Todo es factible de ser soterrado

19 de febrero de 2023 19:00 h

Sí. Tras el escueto título, será bueno colocar: Imposible no hay nada. Nosotros los legionenses, lo tenemos a la vista, valga la expresión que parece una contradicción no siendo tal, los años transcurridos, hasta componer siglos que son historia, nos han ocultado el pasado que hemos de interpretar ante hechos narrados, escritos y muestras arqueológicas de lo que, o se destruyó de mala manera, o ha sido escondido cubierto con distintos materiales.

Un gran coliseo, divertimento de los legionarios, es una muestra y no sencilla, de lo hallado en el subsuelo en lo que fue recinto romano, amurallado o fortificado, contrastable en Cascalerías; así como los principia en San Pelayo. Ya aledaños, los restos encontrados de poblamiento civil en la proximidad de Puente del Castro, dan vigor a mis palabras que no buscan hoy con ello más que refuerzo, o proceder expositivo, ser aplicables a lo que sigue.    

Cuando ahora hable de la alcaldesa de San Andrés, sepa Camino en persona, que no va por ella como tal, ni tampoco como política socialista, es dado el cargo político de regidora de San Andrés y el grave problema del ferrocarril y el soterramiento que está afrontando de forma extraña, quizás con trágala partidista, por lo que me obliga a citarla al hablar del tema. 

Lo que ayer soltó en la prensa, local cuando menos, sobre soterramientos, lo encajo como un querer que pasemos todos los usuarios por un aro, que el “domador” ADIF nos coloca con destreza en imágenes virtuales, que es un... ¡¡¡Pasar por el aro!!! Si fue lectora de mis tribunas de opinión, en cada ocasión, medio y momento, con respecto a las vías que siempre califique de dogal férreo, pues dividían a los legionenses (mi caballo de batalla) y a los trepalienses, aunque de éstos me ocupara poco, lo hacía con la pretensión de que cuando encaráramos el primer lustro del 2000, lo hiciéramos sin sobresaltos, esto es, con los raíles soterrados, o en fase de ello.  

Entraría también en liza UPL, con una solución para el soterramiento, el llamado plan 2002, en corto, pero en verdad era: León 2002 Oeste. En el que, sobre las cobijadas vías, se ejecutaría la Gran Ronda del País Leonés que a Trobajo afectaba. Esto, en aquellos tiempos de la primera década opresora sobre León y región de la impuesta autonomía con unas provincias castellanas, a la que nos revelábamos con el grito “León sin Castilla”. ¡¡¡Y sonaba contundente!!!

Por entonces me dirigía en letra impresa al corregidor Morano, y sobre todo al que, creyendo entender su proceder, me permitía llamarlo súperconcejal de urbanismo, Cecilio Vallejo. Por entonces el paso a nivel del Crucero era un tormento intolerable. Como todo se retrasaba, y como siempre los leoneses teníamos que estar a la cola de las soluciones, Ministerio, Renfe, Ayuntamiento de Legio, y más tarde la Junta autonómica, marcarían soluciones para éste, el paso a nivel, más o menos ingeniosas, tratando de no ejecutar la mayor y definitiva: un perfecto soterramiento. 

Dentro de estas peregrinas ideas, está el intento fracasado (afortunadamente, por lo descabellado) de paso bajo las vías, en el Crucero, no sin tormento vecinal de aguas, barros y cortes, que pronto exigió freno y marcha atrás. Años después Zapatero, con el grado de canalización y corto en longitud, “consiguió una solución intermedia”, que supondría problemas para San Andrés, y en Legio derrumbe de los grandes proyectos que se habían hecho. De aquellos barros estos lodos. 

Al urbanista Vallejo, más técnico que político, lo apartaron del partido conservador de mala manera; sin pizca de agradecimiento… político, tanto es así que entendí que a aquel personaje que “me había procurado” controversia con sus soluciones, y no sólo por causa del paso a nivel, debía dedicarle unas letras a modo de despedida y repaso. Y la hice, y se publicó en enero de 2006. En ella me preguntaba que hacía un socialista in pectore, como yo, marcándose un adiós sincero y sencillo al exconcejal. 

Retomando el hilo de hoy, diré que me ha llamado la atención la comprensión con lo que la alcaldesa de San Andrés ha acogido la idea ministerial de no acometer el soterramiento, “por ahora”, y el plan trazado por Adif, pero aún más lo que de su cosecha ha añadido “que a futuro se verá”. Mi opinión: ¡Cuán largo me lo fiáis!  

Los inconvenientes que las soluciones, como el gran caballón de hormigón tierra y plantas proyectado, que continuará de barrera, o supondrá división territorial como si de las propias vías se tratara, más el gran vado, bajo las vías, que puede hasta librarse de los “acuíferos que citan” pero no de las aguas que en plan avenida puedan llegar y embalsar, no supondrán una buena tarjeta de visita para su presentación electoral próxima. Los tiempos de proyecto y ejecución se aligeran cuando hay voluntad firme. Véase como en este crucial momento, Adif se está empleando a fondo, día y noche, en la Variante. Que no nos engañen con el espantajo de “los diez años” sin servicio… 

ADIF y Renfe, ahora también en las vías de ancho métrico, se muestran como un dueto proclive al fracaso. Ni saben medir, ni sus cálculos son fiables. ¿Qué falla, la dotación de personal técnicamente cualificado o ésta es fruto de la  injerencia política?  De ahí que cuanto están alegando, en el tema San Andrés,  no puede ser creíble.    

Sepa la alcaldesa, que si las urnas la apartan del cargo, lo que no va en plan oráculo, sino en condicional estricto, si la fallan los suyos, puede que también elabore algo pertinente, nunca hiriente, con la contundencia que suele prestar la sencillez de la verdad escueta.