¡Qué bonito, PSOE, qué bonito!

Leemos en ILEON la noticia de que el PSOE apuesta “por ahondar en la federalización de España” sin abrir el melón de nuevas autonomías. Es bien cierto que pierde el zorro el rabo antes que las costumbres. Lo malo del asunto es que ya empieza a estar muy vista la técnica y ser tan reiterativos ocasiona que se les vea el plumero. Hay que reconocerle a este partido notables habilidades pero han tenido mal envejecer y ya no aciertan a introducir innovaciones.

El PSOE pretende hacernos comulgar con ruedas de molino, y ciertamente le ha ido muy bien, pero ahora ya empieza a haber detractores que no vacilan en afearles tan indigna conducta. Sólo un breve recordatorio para ponernos en situación. Cuando León fue ingurgitado por Castilla por las gracias de UCD y PSOE, algún partido con sólida implantación en León como era el PCE, cometió el colosal error de oponerse a la autonomía leonesa cuando demandaba ese mismo status para otros territorios.

El PCE se subsumió en IU, después convaleció en Podemos y sus restos mortales fueron a parar a Sumar. Hoy IU es residual en León. Tuvo la posibilidad de haber ganado el voto popular como valedor de la causa leonesa, pero prefirió extinguirse antes que intentar sobrevivir con esa divisa. Hubiera sido su seguro de vida. Sea para este partido la tierra leve. Me pregunto qué opinaría al respecto su eximia figura, Julio Anguita. En fin, no es digno de compasión quien se empeña en auto inmolarse. De UCD poco se puede comentar, desapareció como desaparecen los proyectos efímeros. Fue provechoso para España pero perjudicial para León. Mereció su liquidación final.

UCD se acabó reconvirtiendo en un proyecto evanescente llamado CDS, pero el grueso de sus filas se pasó con armas y bagaje a AP (Alianza Popular) partido que acabaría convirtiéndose en el actual PP, partido lesivo como pocos para los intereses de León aunque, eso sí, recabando el apoyo de los leoneses, que nunca faltó en ese mundo quien traiga el palo con el que le han de medir las costillas a conciencia. Apellidos como Amilivia, Morano, Silván, Carrasco o ahora Muñoz, deberían ser sometidos al antiguo Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas (RAMINP) por obrar como agentes patógenos para la ciudadanía leonesa, aunque puedan aparentar lo contrario.

El rosario de partidos satélites que vinieron detrás, el monoteísta UPyD, el rutilante Ciudadanos, el mesiánico Podemos, el catastrofista Vox o el telepredicador Sumar, tampoco dieron respiro a una opción largamente alentada por León, aunque ese aliento no fuera recogido por la poca credibilidad despertada por los exánimes partidos de corte leonesista como UPL, PAL, PREPAL o los siempre exóticos Partido del Bierzo (PB) y Coalición por el Bierzo (CB), que amén de apartarse de la cuestión leonesa, aún no tienen claro que quieren ser de mayores. Así pues, parafraseando a García Márquez, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que León no tiene quien le escriba.

Pero el motivo de esta reflexión es el PSOE y su 'desaforada pasión' por el progreso de los leoneses. El mayoritario PSOE, que coincide con el mayoritario PP en su condición de partidos de gobierno, autoproclamada por ellos mismos –con toda modestia, por supuesto– conserva muy poco de sus principios fundacionales, allá por 1879. Primero dejó de ser republicano (soy un monárquico de corazón republicano, afirma Pedro Sánchez), después dejó de ser marxista (hay que ser socialistas antes que marxistas, enfatizó Felipe González), después perdió la O de partido obrero, sello de origen que ya es historia y por último dejó la S de socialista para ser socialdemócrata. Suerte que aún sigue conservando las siglas de partido y español.

El partido socialista se ha convertido en una agencia de colocación, principalmente para aquellos que pueden albergar dudas acerca de su capacitación para buscarse un horizonte laboral por sí mismos –otra coincidencia con el PP– a condición de cumplir a rajatabla con el primer mandamiento que preside toda su filosofía de trabajo: el que se mueve, no sale en la foto. Lo que es tanto como decir que hay que acatar las normas que imponga la superioridad, stablishment se le dice ahora que todo luce más dicho en inglés.

El PSOE jibariza las demandas leonesas

Si nos calamos el sombrero de intérpretes de la política a ras de suelo, el resultado podría ser el siguiente: el PSOE de León ha de someter sus iniciativas al dictamen del PSOE autonómico, es decir vallisoletano. Desde ahí, previo cribado, se elevan a Madrid aquellas que no cuestionen los designios de las vacas sagradas del partido, en tanto no caigan en desgracia, como sucedió con Ábalos. Por tal motivo las demandas de León se jibarizan a nivel del PSOE local y salen miniaturizadas desde la capital pucelana, con lo que al llegar a Madrid y pasar por el tamiz de la política nacional, nuestras aspiraciones se quedan en nada.

Pero si metemos el torno en el diente con caries y pasamos a interpretar la gramática parda de esta formación que aún conserva el nombre de PSOE, es fácil llegar a estas dos conclusiones. Primera: los militantes de los partidos de gobierno anteponen sus aspiraciones personales a las aspiraciones de sus votantes y por ende a las de su tierra. León es sólo un trampolín hacia puestos de más relevancia para Cendón y muchos de sus conmilitones leoneses. Segunda: en aquellos temas que resulten triviales para el stablishment como por ejemplo la presencia en INTUR (Feria Internacional del Turismo de Interior), el LEXIT municipal, etcétera, los cargos socialistas salen en tromba a defenderlos como si no hubiera mañana, pero todo es apariencia y querer quedar bien porque si han de abordarse temas comprometidos (el melón de la Autonomía Leonesa), los cargos socialistas se tornan autistas, niegan toda viabilidad con argumentos peregrinos –una coincidencia más con el PP– o practican la perpetua dilación, de la que son consumados maestros.

Y por eso la noticia del federalismo sin abrir el melón autonómico es otra treta que intenta sacar réditos electorales sin arriesgar nada, porque ya no les quedan más conejos que sacar de la chistera e intentar salvar los muebles ante el descrédito creciente del PSOE. Se trata de un buen banderín de enganche para incautos que nunca escarmientan aunque los timen indefinidamente. Lo paradójico es que después los primos se enojan y se sienten defraudados, pero reinciden una y otra vez con su voto aún a sabiendas de que volverán a resultar engañados.

El corolario es que el crédito que se concede a los partidos de gobierno, en lo que a la Autonomía Leonesa se refiere, es una graciosa concesión de fanáticos a piñón fijo, indigentes intelectuales, contentadizos baratos y oportunistas sin escrúpulos que esperan acabar haciendo caja. Antes criarán las ranas pelo que estos partidos muevan un solo dedo por la prosperidad de León. Va en su ADN.