ð Viene de la trigésimosegunda parte
La preparación previa para empezar el Camino de Santiagoes fundamental. Estos son algunos consejos para empezar con la forma adecuada a nuestra aventura:
Durante los meses previos deberemos caminar cada vez distancias más largas para ir entrenando nuestro cuerpo. Además es bueno hacer ejercicios de gimnasia diaria para tonificar el cuerpo y dar elasticidad a los músculos de las piernas, espalda y cuello.
Elaborar un plan de etapas sensato, calculando que lo normal será hacer entre 20 y 30 kilómetros diarios si vamos a pie, o entre 60 y 200 si lo hacemos en bici.
Estar atentos día a día a la climatología para vestirnos de forma adecuada según sea esta. Mucho cuidado con el sol intenso o con la lluvia.
Tampoco está de mas acudir al fisioterapeuta para una buena puesta a punto antes de iniciar el Camino.
A la hora de entrenar debemos comenzar con paseos cortos e ir aumentando las distancias progresivamente. Mejor hacerlo en zonas de monte cercanas a nuestro lugar de origen para ir acostumbrándonos a las subidas y bajadas constantes que nos encontraremos en la ruta a Santiago.
En las últimas semanas es recomendable salir con la mochila cargada para acostumbrar a nuestra espalda y hombros al peso que llevaremos. No tiene nada que ver caminar sin mochila que hacerlo con ella, nos daremos cuenta enseguida y debemos prepararnos para ello. La mochila deberá de estar perfectamente adaptada al contorno de la espalda, evitando demasiada holgura o compresión. El peso debe ir sobre el eje del cuerpo.
Una vez iniciado el Camino debemos ir creciendo físicamente de forma progresiva. Nuestro propio cuerpo nos indicará lo que podemos o no podemos avanzar. Es increíble cómo vamos adquiriendo un tremendo vigor físico a medida que avanzan las etapas.
Técnicas para caminar
Es muy aconsejable, casi prioritario, realizar estiramientos antes y después de cada etapa. Primero con los gemelos, colocando las manos contra la pared y apoyando paulatinamente toda la planta de los pies hasta notar una cierta tensión detrás de las rodillas. Y siguiendo con los cuádriceps, en la parte anterior del muslo, y los isquiotibiales en la posterior. Después comenzaremos a caminar con paso suave y rítmico hasta que el cuerpo se caliente. Al rato ya comenzaremos con nuestro ritmo habitual, con una marcha regular y continua.
- Hacer paradas para descansar cada hora o cada hora y media:. Nuestro cuerpo lo agradecerá y también será una buena oportunidad para disfrutar de los paisajes que nos ofrece el camino.
- Mantener siempre un paso que nos resulte cómodo: al final debemos caminar como quién respira, sin apenas darnos cuenta. Y siempre a nuestro ritmo. Hay una ley no escrita entre los peregrinos que es la de no cambiar nuestra cadencia de pasos aún cuando nuestros compañeros lleven otro.
- En terreno llano con pasos ni demasiado largos ni demasiado cortos; en las subidas con pasos más cortos y apoyando el pie con la totalidad de la planta en el suelo, para evitar sobrecargar determinadas zonas. En las bajadas y con pasos largos y rápidos, clavando bien los talones. Es muy importante ver donde pisamos, un único mal paso nos puede arruinar la aventura y obligarnos a retirarnos.
- Usemos los bastones, especialmente en las subidas y bajadas nos serán de gran ayuda.
En definitiva, todo cuenta para evitar problemas físicos. Además del entrenamiento, los estiramientos y los cuidados al andar, debemos ir siempre con calzado, calcetines, indumentaria y mochila adecuados para el peregrinaje. Deberemos alimentarnos e hidratarnos correctamente, cuidar de nuestros pies y tener un descanso adecuado por las noches.
Y si el cuerpo nos dice basta en algún momento, además de la posibilidad de parar algún día para darle descanso, debemos de saber que en el Camino de Santiago abundan los centros de fisioterapia y de masajes. En los tableros de anuncios de muchos albergues es fácil encontrar anuncios de fisioterapeutas o masajistas diplomados. No suelen ser muy caros y una sesión con ellos será una delicia para nuestro cuerpo, además de evitarnos posibles sobrecargas o contracturas. No hay nada como hacerse un buen chequeo con un profesional para ponernos a punto.
ð Sigue en la trigésimocuarta parte