas, es un belén de 'goma eva', así como otro hecho a base de ganchillo que han hecho unas compañeras de trabajo, y también los tiene de latón o de polímeros. “Esto no es posible localizarlo en las tiendas”, dice. A ellos se suman otros elaborados en talleres que organiza la Asociación Belenista de León y otros colectivos, como del centro Nuestra Señora del Valle de La Bañeza, de Jiménez de Jamuz o de Asprona.

También las formas de los belenes y los soportes en los que se asientan son de lo más variado. “Hay portavelas, iconos rusos, platos...”, y en todos ellos la representación es la misma, la del misterio, aunque con peculiaridades según las tradiciones y las culturas de la gente y “cómo lo viven y cómo lo ven”. De hecho, algunos cuentan con motivos originales. Así se observa en un belén procedente de Bangladesh, que cuenta sólo con dos Reyes Magos, o uno de semillas en el que los tres Reyes Magos son negros, porque es el color de las semillas. En otros, además de los magos, aparecen los pastores o músicos adorando.

También están los belenes originales, como en el que se observa a San Francisco, con el belén en la mano. “En otro tenemos a San Francisco y Santa Clara con el niño, que son los fundadores del helenismo”. A la colección se suman otras piezas de gran valor como las matrioskas originales de Rusia, las semillas de panocha de maíz y semilla de Hungría, los de plata de Cracovia, el belén alemán en madera que gira gracias al calor de las velas o los de Perú, muy diferentes en función de las zonas de las que procedan.

También están los belenes africanos, en su mayoría elaborados con hoja de plátano y de alambre, los esquimales, los andinos... “Hay una representación un poco de todo” y se pude decir que de todos los continentes. Si menospreciar los demás, el próximo reto de Nieves es claro. “Me gustaría tener uno de cristal de Murano o de cristal de Bohemia”, reconoce.