Uno de los iconos más reconocibles en la llanura del páramo leonés son los silos, 'catedrales olvidadas' que apunta César Azcárate Gómez en un libro homónimo que recoge la historia entre 1949 y 1990 de estas imponentes estructuras industriales dedicadas al almacenamiento de grano.
Y el de Santa María del Páramo, uno de las imágenes más recurrentes de la localidad, cumple este 2015 50 años desde su inauguración. Construído entre 1964 y 1965 por el entonces SENPA (Servicio Nacional de Productos Agrarios) el silo de Santa María formaba parte de la Red Nacional de Silos y Graneros, desarrollada en España entre los años 1940 y 1984. Su entrada en funcionamiento completa ocurrió con la cosecha de 1966.
Entre los años 1945 y 1986 se construyeron en España 663 silos y 275 graneros con una capacidad total de 2.684.947 detoneladas dentro de la planificación franquista diseñada para garantizar el autoabastecimiento de grano y controlar los flujos de este alimento básico, y más en épocas de escasez. La finalidad era regular el precio de los cereales y garantizar a la población el acceso a los mismos, aunque fuera a costa de la intervención estatal en el mercado, que duró hasta 1984 que se tuvo que eliminar para acceder a la entonces Comunidad Económica Europea (CEE).
Aunque el silo de Santa María es erigido en plena época desarrollista y con una importante apertura exterior de la economía nacional este hecho no evitó que el Estado siguiera con su plan iniciado en la década de los años 40. Su función, eso sí, estaba menos centrada en el autoabastecimiento y obedecía entonces más a hacer posible la compra de trigo a los agricultores y su almacenamiento en locales ubicados en puntos estratégicos de las zonas productoras, caso concreto de la localidad paramesa. Desde 1958 las directrices de los jefes económicos franquistas orientaron la construcción de grandes silos en zonas productoras para poder almacenar el grano y reexpedirlo o trasladarlo de forma efectiva y relativamente rápida.
Estructura del silo de Santa María del Páramo
Imágenes: Santamariadelparamo.com
El silo de Santa María obedece a un nuevo estilo de silos adoptado en esa década y que abandonaba el llamado estilo regionalista por el el estilo arquitectónico internacional (International Style). Se opta por diseños menos recargados que los usados anteriormente basándose en dos premisas, eran más baratos de construir y permitía alcanzar plenamente la relación forma-función. Así este nuevo estilo usas líneas más racionales y se implanta una gama cromática de blancos y grises, con huecos más estilizados y cubierta plana. El de Santa María obedece al llamado tipo D, el más habitual en España con casi 400 silos de este tipo construídos.
Las celdas de almacenamiento de sección cuadrangular se dividen en dos tipos, las laterales apoyadas sobre el terreno, y las centrales, de menor capacidad, bajo las cuales se sitúa un pasillo de maniobra. La torre está situada en el frontal del edificio, quedando diferenciada del cuerpo de celdas, tiene una altura aproximada de 28 metros. El material empleado en la construcción de celdas y muros es fábrica de ladrillo armado. La capacidad del silo es de 230 vagones y el presupuesto de construcción fue de 4.576.000 pesetas de la época.
Protección e índice geodésico
Un dato llamativo del esta singular estructura industrial es que no cuente con ningún tipo de protección urbanística dentro de las normas municipales de Santa María del Páramo, que si recogen sin embargo los depósitos elevados de agua o antiguas torres de transformadores eléctricos como parte de su patrimonio arquitectónico con algún grado de protección. Unas normas que fueron aprobadas en 2013.
Como curiosidad conocer que sobre lo más alto de la torre del silo, el 1 de mayo de 1991, el Instituto Geográfico Nacional instaló un vértice geodésico con el número 19421, situando la cota del vértice a 836,137 metros sobre el nivel del mar, y de coordenadas Geográficas: longitud: – 5° 45′ 00,4394“ y latitud: 42° 21′ 30,5073”. La especial protección que se otorga en el ordenamiento jurídico a los vértices geodésicos otorgan cierto grado de protección al edificio ya que la destrucción de una señal geodésica es un delito. Como dato curioso conocer que esa misma ley encarga a los alcaldes la custodia y cuidado de los vértices geodésicos de cada municipio.
En la actualidad el Gobierno se está deshaciendo de los silos de su uso o propiedad, al considerar que tienen un elevado coste de mantenimiento para no ser utilizados.