Recuerdo, nostalgia y rebeldía ante la amenaza para el 'Hullero'

Nuestras lágrimas no se confundirán con la lluvia, caerán sobre el polvo en una ciudad que no sabemos defender. Ocasionalmente llenamos sus calles con fulgurantes pendones, hasta vestimos nuestras galas ancestrales para mejor entonación (¡solaz!), pero no sabemos defendernos los ciudadanos legionenses, y menos aún los leoneses en toda su amplitud como pueblo, de cuanto nos ocurre y lo que nos amenaza (¡soledad!)... ¡Encerrados en un ente autonómico!

Para mejor comprensión hoy vamos con 'dos en uno' engrasando la memoria.

Prada, escritor, connotación zamorana, y el trenecillo

Hablo de Juan Manuel de Prada, quien no ha mucho dijo: “Castilla y León es un disparate absoluto”. La autonomía, naturalmente.

Desconocía hasta el momento de leer una breve entrevista que le hicieron en un medio leonés, que tuviera ascendencia leonesa. Vino a la Casona de San Feliz de Torío con un libro bajo el brazo, como su amigo Umbral, dispuesto a presentar: Mil ojos esconde la noche, un inquietante título, cuando menos.

Su robusta, cuando no ampulosa presencia, y más su palabra convincente, la recordaba de su presentación en un programa de cine, siempre con un muy jugoso coloquio posterior, en Intereconomía Televisión, y me sorprendía el título, Lágrimas en la lluvia, que me sonaba a algo así como diluir un sentimiento.

Veamos los recuerdos movilizados, en relación con San Feliz de Torío, y el tren que decíamos El Hullero, en mis años niños, cuando todo me parecía notoriamente sencillo y de la mano de mis hermanas mayores iba, en días de asueto a bordo de aquel tren, cuando sus vagones eran de madera, y el revisor, creo recordar avanzaba por el exterior de uno a otro caminando por un repisa agarrándose a un balaustre ad hoc. Un tren de marcha lenta, a veces renqueante, casi una aventura, al menos para mí…

Y luego…

El socialista leonés, conocido como Paco Raquetas, a quien cito así sin animosidad alguna, tan sólo por inercia repetitiva cariñosa, se empeñó en hacer del trenecillo, ya en cercanías otra cosa: ¡Un tranvía! Entonces yo me propuse que, una vez acabado, iría a recordar en los parajes de San Feliz, momentos de sencillas vivencias infantiles. ¡Vaya intención de adulto de más infantil ilusión interior!

Feve se ha quedado en la nada

Hoy, desde el entonces citado. Feve, el ferrocarril de vía estrecha, se ha ido quedando en la nada como casi todo en León. Gracias a quién: a los políticos que dicen administrarnos; y por supuesto con la anuencia votante de los ciudadanos. Vale que en la ciudad, por el centro, el tema TrenTram fuera un pelín desafortunado, siempre a considerar recorrido, pero nunca para ponerse a la greña municipal, puede que bien regada de necedad ideológica, en tanto se perdían dineros ya encarrilados, y nunca mejor dicho.

Y en el entretanto se esfumaran tiempos, escapándose también las beneficiosas propuestas, debidamente presupuestadas, para que su vías fueran a la Universidad, al Hospital, y a su estación en Padre Isla de siempre, amén de lo primordial, remozado, entroncar (hoy se suele decir vertebrar) a los pueblos aledaños de Tierra de León, y otros de siempre en su recorrido. ¡¡¡Algo irrenunciable!!!

Pero no, lo que tocaba era romperse la crisma política unos y otros, y perderlo todo. Como así fue. He ahí “otro disparate absoluto” y sin ayuda de la Junta autonómica, en este caso. ¿O sí?

Afirmó Prada no ser pesimista, “nada es inexorable”, esto en cuanto a lo autonómico que siempre consideró un disparate global , en cierto modo por la distribución aplicada, y que, por supuesto, en el caso de Castilla y León lo citaba como un disparate absoluto. Si bien, nada dijo al respecto, naturalmente, cuando le concedieron el Premio Castilla y León de las letras, “por su amplia obra”, y un largo mestizaje de cosas.

¡Tú también (Bruto) José Antonio…!

Voy por directo. El daño que nos hace, señor Díez, alcalde legionense, de momento considerando ya, en cierto modo, aceptable la clausura de las vías del Hullero, hasta su estación de siempre, que es equiparable a tragaderas imposibles de disfrazar de pragmatismo, son ¡daño y humillación insufribles!

Sinceramente creía que el alcalde de Legio, se sentía leonés, regía con cariño el consistorio capitalino, y participaba, “un poco”, del sentimiento leonesista (aun cuando no sea imprescindible), ya sea desde el ámbito político, o desde el más amplio movimiento social, pero siempre partiendo del ser leonés. ¿Me equivocaba?

¡Para nada el corredor verde, o jardines que hay que regar y atender! Lo que le ofrecen, desde el Gobierno, y se atreve a contemplar, es insufrible, suena a sumisión partidista de tijeretazo: ¡Leoneses caminad por la senda!, sin ver en ella equiparación alguna a la que buscan los elefantes cuando van a morir. Vamos de perdedores en todo señor Diez, no les ayude con “otro puñal” que nos desangre.

Si el gobierno recula, aunque sea por boca de Nicanor Sen, otro colaboracionista aunque se vista de seda, y, para calmar ánimos, nos diga que Feve, o 'Renfe Ancho Métrico', debe permanecer, ¡No bajemos la guardia leoneses!

Los vecinos están adaptándose a estar sin ferrocarril! He ahí, cuando menos, una extraña percepción Diez. Y como va de recuerdos, salvando las oportunas distancias, recordemos al gitano que se lamentaba de su burro:

Ahora que estaba aprendiendo a no come... ¡Va y se nuere!